Expansión internacional: de Taringa a los beneficios para empresas​

Con apenas unos meses de diferencia, en 2019 Matías Botbol decidió irse a vivir a Estados Unidos y vender Taringa!, la empresa que había fundado con su hermano y un amigo y que se había convertido en la mayor red social nacida en el mundo hispanoparlante. “Fueron unos meses muy intensos. Solo me faltó divorciarme”, bromea el emprendedor en la presentación porteña de los planes de expansión de su último proyecto: una plataforma de beneficios para empleados (y fidelización de talentos) que opera en una decena de países de la región y ahora prepara su incursión más allá de América Latina.

Botbol es una de los tres socios de Maslow, una firma de origen 100% argentino, pero que nació con una vocación internacional y de hecho el único de los tres fundadores que vive en Buenos Aires es Diego Boryszanski (que venía de crear y vender la plataforma de e-commerce Fuljaus). El exTaringa está radicado en Austin, Texas, desde hace cinco años y Ricardo Migoya (sin ningún vínculo familiar con el fundador de Globant), la tercera pata de la firma, está asentado en México desde hace muchos años.

Beneficios para empleados: hay vida más allá de la caja navideña y el gimnasio

Botbol y Boryszanski definen a Maslow como una plataforma que permite a las empresas ofrecer una gama de beneficios personalizados que se ajustan a las necesidades y preferencias individuales de los empleados. La firma nació formalmente en abril de 2022, aunque recién estuvo operativa a fines de ese año. Hoy es un proyecto rentable que proyecta cerrar el año con una facturación de US$6 millones, ofreciendo lo que sus socios definen como una innovación dentro del rubro de los paquetes de beneficios que le dan las empresas a sus propios empleados.

“La idea de lanzar la empresa surgió porque vimos una oportunidad en un mercado que seguía operando con las mismas propuestas desde hace años. Cuando hablamos con los directores de recursos humanos de grandes empresas nos contaban que apenas el 30% de los empleados utilizaban los beneficios que les daban sus empresas y nos dimos cuenta que había mucho terreno para crecer, principalmente ofreciendo propuestas más personalizadas”, precisó Boryszanski.

Vocación global

En la actualidad, la plataforma es utilizada por más de 10.000 usuarios y cuenta con más de 5000 beneficios en toda la región, con una lista de clientes que incluye multinacionales como Unilever, Manpower y TikTok y jugadores regionales como la cadena mexicana de cine Cinepolis.

“De entrada, pensamos el proyecto para el mercado mexicano por una cuestión de tamaño del mercado y después de lanzar la empresa en ese país, recién decidimos abrir en la Argentina”, explicó Botbol, que asegura que el camino está recorriendo no es muy diferente al que hicieron otros emprendedores argentinos. “Nuestro país sigue siendo muy fuerte en tecnología, y esto no es algo nuevo, pero lo que cambió en los últimos años es que los emprendedores son menos localistas y desde un primer momento piensan el proyecto mirando a la región”, aseguró.

El lanzamiento de la compañía fue acompañado por la búsqueda de inversores. El primero en sumarse al proyecto fue el fondo argentino Newtopia y hoy la lista de inversores también incluye al empresario Leandro Sigman, que dirige los negocios farmacéuticos de la familia Sigman desde Madrid. “Con Leandro, queremos lanzar la empresa en España y otro mercado al que queremos llegar es Estados Unidos, con una propuesta más centrada en los planes de lealtad y recompensas que las compañías le pueden ofrecer a sus clientes”, señaló Botbol.

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Antecedentes

A la hora de crecer con Maslow, Botbol cuenta con el antecedente de Taringa!. La comunidad nació en la Argentina en junio de 2004 de la mano de Fernando Sanz, quien dos años después vendió la empresa los hermanos Matías y Hernán Botbol y su socio y amigo Alberto Nakayama.

De la mano de los nuevos dueños, la plataforma se convirtió en una de las comunidades online más grandes en idioma español, con más de 75 millones de abonados. En Taring los usuarios, conocidos como ‘taringueros’, compartían historias personales, memes, reseñas, noticias y tutoriales, bajo lo que sus responsables han llamado “inteligencia colectiva”.

El crecimiento del proyecto, sin embargo, fue acompañado por la multiplicación de los juicios por la violación de los derechos de copyright del material que subían los usuarios.

En 2019 los Botbol y Nakayama le vendieron Taringa a IOV Labs, una empresa de ‘blockchain’ que la adquirió con el objetivo de iniciar una nueva etapa en la que avanzaría hasta la web3, propiciando la monetización con criptomonedas. El proyecto finalmente no prosperó y en marzo de este año, los nuevos dueños anunciaron el cierre de Taringa!.

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