Vamos ganando 4 a 0: Maduro está contra las cuerdas​

CARACAS.- El domingo 25 de mayo el régimen de Maduro sufrió otro fracaso contundente. Con el propósito de pasar la página de la humillante derrota recibida en las elecciones presidenciales del pasado 28 de julio de 2024, convocaron anticipadamente unas “elecciones” parlamentarias y de gobernadores completamente amañadas y violatorias de todas las leyes electorales de Venezuela. Creyeron que esta maniobra contribuiría a crear una imagen de “normalidad” en Venezuela; pero el tiro les salió por la culata.

Lo que ocurrió el 25 de mayo fue un acto de desobediencia masiva, militante, consciente y valiente. Uno de los más grandes de nuestra historia. Aunque el régimen amenazó con privar de bolsas de comida y bonos gubernamentales a quienes no “votaran”, y castigar a los empleados públicos –a quienes intenta tener bajo su más estricta vigilancia–, lo único que logró fue que más del 85% de los venezolanos (el porcentaje más alto en elección alguna que se haya registrado en la historia de Venezuela) les haya dicho NO.

Es crucial que comprendamos las implicaciones profundas de este hecho.

Imaginen un país en donde el gobierno decide qué partidos pueden inscribir candidatos; determina cuáles candidatos están habilitados para participar y cuáles no; impide auditar el registro de votantes y las máquinas de votación; inventa una circunscripción nacional inconstitucional; crea un nuevo estado (Esequibo) con un territorio que se encuentra bajo control de otro país (Guyana); persigue, desaparece y apresa a todos los líderes críticos al régimen…

En un escenario así, NINGÚN opositor real convalidaría semejante farsa. Pues bien, justamente eso es lo que acaba de suceder en Venezuela. A pesar de los riesgos por las represalias del régimen, la gente desobedeció masivamente y se negó a convalidar esta trampa.

Este acto de repudio a la burda maniobra del chavismo debe entenderse también como una reivindicación del voto como expresión de la Soberanía Popular, porque hace apenas 10 meses, en las elecciones presidenciales del pasado 28 de julio derrotamos a Maduro 70-30 y estamos decididos a hacer cumplir este mandato.

Enfrentamos reglas electorales inconstitucionales y absurdas que el régimen diseñó para que fuera imposible ganarles. Nos organizamos, lo retamos, lo sorprendimos y los derrotamos en su propio terreno. Y en 24 horas demostramos nuestra victoria con las actas originales en mano y digitalizadas.

Ante semejante derrota, el Consejo Nacional Electoral controlado por Maduro todavía no ha presentado un solo resultado de las mesas de votación, ni las actas bajo su custodia. Ese mismo directorio abyecto y servil fue el que se encargó de diseñar y ejecutar la farsa de este 25 de mayo.

Una farsa orquestada, además, tras meses y meses de una brutal oleada de represión y persecución política. Crímenes de lesa humanidad cometidos, principalmente, contra los miembros de la red de testigos que logró recabar las actas el 28 de julio. Más de 2000 personas han sido objeto de desapariciones forzadas y torturas desde aquel día; más de 30 han sido asesinadas, miles de ciudadanos inocentes se encuentran hoy exiliados, presos o en la clandestinidad —incluyendo al presidente electo Edmundo González, quien fue forzado a salir del país ante el riesgo a su integridad personal.

En “elecciones” como estas, los votos son lo de menos; no cuentan. Y como era de esperarse, esta vez el CNE volvió a anunciar “resultados” sin reportar una sola acta de votación, mientras la página web del CNE sigue sin funcionar… ¡desde el 28 de julio!

Tampoco nos asombra que los cargos adjudicados dos días después de la fulana “elección” no se correspondan con los votos que el propio régimen anunció que habían obtenido cada grupo político. Aquí no son los votos de la gente los que eligen, sino el dedo de Maduro quien asigna y quita puestos y cargos, tanto para los suyos como para los “opositores” que se prestaron a la farsa.

Por eso, lo que hicimos los venezolanos este domingo 25 de mayo no fue solo acatar el mandato soberano del 28 de julio, un mandato que haremos valer cueste lo que cueste. Fue un acto consciente y valiente de defensa y reivindicación del voto; del voto de verdad, del voto que elige, del que expresa fielmente la Soberanía Popular.

Al dejar vacías las calles de toda Venezuela, demostramos que el régimen perdió el poder. No hay poder donde no está el pueblo. Ni siquiera aterrorizando a la gente son capaces de obligarle a bajar la cabeza. Desobedecer, resistir la presión y no convalidar esta farsa es una inmensa demostración del coraje y la inteligencia del pueblo de Venezuela.

Este 25 de mayo será recordado como una nueva y apabullante derrota para la tiranía y sus cómplices. Y se trata ya de la cuarta, dentro de una serie de victorias populares que tienen a Maduro y a su régimen en su punto de mayor vulnerabilidad:

Las primarias celebradas por los demócratas –sin la intervención del CNE– el 22 octubre de 2023, cuando la fuerza de la organización ciudadana logró recuperar la confianza en el voto, después de años y años de fraudes electorales; unió al país, legitimó un liderazgo y le dio un mandato de lucha por la libertad.Las presidenciales del 28 de julio de 2024, cuando superamos obstáculos increíbles y le dimos a Maduro una paliza histórica, arrebatándole irreversiblemente toda legitimidad.La Operación Guacamaya, con la cual rescatamos –hace unas semanas– a los rehenes de la embajada de Argentina, demostrando las profundas fracturas que existen dentro de la estructura represiva del régimen de Maduro.Y el gran acto de desobediencia popular de este 25 de mayo, que evidenció la soledad y el profundo vacío de poder del régimen.

Hoy a Maduro solo le queda la violencia, y la ha aplicado en niveles tan brutales que ha sido calificada como terrorismo de Estado, por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y Crímenes de Lesa Humanidad por la Misión de Verificación de los Hechos de las Naciones Unidas.

Su único y final apoyo es su aparato represivo el cual está cada día más cercado, infiltrado y dividido; porque nadie quiere hundirse con un barco que naufraga.

La decisión de nuestros aliados internacionales, especialmente el gobierno de los Estados Unidos, de aplicar con firmeza la justicia internacional y cortar los flujos de dinero que sostienen la estructura represiva del régimen, ha comenzado a tener efectos, como lo han demostrado los hechos recientes. Nunca como hoy, se han alineado todos los vectores a favor de la transición democrática en Venezuela.

Es hora de avanzar; vamos 4 a 0, y esto es HASTA EL FINAL.

​ En esta columna, la jefa de la oposición venezolana hace un balance de la última farsa electoral del chavismo  El Mundo 

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