Crece la estafa con los pasajes aéreos: avanza la investigación, se suman víctimas y el fraude superaría los US$700.000

Mientras crece el escándalo y se multiplican los testimonios de pasajeros que quedaron varados y con pérdidas millonarias, la Justicia porteña intenta desentrañar el origen de una estafa que ya suma cientos de damnificados. En el centro de la investigación aparece Karina María Alvarado Ríos, alias Karyna, una mujer ecuatoriana de 55 años, señalada como la presunta responsable de un fraude que superaría los US$700.000 y del que habrían participado otras personas que conoció a través del colegio privado al que iban sus hijos en el barrio de Recoleta.
La causa, que se encuentra bajo el expediente N° 36862/2025, está radicada en el Juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional N° 57, con la intervención de la Fiscalía Nacional en lo Criminal y Correccional N° 58, según confirmaron fuentes oficiales a LA NACION. El proceso judicial, aunque en etapa inicial, ya evidencia la magnitud del fraude y la cantidad de damnificados que comienzan a crecer día tras día.
La denuncia inicial, presentada hace apenas unas semanas, fue el puntapié para que otras víctimas se animaran a dar testimonio. Hasta el momento, se han sumado al menos 50 nuevas denuncias formales en el expediente, la mayoría presentadas a través de correos electrónicos dirigidos a la fiscalía, en las que se describen maniobras similares y montos significativos de dinero perdidos. La fiscalía analiza cada caso con el objetivo de determinar la mecánica exacta de la estafa y el grado de responsabilidad de los implicados.
Luego de recibir los mails, los empleados de la fiscalía, a cargo de Jorge Fernández, contactan telefónicamente a las víctimas para que ratifiquen la denuncia y, si pueden, aporten documentación, audios o mensajes con la acusada.
En paralelo, un grupo de damnificados trabaja en la conformación de una demanda colectiva, con el propósito de lograr que la Justicia embargue bienes o cuentas vinculadas a los responsables y, de ese modo, recuperar al menos una parte del dinero perdido. Sin embargo, especialistas advierten que este tipo de procesos suelen ser largos y complejos, en particular cuando las maniobras fraudulentas involucran redes de intermediarios o fondos que han sido rápidamente transferidos.
La investigación se encuentra en una fase preliminar y de recolección de pruebas. Aunque es feria judicial por las vacaciones de invierno, en la fiscalía de Fernández el trabajo es frenético entre la recepción de las denuncias y el análisis de la documentación respaldatoria, tal como capturas de pantalla de transferencias y comprobantes de giros a cuentas a nombre de Karyna o de sus allegados.
Esta etapa resulta clave para determinar el volumen real de la estafa, el modus operandi y, sobre todo, identificar a cada persona que formó parte de la maniobra ilícita.
E., uno de los afectados que quedó atrapado en medio de esta estafa, contó su experiencia a LA NACION. El mismo día en que debía emprender su viaje, se encontró con la peor de las sorpresas. Karyna, la mujer en la que había confiado para conseguir sus pasajes, le dijo a último momento que comprara por su cuenta el boleto de ida con la promesa de que ella se encargaría de gestionar el pasaje de regreso.
“Me di cuenta de que los pasajes eran falsos el mismo día que tenía que viajar, el 17 de julio. Karyna me avisó al mediodía que no podía emitir ninguno de los vuelos programados para julio. Me dijo que solo garantizaba la vuelta. Mi regreso estaba previsto para el 3 de agosto, pero nunca cumplió su promesa”, relató la víctima, quien asegura haber conocido a Karyna por recomendación de un amigo suyo.
E., preocupado y desconfiando de la situación, intentó comunicarse con insistencia a través de WhatsApp. Los mensajes se multiplicaron durante horas, pero solo obtuvo una serie de excusas vagas y contradictorias, y luego hubo silencio absoluto. “Nos decía que los pasajes se emitían 48 horas antes porque eran especiales, pero dos días antes no nos había enviado nada. Con 24 horas de anticipación, tampoco. Ahí ya supe que algo estaba muy mal”, explicó.
A diferencia de otras víctimas que quedaron literalmente varadas en aeropuertos, E. logró llegar a destino, aunque con un costo emocional y económico devastador. “Sentí impotencia y bronca. Pero en ese momento todavía pensaba que quizás había alguna buena intención detrás y que se podría solucionar. Todavía no se había hecho pública toda la situación con Karyna. Como nunca me envió los pasajes, tuve que a último momento encargarme de todo. No tuve que pedir ayuda económica, aunque sí me vi muy afectado económicamente. Sentís que tu plan de viaje, algo que organizaste con ilusión, se derrumba en cuestión de horas”, indicó en diálogo con este medio.
El hombre explicó a LA NACION que, ante la falta de respuestas, no tuvo otra opción que volver a comprar los pasajes de ida, de un día para el otro y a precios exorbitantes. “En total, la pérdida económica ascendió a unos US$15.500. Esto incluye los US$3000 que pagué inicialmente y que no creo recuperar, los US$6000 de los pasajes de ida comprados de urgencia, y otros US$6500 de los pasajes de vuelta que también tuve que costear. Además de los pasajes, tuve que afrontar gastos imprevistos en la modificación de reservas de hotel, lo que implicó una pérdida adicional de alrededor US$1000, ya que algunas reservas no pudieron ser modificadas sin costo”, lamentó.
Además del duro golpe económico, el impacto emocional de verse en un país extranjero sin certezas sobre el regreso fue devastador para E. “No tuve que buscar alojamiento de urgencia, pero sí me vi obligado a modificar el itinerario que ya tenía organizadas, y algunas no aceptaron cambios, por lo que terminé perdiendo también ese dinero”, relató con evidente frustración.
La situación, explicó, fue un mazazo a la tranquilidad y la previsibilidad que toda persona busca al planificar un viaje. “Uno quiere viajar con todo resuelto, con fechas claras y seguridad, pero ocurrió exactamente lo contrario. Fue como estar a la deriva, atrapado en una situación que no dependía de mí. Es muy estresante encontrarse en un país que no es el tuyo, sin saber si podés volver, mientras el tiempo corre y cada decisión implica un gasto adicional”, confesó con la voz cargada de impotencia.
De acuerdo con fuentes cercanas a la causa, la operatoria de Karyna tiene las características de una estafa piramidal. Este tipo de fraude funciona sobre la base de generar confianza en las primeras etapas: los primeros compradores sí obtuvieron pasajes reales, lo que provocó que estos mismos clientes recomendaran el sistema a sus conocidos. Con el flujo de dinero de los nuevos clientes, se financiaban los pasajes iniciales, creando una falsa apariencia de éxito y legitimidad. Sin embargo, al no existir un verdadero negocio detrás, la cadena termina colapsando cuando la entrada de nuevos pagos no alcanza para cubrir las promesas hechas a las víctimas más recientes, dejando a cientos de personas sin su dinero ni los pasajes prometidos.
E. espera que la Justicia avance rápido, aunque todavía no presentó la denuncia ante fiscalía: “Karyna no actuó sola. Creo que debe haber una red, dado que los afectados son más de 200 personas, es imposible que esto lo pueda hacer sola. Incluso alguien dentro de la aerolínea debería haber notado lo que pasaba. Queremos que se investigue, tanto a Karyna como a Agustina, y que se haga justicia. No pueden quedar impunes”, sentenció.
Los testimonios se multiplican y la Justicia analiza si hubo una red detrás de la maniobra con pasajes falsos Seguridad
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