Cajero, prestamista, administrador: así es el engranaje que mueve millones y lleva a los chicos a las apuestas online​

Tres minutos. Exactamente eso fue lo que le llevó a Florencia Gabutti, docente cordobesa y especialista en ciudadanía digital, abrirse una cuenta en un casino ilegal y estar en condiciones de empezar a apostar. No le preguntaron nada, ni su documento, ni su edad, ni su apellido. Simplemente, cuando estaba deslizándose por las historias de Instagram, dio con una publicación de una influencer argentina, que promocionaba los beneficios de un sitio de apuestas. Hizo click en el link y en menos de un minuto ya estaba chateando por WhatsApp con un cajero, que le solicitó un nombre de pila, le dio un usuario y una clave, y le pidió que hiciera una carga mínima de 1000 pesos por transferencia a un CBU. Después, le tenía que mandar el comprobante. En cuestión de tres minutos, ella –o cualquier adolescente que hubiera hecho la transferencia– estuvo habilitada para entrar al oscuro mundo de las apuestas ilegales online, que por estos días se convirtieron en uno de los grandes problemas de los chicos, y en consecuencia de padres y docentes.

No son pocos los chicos que quedan atrapados en las telarañas de este comercio ilegal que ha tenido un crecimiento exponencial en los últimos dos años, dicen los especialistas. Tampoco son pocos los adolescentes que, sin haber tenido un comportamiento problemático con el juego, ya dieron sus primeros pasos en ese ámbito, aunque sus padres lo desconozcan.

Según una encuesta que hizo en julio último el Ministerio de Salud de la Provincia de Buenos Aires, entre casi 500 adolescentes, casi el 40% de los consultados es parte del mundo de las apuestas, una cifra bastante elevada entre los que lo hacen con frecuencia, los que lo hicieron alguna vez, los que probaron y los que pensaban hacerlo. Un 5,5% estaban entre estos últimos; el 7,8% apostó una vez, 14,1% apostó unas pocas veces y el 12,4% afirma haber apostado muchas veces. Cuando se les preguntó cómo habían llegado a las apuestas online, el 31% dijo que un amigo le mostró. Un 9,8% respondió que lo vio en un stream; un 8,7%, que la app es fácil de usar, y un 4,9%, que vio un tutorial online, entre otras respuestas.

Gabutti hizo la prueba de qué tan difícil era sacar un usuario en un casino ilegal, aun siendo menor de edad, para mostrarlo en una charla vía Zoom para padres que dio desde Creativos Digitales, un ámbito desde donde se promueve el uso responsable de la tecnología. El resultado sorprendió, contó después en diálogo con LA NACION. No solo porque en cuestión de minutos cualquier adolescente puede estar apostando: también porque, como ella misma contó, la influencer que promocionaba ese casino online había recibido una carta documento en julio último por difundir ese negocio ilegal y, sin embargo, el día anterior a la charla otra vez estaba allí conectando a los usuarios con un cajero.

Precisamente, para que sea posible la captación de apostadores –que tanto sufrimiento está generando en familias que ven a sus hijos atrapados en deudas, con intentos de suicidio o con amenazas de muerte, ataques de pánico y una ludopatía precoz– existe todo un andamiaje que cimenta la ilegalidad. Streamers, influencers, cajeros, prestamistas y administradores son algunas de las figuras que componen esa estructura. En muchos casos, explica el psiquiatra Federico Pavlovsky, especialista en adicciones y coordinador del libro Apuestas on line, la tormenta perfecta, toma elementos del mundo del narcotráfico, con una estructura similar al narcomenudeo.

“Tenemos que distinguir sitios legales de sitios ilegales. En la Argentina, tenemos dominios bet.ar, que aseguran una certificación. Existe cierta transparencia en cuanto al ingreso y el egreso de dinero, lo más importante es la protección de grupos vulnerables y menores. Tienen mecanismos de verificación para impedir que menores de 18 años apuesten. También uno puede firmar la exclusión cuando tiene problemas de ludopatía”, explica Gabutti. Este es un mercado legal que tuvo un crecimiento exponencial en el último año y medio, a tasas chinas, dicen los especialistas. El reflejo es la explosión de publicidad de sitios de apuestas legales.

Sin embargo, en el último tiempo, internet también se ha minado de sitios ilegales que ofrecen todo tipo de apuestas. “No existe control. En estos sitios somos muy vulnerables a estafas porque nos pueden robar datos, tanto personales como de las cuentas. Podemos hacer transferencias y depósitos, y nunca recibir los créditos. No garantizan un juego justo. Y lo más conflictivo es la no verificación de la edad”, detalla Gabutti.

