“Verdadero riesgo”: Trump hablará con Xi Jinping de la soja y se enciende una alarma en la Argentina

La decisión del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de poner sobre la mesa el tema de la soja en su próxima reunión con Xi Jinping, su par chino, empezó a generar preguntas en la Argentina sobre el posible impacto de un eventual pacto comercial entre las dos potencias. Consultados por LA NACION, los analistas advirtieron que si China decidiera retomar compras masivas de poroto estadounidense podría reducirse la demanda sobre los proveedores alternativos que hoy dominan el mercado, principalmente Brasil y, en menor medida, la Argentina.
El anuncio se conoció a través de un mensaje publicado por Trump en Truth Social, en el que aseguró que la soja será “un tema importante de discusión” durante el encuentro con el presidente chino, previsto en el marco de la cumbre del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC), en Corea del Sur. La noticia fue suficiente para mover los mercados: en Chicago, la soja rebotó sobre el final de la rueda y cerró con una suba de US$4,87, a US$372,22 por tonelada.
“La soja asimiló de inmediato un comunicado del presidente estadounidense, Donald Trump, que trascendió a poco más de media hora de finalizada la rueda de negociación”, explicó Eugenio Irazuegui, analista de la corredora Zeni. Recordó que “las exportaciones norteamericanas siguen ubicándose por debajo del ritmo habitual, ante la ausencia de China como importador” y advirtió: “De haber un entendimiento comercial entre ambas naciones, el comercio bilateral de soja se restablecería y habría una menor demanda dirigida a los proveedores sudamericanos”.
El propio Trump publicó el mensaje directamente en sus redes sociales: “Los productores de soja de nuestro país se ven perjudicados porque China, solo por razones de ‘negociación’, no compra. Hemos ganado tanto dinero con los aranceles que vamos a tomar una pequeña parte de ese dinero y ayudar a nuestros agricultores. ¡Nunca defraudaré a nuestros agricultores!, me reuniré con el presidente Xi, de China, en cuatro semanas, y la soja será un tema importante de discusión. ¡Hagamos que la soja y otros cultivos vuelvan a ser grandes!”.
Más allá de la reacción inmediata en los precios, el mercado ya analiza cómo podría repercutir un eventual acercamiento comercial en la campaña 2025/26. Bruno Todone, analista de mercados de AZ Group, señaló que “recién empieza la campaña 2025/26 y, si bien China no compró una tonelada de soja norteamericana, aún debe originar muchísima soja para dicha campaña”.
Según explicó, “de confirmarse un acuerdo y si todo sale bien, China demandará nuevamente soja estadounidense. El volumen aproximado para volver a niveles anteriores es entre 25 y 30 millones de toneladas, lo que representaría más de la mitad de las exportaciones que planifica Estados Unidos”. De concretarse, agregó, “ante una gran demanda, sería un factor claramente alcista para la soja en Chicago”.
Los datos confirman la relevancia estratégica de China para el complejo sojero estadounidense. De acuerdo con Ramiro Costa, economista jefe de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, en 2024 Estados Unidos exportó soja por US$24.500 millones (52,2 millones de toneladas), de las cuales el 51% tuvo como destino a China.
Sin embargo, entre enero y agosto de 2025 los envíos al gigante asiático se redujeron a 5,9 millones de toneladas, apenas el 29% del total del año anterior. Durante junio, julio y agosto, los embarques fueron prácticamente nulos, consecuencia directa de las tensiones arancelarias. Brasil aprovechó ese vacío: en los primeros ocho meses del año exportó 67,3 millones de toneladas de soja a China (76% de sus ventas externas) y en agosto alcanzó un récord histórico mensual de 7,9 millones de toneladas, equivalente al 85% de sus exportaciones de ese mes.
En este escenario, Maximiliano Moreno, director del Instituto de Negociaciones Agrícolas Internacionales (INAI), subrayó que el eje del problema no pasa por los aranceles, que en China rondan apenas el 3%, sino por posibles decisiones estratégicas del gobierno chino que podrían alterar el mapa global de abastecimiento.
“El verdadero riesgo es que China decida redireccionar sus compras. Así como hoy no compran soja estadounidense, mañana podrían decir ‘cómprenle todo a Estados Unidos’. Ahí sí correría peligro nuestro acceso al mercado chino, que para la Argentina es clave: casi toda la soja [en grano] que exportamos va a ese destino, por unos 1800 millones de dólares anuales”, explicó.
Este año, la Argentina viene registrando buenos embarques hacia China por una coyuntura particular: la menor participación estadounidense y la baja temporal de retenciones. Pero Moreno alertó que esa ventana podría cerrarse rápidamente si el gigante asiático vuelve a concentrar compras en Estados Unidos.
De darse ese giro, el país más vulnerable sería Brasil, que hoy concentra la mayoría de las ventas a China. “Brasil exporta mucho más grano que nosotros; por eso el impacto de un giro chino le pegaría más fuerte a ellos”, añadió Moreno.
El mensaje de Trump, dirigido principalmente a los productores estadounidenses, llegó en un momento en que el sector agrícola de ese país tenía la mirada puesta sobre la Argentina, a la que señalan como una de las principales beneficiadas coyunturales de la disputa comercial entre Washington y Pekín, en perjuicio de los agricultores norteamericanos.
El mismo día en que el gobierno de Javier Milei anunció la suspensión temporal de las retenciones —una medida que duró tres días hasta completar el cupo de US$7000 millones en Declaraciones Juradas de Ventas al Exterior (DJVE), la Casa Blanca comunicó un paquete de asistencia financiera para la Argentina por US$20.000 millones. Durante esa breve ventana, China compró soja en la Argentina.
El episodio generó malestar entre los productores norteamericanos, que elevaron la presión política. La Asociación Americana de la Soja envió una carta a Trump expresando su “profunda preocupación” por un eventual rescate de US$20.000 millones a la Argentina “apenas días después” de la baja de retenciones. Según advirtieron, esa medida “margina a los productores estadounidenses” y se suma a los “aranceles generalizados” que encarecen los insumos y reducen competitividad frente a las represalias comerciales.
La tensión escaló cuando, mientras participaba en la Asamblea General de Naciones Unidas, Scott Bessent, asesor económico cercano a Trump, recibió un mensaje en su celular que reflejaba el enojo de operadores agrícolas estadounidenses.
“Ayer rescatamos a la Argentina y, a cambio, la Argentina eliminó los aranceles a las exportaciones de granos, lo que redujo su precio y vendió una gran cantidad de soja a China, en un momento en que normalmente estaríamos vendiéndole. Debido a esto, los precios de la soja siguen bajando. Esto le da a China más influencia sobre nosotros”, decía el texto, que reproducía un tuit de Ben Scholl, comerciante de granos de EE.UU.
En ese contexto fue que Bessent publicó que Estados Unidos estaba trabajando con el gobierno argentino para “poner fin a las exenciones fiscales para los productores de materias primas que conviertan divisas”, un mensaje que encendió alertas en el sector exportador local y sumó un ingrediente político adicional a la disputa.
Analistas del mercado advierten que, si hay un entendimiento entre ambas potencias, eso podría significar una eventual reducción de la demanda por parte del gigante asiático Campo
Leave a Comment