Fanática de las rosas, empezó con tres plantas y ya tiene unos 700 rosales en su chacra de Zárate
Connie Moreno Quintana es paisajista y una declarada amante de las rosas. En su jardín de dos hectáreas en Zárate tiene más de 700 rosales. Aunque tiene sus preferidas, encuentra en todas un disfrute visual y sensorial que entusiasma. Con ganas de compartir sus conocimientos y aprendizajes sobre las rosas, va a estar presente en las charlas de Jardín Fest 2024, que se realizará del 24 al 27 de octubre.
¿Cuándo y cómo descubriste las rosas?
En noviembre de 2007 terminamos nuestra casa en El Aduar y junto con mi familia visitamos La Campiña de Mónica y César, en San Pedro. Compré mis primeros tres rosales, todos híbridos de té. Ese invierno conocí a Cristel Vidal, “la reina de las rosas”, una gran mujer que me envolvió en el mundo de las rosas. Volví con 21 rosales ingleses y así comenzó este viaje de ida. Al invierno siguiente conseguí 50 más, comencé a reproducirlas por esqueje; al invierno siguiente, otras 50, y ya no pude parar. Y sigo sin parar.
¿Cómo es el cuidado?
Las rosas nos dan nueve meses de floración, perfumes y belleza. Comienzan a florecer en octubre y dejan de hacerlo cuando las podamos para rejuvenecerlas. ¿Qué planta conocen que tenga un período tan largo de floración? Ninguna. Entonces cualquier esfuerzo que haga para tenerlas sanas y nutridas es nada comparado con lo que ellas me dan. Hay días de mucho trabajo, en invierno, por ejemplo, pero son más los días de disfrute visual y sensorial. Es muy importante prepararlas para una excelente floración, rejuveneciéndolas con la poda en el invierno, aportándoles un excelente sustrato para que sus raíces se alimenten y nutran correctamente y cuidando el riego en épocas de seca.
En mi caso, al riego lo hago por manto o inundación, colocando la manguera en el suelo durante una hora, cada 7 a 10 días en verano, y en invierno con muy poca agua. Solo tengo riego por goteo en los alambrados perimetrales. También es importante proteger el suelo con mulch. Uso pinocha que rescato de algún bosque de pinos y casuarinas que tengo dentro del barrio.
¿Qué es lo que más te gusta hacer?
Me encanta podar las rosas trepadoras que tengo en las distintas estructuras; son un desafío porque el éxito no solo depende de la poda sino de cómo las ato para lograr esa excelente floración. En el tanque de agua tengo cuatro trepadoras ‘Pierre de Ronsard’ que adoro: podarlas es fascinante y atarlas, un placer, pensando cómo van a explotar en primavera. También disfruto cortar flores en todo momento para armar ramos y regalar. En mi auto siempre viaja un balde lleno de rosas para dejar en la casa de alguna amiga o en mi edificio.
¿Cuál es tu variedad preferida? ¿Por qué?
La rosa ‘Leda’. La vi por primera vez hace unos años en una exposición de rosas en Punta del Este, Uruguay, y fue amor a primera vista. Su perfume, su forma, su color blanco con bordes color bordó o azulados, la cantidad de pétalos que tiene y su botón floral hacen de ella la rosa más exquisita, una espectacular rosa Damascena. Me costó obtenerla porque cada vez que creía haberla conseguido y esperaba que floreciera, resultaba ser ‘Pink Leda’, que también es divina pero no es lo mismo. Otra que me fascina es una rosa antigua llamada ‘Variegata di Bologna’, una rosa Bourbon, italiana, que florece solamente durante un mes, de flores chicas en color rosado con estrías coloradas y riquísimo perfume.
¿Cuál es la más difícil? ¿Por qué?
Podría decir que una rosa es difícil porque no se consigue en viveros o porque reproducirla pueda llevarme varios intentos. Creo que todas las rosas que quise reproducir por esqueje, logré multiplicarlas. Hay una rosa que me reproducirla por esqueje. Una rosa muy atractiva –tanto en perfume, forma y color de su flor–, que lleva el nombre de una paisajista, jardinera y rosicultora argentina, ‘Valentina Casucci’ a quien quise mucho.
¿Cuántas variedades tenés en tu colección?
Tengo alrededor de 700 rosales entre canteros, cercos, alambrados y en estructuras. Variedades no sé. Generalmente las agrupo de a 3 o 5 y solo a las rosas antiguas las pongo de a una porque son arbustos bien grandes e ideales para lucirlos solos o en un alambrado. Tengo algunas rosas antiguas en los canteros, las que manejo con poda por su porte, y combinadas con rosas modernas, muchas de ellas inglesas, algunas floribundas y unas pocas híbridas de té.
“El mejor consejo es: la observación. Y que se animen a cultivar rosas por su belleza, sus exquisitos perfumes, las variadas formas de sus flores y sus colores, que alegran todos los jardines.”
Hace 17 años compró sus primeros tres rosales a Mónica y César en La Campiña. Hoy ya cuenta con 700 rosales, un viverito propio y es una verdadera experta en estas flores Revista Jardín
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