Después de mandar un mensaje al link de la historia de Instagram, Gabutti recibió un mensaje como este: “Soy uno de los cajeros oficiales, la creación del usuario es totalmente gratis, el mínimo de carga es de 1000 pesos, lo mínimo para retirar son 3000 pesos, las fichas se cargan a través de transferencia bancaria. Para cobrar, pasás tu CBU y te enviamos el importe del premio”.

“Las apuestas online las hacen los chicos que viven con una familia, que van a un colegio o a una universidad, a un trabajo, que escuchan influencers y que quedaron habitadísimos por el paradigma de ganar dinero sin trabajar. Las apuestas online son promovidas por publicidades de la industria del juego, industria que debe ser regulada por el Estado, al menos por aquel que cuide la salud de sus ciudadanos”, apunta Débora Blanca, psicóloga especializada en ludopatía y otras adicciones, autora de cuatro libros.

Los influencers

¿El influencer es el cajero? La pregunta es frecuente. La respuesta es que no. Aunque algunos pueden creer que sí, son roles distintos. Los influencers cumplen un rol importante en la promoción de las apuestas online: son la puerta de entrada. Hay algunos que promocionan sitios oficiales, pero la mayoría están en sitios no oficiales, explican los especialistas. Ellos reciben un pago por promocionar estos sitios; no siempre eso queda en claro para los seguidores. Lo que ellos hacen es derivar clientes al cajero. De acuerdo con la cantidad de personas que se unan a partir del enlace que ellos envían, es el rédito económico que van a recibir.

Los streamers

Otra de las puertas de entrada al mundo de las apuestas son los streamers de juego. Cada uno tiene un código y gana cuando otros usuarios lo usan. Ver cómo ganan y pierden en vivo es una motivación para traccionar audiencia en vivo, pero a la vez actúa como un artilugio. Ellos, los streamers, en realidad nunca pierden. En medio del entusiasmo de la partida en vivo, suelen regalar plata (créditos) a sus seguidores para que empiecen a apostar. Tomás Pergolini, creador de contenido de Vorterix, lo explica en un capítulo del libro La tormenta perfecta.

“Twitch es la plataforma de streaming más grande del mundo. Casi todos los streamers, talentos y personas que streamean, lo hacen en esta plataforma. Los streamers grandes, a veces hacen contenido en vivo que cae en la categoría de slots, reservada a las y los creadores de contenido que juegan a máquinas tragamonedas o a diferentes juegos de apuesta en sus canales. ¿Qué quiere decir? Que los streams que transmiten en la categoría slots van a tener en pantalla a un streamer jugando algún videojuego de alguna casa de apuestas y que su audiencia lo verá mientras apuesta, gana y pierde dinero”, detalla Pergolini.

“Estas páginas de tragamonedas online suelen contratar a streamers muy conocidos para que publiciten sus juegos. Y la manera que tienen de hacerlo es dándoles cuentas, usuarios, perfiles de sus páginas en las que tienen cargados muchísimos dólares para apostar en sus juegos. Es decir, les proporcionan cuentas con fondos para que jueguen en el casino. El creador de contenidos nunca utiliza su propio dinero. Al mismo tiempo, al streamer le ofrecen un jugosísimo contrato que le exige pedir a sus seguidores que creen una cuenta en la página de juegos de ese casino”, apunta. Y destaca que no todos los streamers especifican que se trata de un contenido patrocinado.

Los cajeros

En los casinos ilegales, el cajero es quien va a realizar las cargas para apostar. La figura es clave, porque es la forma real de entrar al casino ilegal. Se llega a él mediante un link o por un contacto. La mayoría llega por un link de un influencer. El cajero es simplemente una persona con un número de WhatsApp que va a generar usuarios y claves, y va a cargar crédito en la cuenta de la que recibe una transferencia de dinero vía CBU. No va a pedir datos personales. A partir de la carga, el apostador le va a decir a qué quiere apostar. Ocurre que se puede apostar a todo tipo de cuestiones: “Cuando uno dice en apuestas online piensa en una partida de póker o en la ruleta, en realidad la mayoría de las apuestas están relacionadas al ámbito deportivo. Uno puede apostar desde un partido de ping-pong que se está jugando en China hasta el clásico de fútbol del domingo; podés apostar quién gana, quién pierde, cuántos corners va a haber, cuántas tarjetas amarillas, o sea hay una amplitud de posibilidades que hace que uno esté de manera permanente en alerta y que aumente la cantidad de apuestas que un usuario puede hacer”, describe Gabutti.

