Senado: el oficialismo está a un voto de sancionar la Boleta Única Papel, aunque no descarta que vuelva con modificaciones a Diputados​

El oficialismo del Senado apura la discusión para aprobar el proyecto que busca implantar la Boleta Única Papel (BUP) en las próximas elecciones nacionales. Los libertarios trabajan codo a codo con Pro y la UCR para sumar el único voto que les falta para que la iniciativa se convierta en ley. A pesar de la corta distancia que los separa de la sanción, el proyecto podría sufrir modificaciones en el recinto, lo que devolvería el texto a Diputados para una segunda revisión.

El horizonte trazado por el oficialismo y la oposición dialoguista pareciera quedar lejos si se considera que al rechazo cerrado del kirchnerismo se le suman los reparos de los dos misioneros que responden al gobernador Hugo Passalaqua -Carlos Arce y Sonia Rojas Decut- y el de la rionegrina, Mónica Silva, aliada al mandatario provincial Alberto Weretilneck. Estos tres legisladores cuestionan el casillero que permite votar la lista partidaria completa. Silva sostuvo durante la discusión en comisión que esta opción podría generar confusión y derivar en una anulación del voto por tildar éste y otros recuadros. Si se elimina esta posibilidad, se neutralizará el “efecto arrastre” propio de la actual boleta partidaria.

Hasta hoy, la posición de estos tres legisladores no había cambiado, aunque se espera que el tema continúe en agenda a lo largo de la semana. Si bien el oficialismo apunta a llevar el proyecto al recinto el próximo 7 de agosto -el mismo día que sesionará Diputados-, en los bloques dialoguistas matizan esta posibilidad. “No ha habido mayores avances”, reconocen. Señalan el 14 del próximo mes como la nueva fecha de discusión de la propuesta en el hemiciclo. Buscarán evitar que la introducción de modificaciones siga postergando esta iniciativa, cajoneada en el Senado desde mediados de 2022 por el kirchnerismo.

Hay dos razones por las que el oficialismo trata de motorizar esta discusión. Por un lado, la oposición en Diputados le exige que para discutir la eliminación de las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO) primero avance con la implementación de la Boleta Única, que ya cuenta con media sanción de la Cámara baja. Por el otro, lo apremia el tiempo: el Congreso no discute iniciativas de índole electoral en los años en que se celebran elecciones, por lo que quedan solo cinco meses de gracia. Se le suma la definición de la Constitución Nacional, que impone una mayoría absoluta en ambas cámaras (mitad más uno de los miembros) para modificar cualquier ley electoral, lo que complejiza las negociaciones.

En el Senado, el oficialismo necesita 37 voluntades para lograr su sanción. Si a la mayoría circunstancial de 39 senadores que la vicepresidenta y titular del cuerpo, Victoria Villarruel, logró conseguir a principios de año se le restan Arce, Silva y Rojas Decut, entonces no hay ley por un voto. “Evaluamos un nuevo recorrido y estamos hablando con referentes de Unión por la Patria (UxP)”, indicó un legislador radical.

Para evitar la regresión a Diputados y, con ello, nuevas dilaciones, el oficialismo y los dialoguistas de Pro y la UCR podrían plantear que las diferencias instrumentales puedan ser subsanadas con la reglamentación de la nueva ley, o bien con la sanción de una norma posterior que tome en cuenta sus puntos de vista.

Los exintegrantes de Juntos por el Cambio hace rato que motorizan este proyecto pero se toparon con el bloqueo del Senado liderado por Cristina Kirchner. Por eso, vislumbran con los libertarios una oportunidad única para cambiar la papeleta partidaria por una institucionalizada, diseñada y distribuida por la autoridad electoral competente. “En esta cuestión, la modificación del proyecto y su regreso a Diputados en segunda revisión es jugar a favor de los que no quieren que salga nada”, es el argumento que esgrimen para convencer a los disidentes y apurar la sanción de la ley.

Villarruel también podrá anotarse un poroto con esta sanción. Segregada de la mesa chica del Gobierno y cada vez más distanciada de Milei, fortalecerá su posición en la Cámara alta y volverá a probar su capacidad de diálogo político. Marcará el contraste con su par de Diputados, Martín Menem, quien no supo sostener las alianzas construidas y sufre los cuestionamientos de propios y ajenos.

Los proyectos

El dictamen de mayoría que propicia el oficialismo y los dialoguistas establece el reemplazo de la actual papeleta partidaria por una única boleta de papel diseñada y distribuida en cada punto de votación por las autoridades electorales federales. El modelo adoptado es el utilizado por la provincia de Córdoba, que contempla una sola boleta que contiene todas las ofertas electorales de las diferentes fuerzas y alianzas políticas que compiten en cada distrito en cada una de las categorías en juego en esos comicios.

El dictamen de minoría que motoriza Silva, en tanto, propone el sistema que se usa en la provincia de Santa Fe, en la que se vota con una boleta diferente por cada una de las categorías de cargos electivos nacionales en juego. Contempla, además, el “botón de lista completa”, el casillero que permite votar por una sola fuerza en todas las categorías.

Mientras que el kirchnerismo -que cuenta con una maquinaria territorial aceitada- no quiere modificar el sistema que lo benefició durante los últimos años, la oposición apuesta a instalar los cambios electorales. Consideran que promoverá el surgimiento de nuevos candidatos, terminará con las trampas que se suelen denunciar en todos los actos eleccionarios -como el robo de boletas-, bajará los costos de los comicios y será medioambientalmente más sostenible.

​ Junto a Pro y la UCR, el Gobiero busca asegurarse 37 voluntades en el recinto; persiste la resistencia de algunos bloques provinciales a dejar la opción para votar la lista completa  Política 

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