Un descubrimiento de hace 2000 años demuestra la existencia de un aspecto clave de la Biblia​

Una investigación científica confirmó la existencia de Poncio Pilato, el hombre que condenó a muerte a Jesús de Nazaret en el año 33 de nuestra era. Este dato, que aparece en La Biblia, fue objeto de controversias durante siglos. Sin embargo, ante la duda de si el gobernante romano tuvo implicancias en la crucifixión, un equipo de arqueólogos trabajó en profundidad sobre esta hipótesis para saber si su figura tuvo el peso que se le asignó durante años.

Durante 2024 y en lo que va de 2025, se anunciaron diferentes hallazgos con respecto a las santas escrituras cristianas. Pese a que todavía se desconoce científicamente ciertos detalles expresados en la Biblia, hay fundamentos que se acercan a la historia relatada hace casi 2000 años.

El nombre de Poncio Pilato se mencionó en La Biblia y en otros textos antiguos, pero nunca se llegó a conocer algún lazo directo con su persona, hasta que en 1961 se descubrió una roca que más tarde sirvió como la pieza fundamental de un rompecabezas inconcluso. El gobernante existió y tuvo influencia en las decisiones de la vida social y política del Medio Oriente romano.

Por ese entonces, los arqueólogos que realizaban una excavación en las ruinas de un teatro en Cesarea Marítima -el puerto principal de la provincia romana de Judea-, encontraron una roca con la frase tallada: “S Tiberiéum, us Pilatus, ectus iuda e, e”. Ahora, en un análisis reciente se conoció que el lado incompleto refería a un emperador y su vínculo con Pilato.

“Dis Augustis Tiberiéum, Pontius Pilatus, praefectus iudaeae, fecit dedicavit”, sería la oración completa, que se traduce del latín como: “Al Divino Augusti Tiberieum, Poncio Pilato, Prefecto de Judea, dedica esto”.

En ese escrito se inscribió el nombre del máximo gobernante de Roma, Tiberio Julio César Augusto​, que fue el segundo emperador romano desde el 17 de septiembre del 16 de noviembre de 42 a. C. al 16 de marzo de 37 d. C.

Según se supo, el templo donde se erigió el antiguo teatro correspondía a un sitio de culto al emperador romano. En sus mismas columnas se talló la referencia de Pilato como encargado de Judea y protector del imperio. Su triste fama recorrió occidente por ser quien ordenó la crucifixión de Jesús y que más tarde se lavó las manos con agua, como símbolo de no querer tener culpabilidad en su decisión final.

Tras completar la frase y comprender que se trata de Poncio Pilato, es posible confirmar el resto de los relatos que se le atribuyeron a lo largo de la historia. Después de la muerte del hijo de María y José, asesinó a un grupo de samaritanos que buscaban presuntas reliquias de Moisés en su territorio, gesto que enfureció a los políticos y por el que más tarde fue destituido por sus actos violentos.

Luego de esa confusa situación, lo enviaron a Roma, donde iba a ser juzgado por Tiberio. Sin embargo, el emperador murió y su castigo pasó a manos de Calígula, quien pudo no haber ejecutado ninguna orden al respecto. Con el paso de los años y sin un trabajo como funcionario del gobierno, murió en el olvido.

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