El cajero va a ser el mediador con el sitio del casino, para que se carguen las fichas y también para cobrar. Estos cajeros se llevan una buena tajada de cada apuesta, aproximadamente el 40%. En ocasiones, cuando los montos empiezan a ser muy altos, hay subcajeros, cajeros de cajeros y cada uno se lleva el 20%. Sin embargo, son ellos los encargados de pagar también los premios. No está tan claro cómo es el mecanismo, ya que muchas veces deben afrontarlo de sus ganancias. Es entonces cuando ocurren los conflictos, con adolescentes que administraron una cifra astronómica y quedan atrapados en deudas siderales, imposibles de afrontar.

¿Por qué es tan importante la función del cajero? Como se trata de sitios ilegales, se necesita desviar la atención para poder hacer menos efectivos los mecanismos de control, ya que le resulta muy difícil detectarlos porque son muchos. Así, el casino ilegal, nunca se queda sin un cajero que esté favoreciendo el ingreso de dinero permanente.

Los especialistas revelan que hay muchos chicos menores que están “trabajando” de cajeros en los casinos ilegales y ganando mucho dinero por ello. Está muy naturalizado entre los jóvenes, muchos lo toman como una especie de emprendimiento. “Vemos chicos de 15 o 16 años vendiendo fichas de casino como si vendieran libros, sin la más mínima conciencia de nada”, cuenta Blanca.

¿Cómo llegan los chicos a los cajeros? “Por recomendaciones en Instagram, Facebook, Twitch, Kick, TikTok, hay incluso canales o sitios o personas que recomiendan cajeros. Vos decís quiero apostar que el primer tiro de esquina va a ser para tal equipo y entonces el cajero después te cobra o te paga según si ganaste o perdiste”, expresa Lucía Fainboim, consultora especializada en implementar proyectos que potencien vínculos saludables con las tecnologías digitales, de @Bienestardigital. “En YouTube y en cualquier plataforma hay un montón de tutoriales para aprender a ser cajero. Los propios sitios de apuestas ilegales tienen la posibilidad de anotarte como cajero. El cajero necesita que vos pierdas porque cuando vos perdés, una parte queda para él”, aclara Fainboim.

Los prestamistas

Empezar a apostar a veces no es un problema, ya que se inicia con cifras bajas. Además, generalmente los sitios ilegales ofrecen un incentivo de un bono para arrancar y así muchas veces los chicos no necesitan usar su dinero al principio. Después, tendrán que arreglárselas para ver cómo seguir ingresando dinero. Allí aparece la figura del prestamista. Son chicos jóvenes de 17 a 20 años, hijos de familias con alto poder adquisitivo, que como tienen acceso a cuentas bancarias y billeteras digitales sin control de sus padres, actúan como prestamistas para compañeros del colegio. Es la forma en que muchos adolescentes logran apostar en sitios ilegales sin que sus padres los detecten.

Los prestamistas reciben transferencias frecuentes de compañeros, amigos, conocidos, hasta que el círculo se va haciendo más grande. “Dan préstamos en pesos o dólares. Cuando aquel a quien le prestó no puede devolverle porque perdió, y perdió y perdió otra vez, entran en desesperación. ´Pedile a tu mamá´, ´Hablá con tus padres, convencelos de que te den esa plata, la necesito!´, sugieren, indican, exigen, frente a la imposibilidad de recuperar ese dinero prestado para apuestas”, relata Débora Blanca.

Los administradores

En los barrios de contextos vulnerables, las redes narcos se metieron en el negocio de las apuestas y armaron estructuras que incluyen administradores que son los que reclutan cajeros. Cuando los chicos no pueden pagar, empiezan las amenazas y muchas veces hay consecuencias físicas. “Hay una estructura muy similar a lo que nosotros venimos viendo en relación al narcotráfico, a los soldaditos, al narcomenudeo. Hay algo de la dinámica del mundo de las drogas que se ha desplazado al mundo de las apuestas. Y, en muchos casos, los que eran dealers hoy además son cajeros”, afirma Pavlovsky.

“Mucha estructura del servicio del consumo y distribución de drogas se ha fusionado con el mundo de las apuestas. Por eso, se ven tantas estructuras piramidales, sistema Ponzi. Tenés adolescentes que hacen de cajeros, que juntan plata, juegan a ser empresarios y que tienen que responder con el dinero que a veces no tienen y se meten en líos fenomenales. Son chicos de 13, 14, 15 años, que se ponen a jugar como si fuera el Fortnite y, de pronto, deben 10 millones de pesos a personas que son estafadoras de verdad”, sostiene Pavlovsky.

​ Con un conjunto de roles establecidos funciona la trama que hace posible que, pese a los controles, capten cada vez a más menores de edad; el proceso no lleva más de tres minutos  Sociedad 

Leave a Comment

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *