Un hallazgo arqueológico ofrece nuevas evidencias religiosas de hace 35.000 años
La arqueología es una de las ciencias sociales más apasionantes, ya que partir de la búsqueda, el descubrimiento y la conservación de las piezas que datan de hace miles de años atrás, se comprende mejor las culturas y las costumbres que tuvieron nuestros antepasados en el planeta Tierra. En este sentido, en las últimas semanas se dio un descubrimiento impactante que podría dar un giro en los orígenes de la religión. Se trata de una cueva de Israel en la que se hacían rituales hace 35.000 años.
Las piezas arqueológicas son de vital importancia para el estudio de la evolución humana, ya que estas son pruebas físicas de cómo vivían las antiguas civilizaciones. En este sentido, la cueva de Manot, que está situada en Baja Galilea, Israel, estuvo en boca de todos la última década por los descubrimientos que en ella se dieron. En primer lugar, se halló ahí un cráneo de unos 55.000 años que se convirtió en uno de los restos de los Homo sapiens que colonizaron Europa más antiguos documentado fuera de África. Con el tiempo, se encontraron una basta cantidad de fósiles que continuaron los arqueólogos. Sin embargo, la última información es que se hallaron pruebas materiales de que en aquel lugar se hicieron prácticas rituales 35.000 años atrás.
Este hallazgo estuvo a cargo de un grupo de arqueólogos liderados por los israelíes Omry Barzilai, Ofer Marder e Israel Hershkovitz. En las profundidades de la cavidad, sellada hace unos 30.000 años, se descubrió una zona de ritual alrededor de una figura. Según detallaron, está en una galería dividida por formaciones de espeleotemas, donde el suelo es plano. Se trata de la evidencia más antigua conocida de comportamiento religioso en el Levante paleolítico, lo que ayuda a estudiar la conducta humana en una etapa en la que apenas hay evidencia arqueológica.
En este lugar se descubrió una escultura de piedra tridimensional, que tiene forma de tortuga o de caparazón, ubicado en una especie de altar. Esto sugiere que era un “objeto de culto” que pesa 29 kilogramos y fue tallada con herramientas de sílex. No obstante, su propósito y significado es un enigma. “Puede haber representado un tótem o una figura espiritual“, explicó Omry Barzilai, investigador de la Universidad de Haifa y de la Autoridad de Antigüedades de Israel, en diálogo con El Español. “Su ubicación especial, lejos de las actividades diarias cerca de la entrada de la cueva, sugiere que era un objeto de culto”, remarcó.
En cuanto a la cueva de Manot, cabe destacar que fue utilizada por los neandertales y los humanos modernos como hábitat en diferentes épocas. Ambas especies lograron desarrollar sus actividades básicas en este lugar como, por ejemplo, la carnicería de animales, la fabricación de herramientas de piedra y el consumo de alimentos. Sin embargo, el lugar más difícil par acceder es este complejo donde se habrían realizado rituales, según los investigadores, con el objetivo de mejorar la cohesión social de la comunidad, aunque no está comprobado. Este hallazgo es un gran puntapié para repensar los orígenes de la religión hace miles de años atrás.
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