Los factores del triunfo de Javier Milei​

Estamos ante un mapa político con grandes modificaciones y protagonistas nuevos de relevancia -no solamente personas sino también instituciones y métodos- que estuvieron asociados al desenlace de la elección del domingo. Comicios cuyo resultado no cambia la pregunta central: ¿el Gobierno podrá constituir un núcleo de poder orgánico, coherente y ordenado que tenga capacidad de proyectarse sobre el Congreso en la realización de reformas? Conocemos el relato y programa del oficialismo: normalización de los precios y baja de costos. Para ello, el Ejecutivo estima que necesita llevar adelante cambios en materia impositiva, previsional y laboral. Pero no solo debe contar con fuerza parlamentaria para conseguirlo. También necesita de organización política y racionalidad. Es algo que no viene con los votos. Lo aporta el grupo humano que está al frente del Poder Ejecutivo y del liderazgo de esta fuerza política que es La Libertad Avanza. Es la incógnita para los próximos dos años.

Es evidente que este domingo sucedió algo que cuenta con antecedentes. Javier Milei consiguió lo que buscaba: un gran triunfo a partir de un trofeo como es haber bajado la inflación. Es lo que pretendía llevar a la urna y fue lo que ocurrió. Basta con ver las últimas cifras de inflación, que son razonables si se tiene en cuenta la inercia inflacionaria que traía la Argentina antes del Gobierno de Milei. La inflación, para ponerlo en palabras de Ortega, es el problema de nuestro tiempo. Es una enfermedad anacrónica, especialmente dañina y corrosiva desde el punto de vista político y social en un país con tal nivel de informalidad laboral. Al reducir este índice, la administración Milei toca un nervio. Esto resultó en que buena parte de la sociedad olvide miserias del Gobierno detrás de ese logro. Entre ellos, problemas enormes de funcionamiento, falta de coordinación, torpeza política y hechos de corrupción que se sucedieron de manera intensa en los últimos meses. Todo fue postergado en función de premiar a Milei por la conquista económica vinculada a la marcha de los precios y el deterioro del salario.

Los factores del triunfo de Milei: el editorial de Carlos Pagni en Odisea Argentina

Se parece al Carlos Menem del ‘95, que llegó a la elección con una pesada mochila de escándalos políticos e internas dentro del oficialismo. Aun así, el 14 de mayo de aquel año obtuvo un triunfo en un volumen de votos superior al que había obtenido en el ‘89 cuando había llegado al poder. Un mes después, se dio a conocer el índice de Desocupación, lo que produjo un cambio en el clima político y decantó en un enorme problema para Menem durante el resto de su mandato.

Hay encuestadores que identifican una cantidad importante de votantes del oficialismo a los que no les gusta Milei ni su economía, que creen que su gobierno resultará en un país más desintegrado socialmente y resignan consumos desde su llegada al Poder Ejecutivo, pero que aun así lo votan. ¿Por qué? Por miedo al arribo de otro gran descalabro económico.

La irrupción feroz de Donald Trump y Scott Bessent, quienes rescataron al gobierno de Milei de un desastre financiero, jugó un papel en esta elección. Aquella intervención tal vez haya vuelto más evidente la posibilidad del descalabro económico que sucedería si Milei entraba en la gran turbulencia a la que se estaba asomando a partir de la semana del 22 de septiembre, cuando el mismo Bessent anunció un salvataje para la Argentina. Trump dijo estar contento con el resultado electoral. Pero no fue lo único que pronunció. Alegó que la situación de Argentina se convirtió en un tema de la polémica doméstica en Estados Unidos. No solo hay figuras importantes de la economía que escriben en contra de este auxilio, como es el caso de Paul Krugman, sino que el salvataje es abordado por los programas de entretenimiento nocturno. A su oposición, Trump le insiste que el dinero invertido en la venta de dólares y compra de pesos resultaron ser un negocio fructífero. Están sin embargo los que creen que no solo es un negocio para la administración Trump sino también para agentes de las finanzas en fondos de inversión que son cercanos a Bessent. Un ejemplo sería Bob Citrone, que es parte de la polémica porque aparentemente sería quien le había recomendado al secretario del Tesoro norteamericano intervenir para poder salvar el precio de los bonos que el propio inversor tenía.

El domingo, irrumpió lo inesperado con un triunfo llamativo de Milei. Esta elección imprevista de La Libertad Avanza, si nos detenemos en las encuestas de las últimas semanas, toca el techo técnico que aparecía en esos estudios. Algunos trabajos le daban al Gobierno el 39% de los votos como la posibilidad de un gran triunfo y el escenario más optimista. Mostraban un margen de error de uno o dos puntos, que fue lo que finalmente el oficialismo sacó: 41%. Por otro lado, le daban al peronismo un piso del 32%. Terminó por posicionarse en el 30%. Fue entonces una elección novedosa y sorprendente, pero no hay que ensañarse tanto esta vez con los encuestadores porque en el margen de error casi que acertaron.

