Independiente: a 40 años de su última Copa Libertadores, volvió a jugar muy mal y perder, alimentando aún más la interminable nostalgia
En el día que se cumplían 40 años de la obtención de su séptima y última Copa Libertadores, Independiente volvió a demostrar que, futbolísticamente hablando, está a mucha mayor distancia que cuatro décadas, casi se diría que a años luz, de aquellos tiempos de glorias y conquistas. De aquel lujoso equipo que comandaban Ricardo Bochini, Claudio Marangoni y Jorge Burruchaga sólo queda la nostalgia; la actualidad, ese día a día que tortura a sus hinchas, se empeña en exponer penurias jornada tras jornada.
Esta vez ocurrió en Mendoza, una plaza especialmente hostil para el Rojo y en la que alcanzan los dedos de una mano para contar sus victorias. Su homónimo Independiente-Rivadavia lo derrotó 1 a 0 y al decadente Rey de Copas no le caben atenuantes ni excusas. Juega mal, muy mal, y pierde, o cuanto menos, no gana (dos derrotas y un empate desde que se reanudó el torneo).
Mientras mira con desesperación el calendario para calcular cuándo podrá tener a su disposición las cuatro incorporaciones llegadas hasta ahora -los centrales Kevin Lomónaco y Marco Pellegrino, y los laterales Federico Vera y Felipe Loyola- más alguna otra que pueda caer, Julio Vaccari busca el fondo de la olla algo para llevarse a la boca y sólo encuentra aire.
Volvió a ser muy pobre lo del conjunto de Avellaneda. Sorprendió el técnico dejando en el banco a Gabriel Ávalos después de bancarlo y elogiarlo tres días antes. Más aún si el rival juega con tres centrales altos y fuertes (Iván Villalba y Bruno Bianchi miden 1,84 metros; Tomás Palacios, 1,95). Sin embargo, eligió crear el juego ausente y armar sociedades con los veloces y por abajo, pero el resultado fue igual de deficiente.
El Rojo probó la fórmula durante 20 minutos, aunque sin éxito, porque sólo algunas carreras esporádicas de Santiago Hidalgo encendían las alarmas en el fondo local. Pero en ese instante, y a partir de un córner a favor y dos centros muy mal lanzados por Álex Luna, el arquero Ezequiel Centurión sacó rápido para Ezequiel Ham, quien percibió la diagonal de derecha al centro de Sebastián Villa y le mandó una cortada precisa con el exterior del pie derecho, no achicó Santiago Salle para dejarlo en offside, y el colombiano -que ya había tenido detalles de un nivel superior al resto- corrió más de 100 metros y definió ante la salida de Rodrigo Rey.
La desventaja enterró el atisbo de funcionamiento que había asomado en la visita. Tampoco encendió alguna otra alternativa. Desde ahí y hasta el cierre, Independiente fue un náufrago sin brújula ni timón. No ganó ni un uno contra uno Santiago López; no encontró nunca su sitio Luna (y además, estuvo peleado con la pelota); se lo vio incómodo a Alexis Canelo como 9; no pesó en ataque Santiago Salle; y ni siquiera mantuvieron su habitual regularidad en los pases David Martínez e Iván Marcone.
La consecuencia fue que Centurión apenas tuvo que tapar un disparo de Diego Tarzia con cierto peligro cerca del final. Antes y después, la única acción con cuatro toques certeros del Rojo finalizó en gol de Canelo justo antes del descanso, pero estaba un pie adelantado.
Con un adversario tan desorientado enfrente, la Lepra no necesitó hacer nada maravilloso para gobernar el partido a placer. El equipo de Martín Cicotello se respaldó en una línea de 5 que no cometió errores, apretó a los volantes rivales en el medio y esperó que alguna otra contra le permitiera lastimar. Anduvo cerca en el primer tiempo a través de un remate mordido de Tobías Ostchega y un cabezazo desviado de Villalba; pudo ser a los 39 del segundo, pero Rey le negó el festejo a Mauricio Asenjo.
Los dirigentes de Independiente aseguran que los pagos para saldar las inhibiciones que impiden sumar a los nuevos fichajes se realizarán en la semana. Ignoran si darán los tiempos para que la FIFA los habilite antes de la próxima fecha. El sábado ante San Lorenzo, el Rojo abre una ventana compleja (después llegarán Estudiantes, Rosario Central y Racing). Será en el Bochini, ese nombre que homenajea al crack que levantó la séptima Libertadores hace justo cuatro décadas, y que vista la pobreza actual hace caer una inevitable lágrima en la memoria del hincha.
Cayó en Mendoza ante Independiente Rivadavia por 1-0, por la Liga Profesional; Sebastián Villa, autor del gol Fútbol
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