La CGT se reúne hoy y busca consensuar un nuevo plan de lucha contra el Gobierno​

En medio de tensiones internas y versiones de una ruptura, la CGT se volverá a reunir esta tarde con el objetivo de explorar un consenso para avanzar con el plan de lucha contra el Gobierno. El encuentro sindical se concreta después de tres semanas de postergaciones a la espera del desenlace de la Ley Bases y tras el faltazo de la cúpula cegetista a la convocatoria que hizo Javier Milei a Tucumán para suscribir el Acta de Mayo.

Aciertos, contradicciones y ausencias

Las preocupaciones sindicales urgentes son la caída del empleo, la recomposición salarial y el regreso de la cuarta categoría del impuesto a las ganancias, que afectaría en los primeros meses a casi un millón de asalariados. Por Ganancias, no habría una presentación judicial corporativa de la CGT, pero sí de algunos gremios o de algún trabajador de manera autónoma. El objetivo es dejar sin efecto el tributo con el argumento de que la ley “no fue votada por las dos cámaras del Congreso”, lo que consideran “inconstitucional”. Empujan la judicialización desde los gremios del transporte hasta el de bancarios, con Pablo Moyano y Sergio Palazzo al frente de la demanda.

En el encuentro sindical, pactado para las 15 en la sede del gremio estatal de UPCN, se descuenta la participación del triunvirato de mando que integran Héctor Daer, Moyano y Carlos Acuña, pero además la presencia de por lo menos un referente de las diferentes tribus que forman parte hoy de la central obrera. Es probable que persistan los cortocircuitos que se dieron durante la Ley Bases, cuando un sector más duro decidió movilizar militantes a la calle con la izquierda y otro aceptó negociar la quita de artículos con los diputados oficialistas y de la oposición dialoguista. Según fuentes inobjetables de los diversos sectores en pugna que fueron consultadas por LA NACION, la intención es hoy forzar una tregua entre “los Gordos” e “independientes” con el sector que comulga con el kirchnerismo para continuar con el plan de lucha lanzado a fines de diciembre pasado, cuando Milei intentó avanzar con una reforma laboral por decreto que está aún pendiente de una resolución de la Corte Suprema de Justicia.

“El conflicto es inevitable si la recesión se mantiene”, coincidieron dos dirigentes de la mesa chica de la CGT. Puertas adentro de la central obrera, se impone por ahora un posicionamiento prudente y cauteloso después de haber activado ya dos paros generales (24 de enero y 9 de mayo) contra Milei. Quienes no están dispuestos a acelerar el choque argumentan que el Gobierno dinamizó la homologación de las paritarias y que hay que darle aire tras la aprobación de la Ley Bases.

En la vereda de enfrente están los más combativos, que pretenden incluso plantear la posibilidad de una nueva huelga, que hasta podría ser de 36 horas. Hay otra idea en gateras, aún por debatir: programar una semana de protestas sectoriales, como hacen los gremios en Europa. Con moderados y duros, da la sensación de que la CGT ya tomó la decisión de mostrarse con la guardia en alto y dejar latente una nueva medida de fuerza entre el corto y mediano plazo. Hoy podría haber una señal tras la reunión en UPCN.

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