Un trago amargo para los que dependen del jugo de naranja en el desayuno​

La receta de las mimosas es muy simple: una parte de champán y una parte de jugo de naranja. Dentro de poco, sin embargo, ese trago tal vez sea menos accesible que antes, y no precisamente porque el espumante sea cada vez más caro. Desde fines de 2021, en el mercado financiero de Nueva York, el precio del concentrado de jugo de naranja en los contratos a futuro, la herramienta que usan los productores de bebidas usan para protegerse de los vaivenes de precios, se cuadruplicó. Y el 9 de septiembre alcanzó un pico intradiario de US$5,80 por libra de peso: en una sola semana, rompió cinco veces su propio récord.

El problema es que el mercado de naranjas para hacer concentrado está, justamente, muy concentrado. La cosecha de naranjas en Florida, que alguna vez fue el segundo productor mundial de ese cítrico, se desplomaron un 92% en los últimos 20 años, como resultado de las pestes, los huracanes, y el aumento de los costos de producción. Hoy, los que abastecen el mercado de frutas frescas en Estados Unidos son mayormente otros países, como México y España. Y además está Brasil, que concentra el 70% de la producción mundial y una porción similar de las exportaciones. Pero ahora la producción en Brasil también está en problemas.

Pero el mercado ya enfrentaba amargas perspectivas desde principios de año. Tras otra catastrófica cosecha en Florida —la peor registrada desde antes de la Segunda Guerra Mundial—, resultaba evidente que las existencias mundiales de naranjas no iban a alcanzar. Más tarde, en mayo, tras una temporada de floración con calor extremo, los productores de San Paulo, el principal estado productor de naranjas de Brasil, pronosticaron que la cosecha de este año caería un 24% en comparación con 2023. Para colmo, los productores también enfrentaron un recrudecimiento del Huanglongbing (HLB), también conocida como “enverdecimiento de los cítricos”, una enfermedad bacteriana intratable que agria las naranjas y termina matando el árbol.

Pero ahora incluso ese sombrío pronóstico parece un exceso de optimismo, según Andrés Padilla, de la multinacional holandesa de servicios financieros Rabobank, porque en Brasil la sequía se está agravando: en algunas partes del cinturón citrícola de San Paulo no llovió durante cuatro meses. Y la plaga de enverdecimiento está fuera de control: en algunas franjas del estado, dos tercios de los árboles están infectados. Los grandes productores pueden darse el lujo de proteger sus naranjales con redes o insecticidas. Para los más pequeños, la única solución es arrancar de raíz los árboles potencialmente enfermos. Pero el aumento del precio del producto hace que muchos agricultores prefieran conservar sus plantaciones y, por lo tanto, la peste se propaga.

Ya hay muchas plantaciones dañadas, o sea que la cosecha de este año está condenada al fracaso. Y las próximas podrían ser igual de malas o peores. Un naranjo recién plantado tarda cuatro años en dar frutos, y también podrían verse expuestos al enverdecimiento. Además, la sequía podría volver a mermar el rendimiento de los árboles productivos. La producción en otras regiones puede ayudar, pero las zonas con suelos adecuados carecen de acceso al agua y están demasiado lejos de las plantas de fabricación de concentrado, alargando excesivamente el proceso. Y algunos agricultores de esas zonas podrían terminar optando por dedicarse a cultivos menos riesgosos que las naranjas, como la caña de azúcar.

A pesar de los altos precios, la demanda mundial de jugo de naranja sigue siendo fuerte, porque los consumidores todavía pueden pagar más. Eso podría aumentar un poco las ganancias de los productores, pero no mucho, porque los costos también subieron. Salvo en Estados Unidos y en Europa, que tendrán la prioridad de los distribuidores por ser los mayores consumidores, es posible que pronto el jugo de naranja empiece a escasear. A menos que ocurra un milagro, para los que dependen de una dosis de vitamina C en el jugo del desayuno, el trago puede ser amargo.

(Traducción de Jaime Arrambide)

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