Sub 20: la mirada de Hugo Tocalli, último DT campeón mundial en juveniles, de la selección y Diego Placente

El fútbol está lleno de historias cíclicas. En 1997, un joven Diego Placente alcanzaba la gloria máxima en Malasia, con José Pekerman como director técnico y Hugo Tocalli como mano derecha de éste. Casi tres décadas después, el ex defensor lateral es quien da las indicaciones al borde del campo de juego, mientras Tocalli, uno de sus maestros y último entrenador argentino en consagrarse campeón del mundo con la sub 20, lo sigue y lo alienta desde lejos. Este miércoles, el hoy coordinador de las divisiones inferiores de Independiente estará atento al televisor para seguir a la selección en la semifinal del Mundial de Chile ante Colombia, desde las 20, después de que a partir de las 17 se midan Marruecos y Francia en la otra llave.
“Por más que no salgan campeones, estos chicos van a darle mucho al fútbol argentino. Si me preguntan cuál fue mi mejor recuerdo del Mundial 2007, no digo que fue el título. Mi mayor satisfacción fue que tres meses después, Alfio Basile, el director técnico de la mayor, convocó a cinco jugadores de ese plantel: ‘Chiquito’ Romero, Gabriel Mercado, Éver Banega, Ángel Di María y Sergio Agüero. En esta selección también veo varios futbolistas con futuro en la mayor. Y además me gusta cómo Diego y su cuerpo técnico los guían, tanto en la cancha como fuera de ella”, explica Tocalli.
Hugo, de 77 años, dedicó su vida al fútbol. Jugó más de 400 partidos en la primera división y defendió los colores de San Lorenzo, Nueva Chicago, América (Cali), Argentinos Juniors, Unión y Atlanta. Fue campeón en Quilmes en el Metropolitano de 1978, pero su huella más profunda es la que dejó como entrenador y formador de juveniles. Durante más de una década fue el histórico ayudante de José Pekerman, con quien conquistó los títulos de campeón mundial de 1995 (Qatar), 1997 (Malasia) y 2001 (Argentina).
Después de que Pekerman decidiera continuar su carrera en el exterior tras su paso por la selección mayor en el Mundial Alemania 2006, Tocalli optó por quedarse en el país y asumir como entrenador de la sub 20. Un año más tarde condujo al equipo a la corona en Canadá. Desde entonces, la selección no volvió a gritar “¡campeón!” ni a quedar, como lo hizo ahora, entre las cuatro mejores del planeta. La oportunidad reaparece con Placente, exponente fiel de la escuela Pekerman-Tocalli, y un grupo de juveniles que alcanzaron esta instancia con el puntaje ideal, tras dejar atrás a Nigeria y México, dos de los principales candidatos.
-¿Imaginabas este presente de Diego?
-La verdad es que no, aunque él siempre fue un jugador muy rendidor. De hecho, al Mundial de Malasia viajamos sin él porque estaba definiendo el ascenso en Argentinos Juniors. Llevamos a Facundo Quiroga, que hoy es su ayudante. Pero Diego era tan importante que llegó dos días antes del debut y fue titular. En la cancha era un 3 agresivo, tanto en la marca como al pasar al ataque, pero afuera hablaba poco. Un tipo tranquilo, algo pachorriento, pero que sabía muy bien lo que tenía que hacer y lo cumplía a la perfección. Ahora, como entrenador, se lo nota más activo; lo vi presentar un par de veces la tarjeta verde para revisar jugadas. Da gusto verlo, porque conserva ese espíritu de grupo que tuvimos nosotros, y siempre voy a desearle lo mejor.
-Muchos de los muchachos que compartieron el proceso con José y con vos integran los cuerpos técnicos de las selecciones: Lionel Scaloni, Walter Samuel, Pablo Aimar, Placente… ¿Notás similitudes en la manera en que trabajan?
-Mirá: una de las cosas más lindas me dijo Aimar, que vino a verme antes de empezar a dirigir. A Pablo lo interesa mucho la dirección técnica, sobre todo en las inferiores. Me contó que él y el resto de los muchachos decían que a muchas de las cosas que nosotros les enseñábamos las aplicaban ahora con sus hijos, no solo con sus jugadores. Eso me llena de alegría. Es un estilo muy marcado, que tiene que ver con el respeto, los valores y la competitividad deportiva. Creo que eso hoy caracteriza a todas las selecciones argentinas. Yo, tal vez, era un poco más gritón. Pero Scaloni, Samuel, [Roberto] Ayala, Placente… Uno los observa dirigir o declarar y se percibe que actúan de manera muy parecida a la nuestra para comunicarse con los jugadores y resolver los problemas puertas adentro.
-¿Qué recuerdo guardás del Mundial de 2007?
-Ese grupo empezó a formarse en el Sudamericano, en el que fuimos segundos detrás de Brasil y nos clasificamos para los Juegos con aquel gol de cabeza del Laucha Acosta, contra el Uruguay de Cavani y Luis Suárez. Ese día ganamos por 1 a 0 y me di cuenta de que tenían condiciones para grandes cosas. Hicimos algunos ajustes para el Mundial, pero la base se mantuvo. En el torneo hubo otro punto de quiebre, el 3 a 0 frente a Chile en las semifinales, ante Alexis Sánchez y Arturo Vidal. Y en la final, contra República Checa, se confirmó todo lo bueno que habían mostrado.
-Después de ese Mundial dejaste la AFA. Se dijo que fue por el despido a Miguel Ángel Tojo, el DT de la sub 17 que era parte de tu equipo. ¿Fue solo por eso o hubo algo más?
-No, fue eso. De hecho, durante el Mundial de Canadá le había dicho a Julio [Grondona] que mi intención era dejar la dirección técnica. Veía que había jugadores del proceso de juveniles que no tenían chances en la mayor, pero que debían seguir formando parte del proyecto de alguna manera. Mi plan era armar un selectivo sub 23. Le puse como ejemplo a Lucas Biglia, y a él le gustó la idea y me pidió que avanzáramos. Pero cuando volvimos a Buenos Aires el panorama cambió: él no quería que Tojo continuara, y a Tojo lo había llevado yo. No nos pusimos de acuerdo y seguimos por caminos separados. Me dio un poco de bronca, pero ya pasó.
-Argentina sigue siendo el país que tiene más títulos de campeón mundial sub 20: seis. ¿A qué atribuís tantos años sin trofeos?
-Es un tema de procesos. A mí me gustan los proyectos a largo plazo. En algún momento Argentina se desvió de ese sendero y pasaron demasiados directores técnicos en poco tiempo, lo que dificulta lograr resultados. Creo que este es el rumbo correcto para que el país vuelva a instalarse entre los mejores. El material está: buenos directores técnicos y buenos jugadores. Pero insisto: yo no busco el título por el título. Si se gana, bien, y si no, mala suerte. Lo fundamental para mí es formar futbolistas para la selección mayor, aunque una cosa va de la mano con la otra. Siempre es bueno sumar prestigio. Y estos chicos merecen lo mejor.
A los 77 años, recuerda los primeros pasos de aquel “tipo tranquilo” y la conquista de Canadá 2007 y analiza al equipo de hoy Fútbol
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