Un experto en longevidad reveló cuál es el alimento que puede ayudar a vivir cuatro años más​

Un reciente estudio sobre las zonas del mundo con mayor concentración de personas centenarias reveló la importancia de un alimento olvidado para la longevidad. Esta investigación fue realizada por el periodista de National Geographic, Dan Buettner, quien, tras años estudiando las regiones como Cerdeña, Okinawa, y Nicoya, identificó un denominador común en la dieta de sus habitantes: las tres mantenían una alimentación rica en legumbres y productos de origen vegetal.

A su vez, el periodista descubrió que las llamadas “zonas azules” comparten hábitos de vida que influyen directamente en su longevidad. Entre ellos, la dieta se destaca como un factor clave, dado que entre el 90% y el 100% de la alimentación se basa en cereales integrales, vegetales, frutos secos y legumbres. Según Buettner, comer una taza de legumbres al día podría aumentar la esperanza de vida hasta cuatro años.

“Los cinco pilares de la dieta de la longevidad en el mundo son cereales integrales, vegetales, tubérculos, como el boniato, frutos secos y legumbres. No en vano, si comes una taza de legumbres al día, eso probablemente aumentará tu esperanza de vida unos cuatro años”, indicó el especialista.

Sin embargo, no solo es la alimentación lo que define la longevidad. Buettner apunta que estas comunidades siguen estilos de vida activos, beben principalmente agua (hasta seis vasos al día), consumen carne solo ocasionalmente y mantienen vínculos sociales fuertes que les brindan sentido a sus vidas.

Además de los aspectos dietéticos y sociales, la longevidad en las zonas azules también está influenciada por otros factores como el control del estrés y el descanso adecuado. En estas comunidades, las personas tienen rutinas diarias que incluyen momentos de relajación, como siestas o pausas para desconectar del trabajo.

Esta capacidad de gestionar el estrés, junto con una alimentación equilibrada y un estilo de vida activo, contribuye significativamente a su bienestar y longevidad. Buettner resalta que estos pequeños hábitos, cuando se practican de manera constante, tienen un impacto profundo en la calidad y duración de la vida.

Por otra parte, las personas de las regiones azules viven el día a día sin pensar en su muerte. Toda la comunidad busca promover entornos en los que los niños y jóvenes aprendan a tomar decisiones saludables durante su crecimiento. “Esa es realmente la clave: crear un entorno que haga que la elección saludable no solo sea la elección fácil, sino también la elección inevitable”, remarcó el investigador.

Para quienes buscan aumentar su esperanza de vida, adoptar hábitos alimenticios centrados en alimentos integrales y mantener una vida social activa y alejada de situaciones de estrés podrían ser las claves.

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