La gran actuación de Uruguay (y de De Arrascaeta) ante Perú para sellar el pase al Mundial y que Marcelo Bielsa recupere puntos en la gente

Vaya si Marcelo Bielsa acapara las miradas del mundo del fútbol, que para Uruguay fue un boom agradable su contratación, en mayo de 2023. Hacía medio año que la Celeste había fracasado en el Mundial de Qatar, haciendo las valijas en la fase de grupos. Su figura borró casi de inmediato aquellas lágrimas, pero esta etapa en particular transita extraña. Pasó del éxtasis por tenerlo, al escándalo y las dudas: un amanecer que cambió rápido la frustración por la ilusión, pero tuvo un bache de conflictos con el plantel (y más protagonistas) y, entonces, el final de la historia es abierto. Por lo pronto, el objetivo se cumplió y el conjunto charrúa sacó el boleto a la Copa del Mundo de Norteamérica 2026 una fecha antes del desenlace, ya que goleó 3-0 a Perú, que quedó afuera. Clasificación con éxito, pero -por los dichos recientes-, no con plena satisfacción.
“Argentina fue el más regular de todos y, después, Ecuador. Nosotros debíamos aspirar a estar en esos lugares, pero no conseguimos lo que sí Ecuador”, declaró el entrenador antes del encuentro. El claro triunfo y el pasaje no le cambian la perspectiva, aun cuando los ecuatorianos perdieron el segundo lugar por empatar con Paraguay y Brasil quedó por encima. Una cuestión, un proceso, que va más allá del puesto en el que finalice.
Por otro lado, sabe lo que es hacer una clasificatoria exitosa: es un nuevo logro en su carrera tras haberlo conseguido con la selección argentina, a la que llevó al Mundial Corea-Japón 2002 perdiendo sólo un partido (con Brasil), y con el seleccionado chileno cuando rompió doce años de ausencias al clasificarlo al de Sudáfrica 2010.
“En 2002 estaba convencido de que íbamos a ser campeones del mundo y no pasamos la primera fase. Es muy difícil pronosticar lo que puede pasar en el Mundial. La ilusión no es lo mismo que el pronóstico”, sentenció el entrenador tras la clasificación y el gran desempeño colectivo de sus dirigidos, algo que resaltó junto a la gente: el apoyo casi unánime hacia su figura fue cediendo a medida que algunos problemas con él salieron a la luz y el equipo perdió identidad. “Estoy conforme con el partido en general, es una buena forma de clasificar. El juego ofensivo y las actuaciones individuales fueron buenas. En el estadio había mucha gente: qué suerte que pudimos ofrecerles un partido valioso”.
Por cómo se produjeron los primeros pasos aparentaba ser un nuevo capítulo del rosarino y el feeling inmediato que construye en sus equipos. Esos que enseguida le agarran la mano al mandato bielsista, sin saltearse líneas del libreto. La prolijidad y voracidad; las intenciones verticales y la fluidez admirable. Todo apareció enseguida. Tanto que, en pocos partidos, del otro lado del charco empezaron a palpar el trofeo de la Copa América 2024 con los dedos del entusiasmo. Y casi que se aferraron a ella cuando llegó el gran triunfo de la Eliminatoria: en la Bombonera dio el golpe al ganarle con autoridad, contundencia y una estrategia impecable a la Argentina de Lionel Scaloni (2-0).
Uruguay era una fiesta. Bielsa comenzaba a ser aclamado. Hasta que llegó el ansiado certamen continental y ese camino comenzó a mostrar pozos. No fue el resultado final, en el que Uruguay necesitó los penales ante Canadá para ganar el tercer lugar: había caído en la semifinal ante Colombia. Tampoco aquella conferencia de prensa furiosa con Conmebol, la organización en Estados Unidos y la consulta de algunos periodistas uruguayos que lo fastidiaron tras la gresca de algunos jugadores con hinchas cafeteros en las tribunas. Más bien, el fuego llegó después. Y fue “amigo”.
Se sentía olor a fin de ciclo de varios pilares tras la excursión decepcionante en Medio Oriente. Luis Suárez tuvo su despedida del seleccionado en la séptima jornada, en el reencuentro post podio. Y dio una entrevista en la que desnudó la convivencia según su visión. “Antes en el Complejo teníamos las teles encendidas y mirábamos fútbol. Hoy hay una escondida, está todo apagado y en silencio. A los empleados no los dejan pasar ni para saludar y comer con nosotros. Se tienen que cuidar hasta de qué puerta abren. Me parte el alma”.
Además, reveló que el técnico decidió durante la Copa América que Agustín Canobbio, uno de sus convocados, cumpliera la función de sparring en una práctica. “No lo podés hacer. Molesta”, sentenció el “Pistolero”. El joven volvió al país con cara de pocos amigos: “Ya van a ver por qué”. Antes, la renuncia de Edinson Cavani sin mucha explicación, misma decisión que tomó Matías Vecino.
“¿Nadie se pregunta por qué un tipo como él, con 30 años, se fue de un día para el otro?”, agregó Suárez sobre el volante. Otros alejamientos, como el de uno de los encargados históricos del predio uruguayo. Y más frases fulminantes del goleador: “Muchos jugadores se reunieron con el entrenador para que, por lo menos, nos dijera ‘buen día’”.
El equipo fue apagándose. La palabra de un ídolo era todo un parámetro. Más aún cuando las decisiones llamativas del DT continuaron: tras caer en la altura con Bolivia, desafectó a cuatro jugadores antes de que esa ventana FIFA concluyera.
También a Giorgian De Arrascaeta, aunque el ‘10’ sí continuó en la consideración: anoche fue la gran figura del triunfo. Condujo la jugada del gol de Rodrigo Aguirre, manejó los hilos del equipo sobresaliendo en la primera mitad y marcó el segundo con un bombazo de volea. Un monólogo charrúa que cerró Federico Viñas con un discreto tercer gol: a Uruguay le sobraron las chances, superó con y sin la pelota a un rival de brazos caídos e impuso un fuerte poderío por los extremos. Mucho más cercano al estilo Bielsa.
“Deseábamos que la clasificación se diera de la manera en que se dio. Respecto a De Arrascaeta, quisiera hacer un especial reconocimiento a su trabajo y al del cuerpo técnico de Flamengo: en este año, ha sido un jugador distinto al que yo conocí”, elogió al N°10.
El grito feliz (sin mucha euforia) de la hinchada, fuegos artificiales. Eso, quizás, deja este formato accesible para estar en una nueva cita mundialista. O eso causó este camino de vaivenes emocionales de algo más de dos años. Sólo ellos lo saben. Marcelo Bielsa tiene hasta un Mundial para volver a ganarse la confianza uruguaya.
Tras las declaraciones explosivas de Luis Suárez y un equipo que pasó del alto vuelo a la apatía, el equipo del rosarino se clasificó una fecha antes Fútbol
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