Hubo alguien que acertó mucho más que los encuestadores: el jefe de Gabinete, Guillermo Francos. Durante su paso por Odisea Argentina, cuando todavía no se habían conocido todas las desventuras del oficialismo, Francos se mostró convencido de que tendrían una fuerza parlamentaria mucho mayor, con 90 diputados y 20 senadores propios, y que el Gobierno obtendría entre el 40 y 41% de los votos.

Francos había anticipado el resultado de las elecciones de medio término

Hay otra magia: la del Índice de Confianza del Gobierno (ICG). El jueves pasado se conoció el índice de Confianza del Consumidor, también elaborado por la Universidad Di Tella y que suele parecerse al ICG. Había sorpresa ya que daba 41%, un número que tradicionalmente es equivalente a la cifra que sacan los oficialismos en el momento en el que se emite dicho índice.

El Índice de Confianza del Gobierno de octubre, que se dio a conocer este lunes y se mide de 0 a 5, mostró un incremento del 8,1% y se posicionó a los 2,10 puntos. Si lo midiéramos en la escala de 0 a 100, hablaríamos de 42 puntos. De esta manera, anticipó nuevamente un resultado similar al que se terminó de reflejar en las urnas. Actualmente, Milei tiene un promedio de 2,44 puntos, superior al de Alberto Fernández (1,69) y por primera vez arriba de Mauricio Macri (2,27). La recuperación ha sido clave en los comicios de este domingo.

Los mercados no miraron ninguno de estos dos índices. El precio de algunos bonos el viernes, como es el caso del AE38, preveían una derrota y explica la recuperación fenomenal que se produjo este lunes. Cotizaban al 61 sobre 100 en el valor de la carátula de cada bono. A Milei le fue bien no solo porque sacó el 41% a nivel nacional. El gran impacto vino por el triunfo en la provincia de Buenos Aires, lo que sí era inesperado. El Gobierno estaba preparado para vender como victoria estar cuatro o cinco puntos por debajo del peronismo, algo que sí anunciaban las encuestas.

Milei se enteró a las 19.50 del domingo de que estaba ganando la Provincia. Se lo avisó Francos. El dato se lo dio la empresa Indra, encargada de la cuestión técnica de la elección. Aparentemente tienen un programa que con el 10% de los votos de la provincia de Buenos Aires, relevados de determinadas urnas, pueden predecir el resultado final. Cuando recibió aquella información, Francos seguro se habrá pellizcado. Le contó luego a Milei y allí el oficialismo comenzó a sentir que estaba protagonizando una especie de hazaña en cuya anatomía hay que detenerse.

Sigue habiendo una polarización muy importante en la Argentina, aun tratándose de una elección legislativa. Un gráfico elaborado por la consultora Aresco, de Federico Aurelio, gráfica los últimos comicios en cantidad de votos absoluta y no porcentajes, lo que permite dar una noción más real sobre la evolución o involución de las fuerzas políticas.

En ese trabajo, él compara la primera vuelta de las elecciones generales de 2023 con los comicios del 26 de octubre. Obviamente hay una presidencial, que es una distorsión. Sin embargo, Aurelio muestra que el PJ, lo que sería Fuerza Patria y sus variaciones en las provincias, pierde casi dos millones de votos, de 9.200.000 a 7.200.000. Acá hay un drama porque podemos estar viendo otra secuela de algo que fue catastrófico para el peronismo: el gobierno de Alberto Fernández. En términos de un pecado que el peronismo no se puede permitir, como es el deterioro del salario real. Lo que el peronismo sigue pagando hasta el día de hoy.

Ahora, Aurelio nos muestra otros números: en 2023, Juntos por el Cambio, con 6.400.000 y LLA con 6.700.000. Hay que tener cuidado, porque si miramos sólo a La Libertad Avanza, aumentó en 2.600.000 de votos. Pero si miramos el número de las elecciones 2025 y comparamos con el número de Juntos por el Cambio y LLA, perdió 3.700.000. Muy probablemente por el efecto de la polarización.

Hay que aclarar un detalle. Juntos por el Cambio no es Pro. Ahí pueden haber votos radicales y de la Coalición Cívica, que no están en la alianza que sacó 9.300.000 votos, una cifra muy parecida a la que sacó el peronismo en la elección de hace dos años.

También hay que mirar la despolarización. Otras fuerzas, como la de los gobernadores de Provincias Unidas y otros espacios, sacaron, sumadas, 4 millones de votos más que en las elecciones del 2023. Pasaron de 2.100.000 a 6.300.000. Este incremento se debe a la despolarización de una elección parlamentaria. Mucha gente decide votar por convicción y con independencia de que su candidato gane o no, como pasó con López Murphy o Alejandro Katz, que no entraron.

