Son rusas, prometieron desembarcar en el país si la selección ganaba el Mundial y crearon un negocio insólito​

“Creemos en la magia y queremos regalarle magia a la gente”, dice Mariya, una de las socias de “Alicia y el gato”, un restaurante temático recientemente inaugurado en el barrio porteño de Belgrano. Ella, Natali, una de sus socias– e Ileana, -la tercera socia está de viaje en Rusia por trabajo- hablaron de su creación sentadas en una de las mesas del local desde donde se tiene una vista privilegiada de los diferentes dibujos, colores y accesorios exquisitos que generan la mística de este espacio en el que ningún detalle fue dejado al azar.

Vienen de rubros distintos: ambas nacidas en Rusia, Mariya estudió profesorado de inglés y francés, y luego Marketing. Natali es profesora de Literatura y ruso. Ambas se conocieron mientras trabajaban en su país natal, en el área de Marketing de una empresa donde también conocieron a Ileana, quien es abogada y aún realiza trabajos allá.

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Las unió la pasión por la literatura y los cuentos en los que todo puede pasar. “El cuento de Alicia siempre me gustó mucho, no sólo de niña, sino también como adulta, me hipnotiza, me hace pensar muchas cosas, ver hasta dónde podemos llegar”, afirmó Natali, que se confiesa apasionada del realismo mágico y de la literatura de Julio Cortázar. Curiosa por naturaleza y amante de la escritura, Natali escribió varios libros, algunos sobre sus viajes a dedo por Sudamérica y Estados Unidos, y una novela de ficción. “Me gusta escribir sobre todo lo que hago y lo que me pasa, tener un registro de esas experiencias”, relató la emprendedora que desembolsó US$150.000 en la ambientación del local.

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Cuentan que muchas de las intervenciones que componen el local las hicieron con sus propias manos: una pared en la que deslumbra un mural de Alicia junto a una enorme cantidad de naipes enormes que parecen volar desde abajo, relojes que cuelgan del techo, un pasillo con un espiral interminable e infinidad de objetos en los que la mirada parece perderse con la curiosidad y el encantamiento infantil.

Antes de desembarcar en la Argentina, las jóvenes ya habían conectado con el mundo emprendedor: desde esa óptica en la que la imaginación deja volar los sueños más increíbles, armaron en Rusia dos departamentos temáticos para alquiler temporal a turistas. “Trabajamos mucho tiempo en corporaciones, pero siempre tuvimos el sueño de hacer un emprendimiento propio. En un momento se puso muy de moda el tema de los alquileres temporales allá y nos pareció buena idea, pero quisimos darle una vuelta más, hacer algo distinto, y empezamos a pensar en departamentos con temas de cuentos, historias”, dijo Mariya.

Así, ambientaron primero un espacio basado en Star Wars, al que también le sumaron muchos detalles y creatividad en murales y espadas temáticas. El emprendimiento funcionó muy bien y tuvo excelentes referencias. De esta manera avanzaron con uno más, pero esta vez lo ambientaron con diseños de Harry Potter con una estética que replica la escuela del pequeño mago.

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El desembarco en la Argentina

Ante la consulta de por qué desembarcaron en el país, responden entre risas: “Porque son campeones del mundo”. Mariya relató que, mientras estaban decidiendo si venir a vivir a Argentina durante el Mundial en Qatar, hicieron una broma y desafiaron al destino: si el equipo de Scaloni ganaba, viajarían a la Argentina.

Natali, nacida en Komsomolsk del Amur, una ciudad rusa cercana a la frontera con China, ya llevaba un tiempo viviendo en la Argentina debido a que su marido es argentino y se dedica al folclore. Ella siempre supo que algún día viviría en la tierra de su amor, un lugar que descubrió hace 10 años cuando viajaba como mochilera. Cuando su amiga Mariya le contó sus planes de venir a la Argentina, Natali le habló de inmediato sobre las carnes, los vinos y los hermosos paisajes locales.

“Yo estudié idiomas, y en general las personas que estudiamos otros idiomas tenemos el sueño de viajar. Argentina es un país que abre sus brazos a los extranjeros y, cuando me surgió la pregunta sobre dónde podría vivir, apareció como una opción y le escribí a Natali. Al principio tenía la idea de probar, pero cuando empezamos con este proyecto de Alicia sentí que podía ser para siempre”, recordó Mariya, que nació en Cheliábinsk en una familia con cuatro hermanos, lo cual es poco común en Rusia, donde las familias suelen tener pocos niños. Esto incluye un hermano mellizo y dos hermanos más. Ella cree que su pasión por hacer felices a los niños proviene de su propia experiencia familiar. Mariya comenta que escuchar la risa de los chicos o ver a los adultos felices es como miel para el alma. Y disfruta viendo su local completamente lleno poco después de haber abierto.

Cuenta que la idea es seguir avanzando con proyectos similares, no solo otros espacios gastronómicos inspirados en cuentos, sino también hasta un hotel en el que cada habitación está ambientada con la temática de una historia mágica. “Alicia dice: todo lo que tu piensas que es posible. Y yo creo que nada pasa por casualidad, es como el espiral de nuestro pasillo, todo puede llevarte al lugar correcto”, concluye Mariya.

​ Tienen un lugar decorado como el cuento infantil “Alicia en el país de las maravillas” con un techo móvil con miles de relojes colgantes  Inmuebles Comerciales 

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