Una mujer francesa quiso estafar a su seguro, pero un detective descubrió que escondía una gran mentira
En 1983, una mujer llamada Sana, oriunda de Carmaux, al sur de Francia, sufrió un accidente en la vía pública cuando un automovilista la atropelló, hirió de gravedad sus dos piernas y se dio a la fuga. Sin poder caminar por el fuerte impacto, esta persona acudió al seguro en busca de una compensación por el daño recibido.
Desde la aseguradora optaron por mostrar la otra cara de la moneda y no evadir el problema, por ende decidieron concederle una indemnización de 100 mil francos, la moneda que existía por ese entonces en el país europeo y que en 2002 dejó de estar en circulación para plegarse al Euro.
Una vez cobrado ese monto económico, Sara se dio cuenta de que podía sacar una ventaja al solicitarle al seguro un resguardo económico por este accidente. Así fue como, 10 años después, en 1993, adujo que su salud no mejoró y sus piernas aún sentían el impacto de ese accidente en la vía pública, a punto tal que tenía que ser asistida por una silla de ruedas. En consecuencia, volvió a recibir un aporte económico.
Según consignó el medio francés La Dépêche, la protagonista de esta historia recurrió nuevamente a la aseguradora en 2004 y 2014 con el mismo pretexto, ambas con resultado favorable. Sin embargo, en la última visita, las autoridades del lugar comenzaron a descreer de este relato, a pesar de que la mujer asistía religiosamente con su silla de ruedas para justificar su discapacidad a la hora de trasladarse por sus propios medios.
El caso tomó un giro esperado cuando en la quinta ocasión que la mujer pidió otra compensación por su parálisis de los miembros inferiores, a lo que la aseguradora le negó la petición y elevó el caso a la Justicia. Sin embargo, las autoridades judiciales decidieron desestimar, en principio, el caso al asegurar que la génesis del mismo ocurrió hace 40 años y se deberían recopilar todas las pruebas para dar un veredicto.
Con la firme intención de demostrar la estafa, la empresa de seguros contrató a un detective privado en el año 2017 con el fin de desenmascarar la mentira y así exponer en la Justicia las pruebas pertinentes.
En tan solo tres meses, el detective recopiló una serie de imágenes y videos que pusieron en evidencia a la mujer. En uno de ellos, se observa a ella caminando por los pasillos de un reconocido supermercado de la zona de Toulouse, sin asistencia de su silla de ruedas; por la tarde de ese mismo día, Sana, de 63 años, asistió al médico con su andador para justificar sus reiterados pedidos de compensación económica.
Visitas a un campo con tacos y calzados con superficie, viajes en una lujosa camioneta 4×4 por la zona sur de Francia, fueron otros de los datos recopilados mediante videos para avanzar en la Justicia. Con la información vertida en un expediente, la mujer se excusó que la persona en cuestión era su hermana, quien, según ella, se parecía mucho a su figura. Sin embargo, testigos que se presentaron en la causa indicaron que jamás vieron a Sana trasladarse en silla de ruedas y eso empantanó en absoluto su defensa.
En una disputa jurídica, el abogado de la aseguradora se mantuvo firme en su posición, mientras que la defensa esgrimió que este caso se encuadraba en un “acoso”. A raíz de ello, la Justicia francesa determinó que Sana cometió una estafa y la condenó a ocho meses de prisión con suspensión de pena. También fue castigada con una multa de 20 mil euros que deberá devolverle a la compañía.
Sana pidió por muchos años una compensación económica por un accidente vial a una aseguradora; el punto de giro de esta historia que incluyó la presencia de un detective para desactivar su mentira En las redes
Leave a Comment