Después tenemos a los ausentes, un fenómeno que tenemos que mirar porque hubo 3.500.000 más. Acá hay un problema; hubo 11.700.000 ausentes. Esto quiere decir que a Milei le está costando todavía -aunque no es el único responsable- cumplir con uno de sus mandatos históricos además de la inflación: cerrar la brecha que se ha abierto en la Argentina entre la sociedad y la política. La crisis de representación que es por la cual está hoy en el poder. Esta es la dinámica de los votos en cantidades absolutas.

Para entender lo que pasó conviene mirar también lo que muestra el Centro de Investigación y Acción Social (CIAS). Plantea un gráfico de porcentaje y la sociología según la pobreza en el conurbano bonaerense. En el caso de Fuerza Patria, sigue siendo una fuerza que tiene más representación en los sectores económicamente más castigados, sobre todo en la clase media baja. Y tenemos lo contrario en LLA: tiene una representación casi escasa en los pobres y cae en la clase media baja, lo que es interesante porque vemos una fisonomía e identidad sociológica de LLA distinta a la de 2023.

La Libertad Avanza se va pareciendo cada vez más a Pro, a un partido de derecha de clase media a media alta. Se va volviendo más “gorila”, en contra de lo que había sucedido en 2023, cuando Milei tenía mucho más arraigo que ahora en esa zona del mapa social.

Hay otro gráfico, que muestra los votos de LLA por circuito electoral, de más ricos y más pobres entre septiembre y octubre. En octubre tenemos más participación pero el perfil es el mismo, sigue siendo un partido parecido a Pro, con más volumen de voto.

Al contrario, Fuerza Patria tuvo más cantidad de votos en septiembre y en los sectores de clase media, que parecen haber abandonado a la fuerza de Kicillof y Cristina Kirchner.

Todo esto tiene que ver con una gran novedad del domingo, un detalle casi técnico. Hay nuevos protagonistas que irrumpen. Uno es la boleta única, que fue defendida por muchos teóricos de la política y organizaciones políticas. La boleta vino a producir una revolución política porque le quita peso al poder territorial. El aparato territorial de un intendente o gobernador que mueve la boleta de su partido, que tiene arraigo en cada localidad y puede recurrir a mecanismos clientelares para controlar la lealtad del votante que recibe algo, se debilita con una boleta que tiene a todos los partidos en una misma papeleta y, en alguna medida, desarticula a los partidos. Casi que induce a lo que era el corte de boleta, que ahora se hace más fácil.

Fue un cambio introducido por el gobierno de Milei. Probablemente muchos kirchneristas deben estar arrepentidos de lo que pasó en el Congreso en noviembre del año pasado, cuando el actual ministro de Interior, Lisandro Catalán, fue al Senado a negociar con partidos provinciales la aprobación de la boleta única. Así se logró este nuevo régimen, que supone un desdoblamiento de elecciones de PBA de facto.

Si ayer se hubieran elegido, por ejemplo, concejos deliberantes, también hubiera sido una elección desdoblada porque los diputados nacionales de la Provincia se hubieran elegido en una urna con la boleta única y los legisladores en otra con la boleta original, que le permite al caudillo inclusive hacer trampas, como hacer desaparecer la boleta del adversario.

El cambio del método es importantísimo porque estos nunca son inocentes. Además el domingo hubo una demostración de si el desdoblamiento en PBA fue bueno o malo. Triunfó la tesis de Cristina Kirchner, que decía que Kicillof se equivocaba, entre otras cosas, porque no iba a estar el poder de movilización que tienen los intendentes, quienes hicieron sentir que no les interesaba esta elección y volvieron notorio el peso que tienen ellos en el juego electoral. Inclusive, con los intendentes que no son del peronismo, como Valenzuela en Tres de Febrero o Montenegro en Mar del Plata, quienes sacaron menos votos que cuando ellos estaban peleando en la boleta. Lo mismo pasa en toda la Provincia y, sobre todo, en el conurbano. Los intendentes hicieron sentir que la elección de septiembre fue un triunfo de ellos. Habrá que ver si ahora se anima a sacarles la reforma de la reelección indefinida, la cual pretende la Legislatura bonaerense.

Se cumple otro pronóstico de Cristina Kirchner, quien dijo que Kicillof se equivocó porque poner la elección provincial en septiembre fue un gran despertador para los que no quieren que vuelva el kirchnerismo al poder. Los que no fueron a votar en septiembre sí fueron en octubre porque se dieron cuenta que, al no votar, ganaban los otros. El antikirchnerismo y antiperonismo sigue siendo un vector muy importante en la política argentina y se volvió a demostrar.

Otro sujeto importante, al que hay que ponerle una lupa y mirar cómo funciona, es Karina Milei, a quien probablemente nadie le haya prestado atención en serio hasta ahora. No en vano, apareció antes que nadie en el escenario junto con Martín Menem diciendo que el del domingo fue su triunfo. Y en buena medida es así. Inclusive fue una victoria sobre Santiago Caputo y su consultora Move.

Dicen que en el escritorio de Karina Milei hay una carpeta con números maliciosos. Son los pronósticos que en algunas provincias tenía Santiago Caputo con su consultora, que, dicho sea de paso, tiene como clientes a algunos gobernadores que no son de La Libertad Avanza. Y Karina Milei también tiene los números finales. En Córdoba pronosticaban una victoria de Schiaretti y terminó ganando Roca, puesto por ella. Lo mismo con Orozco, cuya lista la gente de Santiago Caputo quiso bajar diciendo que iban a pelearse con Gustavo Sáenz, pero le terminaron ganando. También, Juan Manuel Urtubey perdió en Salta como candidato a senador. Sacó un 13%. Es un dato importante porque Cristina Kirchner lo había empezado a mirar como posible candidato a presidente. Le fue muy mal.

En Neuquén, a Karina Milei le pasó lo mismo. Decían que arrasaba Rolo Figueroa -cliente de Move- y terminó ganando Nadia Márquez con LLA, que sacó el 36%, contra el 31% de la candidata de Figueroa. A aquella provincia no dejaron ir a los ministros, como Sturzenegger, quien quería ir pero le dijeron que no.

Estos son ajustes que vamos a ver ahora dentro del Gobierno, con una Karina Milei fortalecida, ni hablar en provincia de Buenos Aires, donde organizó la elección junto con Sebastián Pareja. Es importante porque repercute directamente en el equilibrio interno del gabinete. Probablemente la voz de Karina Milei suene más fuerte en detrimento del avance que quiere protagonizar Santiago Caputo, a quien Javier Milei le prometió que le va a dar un lugar formal porque ya no es conveniente que opere como un monje negro informal.

Vamos a ver qué lugar le da Milei a Caputo, si es que no revisa toda su visión del gabinete a partir de la elección y adopta una visión más autocomplaciente de su gobierno.

Karina Milei apareció en el escenario con Martín Menem porque él también está siendo desafiado en la Cámara de Diputados, entre otros, por Mauricio Macri, que siempre soñó con Cristian Ritondo como presidente. Ahora se fortalece Martín Menem.

Este lunes, Milei llamó a Macri y habló en términos muy halagüeños hacia él. Le dijo que tiene en cuenta todo lo que él le comentó y quedaron en verse. ¿Habrá una apertura del gabinete hacia Macri? El expresidente desconfía. A sus amigos les dice que la agenda de conversación con el Presidente son las reformas del Congreso, no tanto un co-gobierno. Lo primero que quiere ver es la aprobación del Presupuesto.

Si uno mira los últimos movimientos de Milei con relación al gabinete, daría la impresión de que no tiene una vocación muy grande por abrirse a otras fuerzas o algunos aliados. Estoy hablando del caso de Pablo Quirno, quien es una excelente designación en Cancillería. Evidentemente, Milei valora ahí su racionalidad y es avalado por Santiago Caputo y por Karina Milei, quien se hizo muy amiga de Quirno en un viaje a Canadá. Esta es la demostración de que para Milei, hoy, las políticas de exterior son finanzas. Pero es la idea de un cambio endogámico. Para elegir el reemplazante de Werthein fue a buscar a un hombre de Luis Caputo, no buscó afuera, a pesar de que la Cancillería sea un lugar ideal para hacer una alianza, ya que no paga un costo muy alto porque la política exterior la decide el Presidente y está super fijada. Es Estados Unidos, y cada vez más Estados Unidos y más finanzas.

Werthein se fue del Gobierno y, antes de irse, tuvo una charla muy franca, dura y sincera con Javier Milei y Karina Milei, a quienes les dijo que se fue porque le parecieron inaceptables las operaciones que le hizo Santiago Caputo a través de sus tuiteros. Habrá que ver cómo tomaron nota de este mensaje y cómo queda el triángulo de hierro, con un cateto más fortalecido que el otro respecto a la elección. Habrá que empezar a poner bajo el foco a Karina Milei, que tuvo un triunfo muy importante en la instalación de candidatos desconocidos, que lograron ganar elecciones en las provincias por un prodigio: Milei proyectó su propia figura sobre candidatos absolutamente ignotos.

​ La baja de la inflación y el miedo a un descalabro económico, las causas centrales; dos nuevos protagonistas irrumpen con fuerza: la Boleta Única y Karina Milei; la incógnita sigue siendo si el Presidente podrá constituir un núcleo de poder para impulsar las reformas necesarias en el Congreso  Política 

Leave a Comment

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *