Se amaban en pantalla, se odiaban afuera: la guerra secreta en Reto al destino que enemistó a Richard Gere y Debra Winger

Cuando Reto al destino llegó a los cines en 1982, el público se enamoró del romance entre Zack Mayo (Richard Gere) y Paula Pokrifki (Debra Winger). La película se convirtió en un fenómeno de multitudes, pero lo cierto es que detrás de esa química arrebatadora se ocultaba una realidad muy diferente: Richard Gere y Debra Winger no podían ni verse.
La cinta, que catapultó a ambos actores al estrellato, fue también el escenario de una de las disputas más famosas de Hollywood. Winger, quien acababa de triunfar en Urban Cowboy junto a John Travolta, llegó al proyecto con la reputación de ser una actriz talentosa pero complicada. Richard Gere, por su parte, venía del éxito de American Gigolo y ya había demostrado que tampoco era precisamente fácil de manejar en sets anteriores.
Una actriz con fama de “difícil”
Debra Winger había forjado una reputación en Hollywood: conocida por su intensidad y perfeccionismo, no temía enfrentarse a directores, productores o compañeros de reparto cuando algo no le parecía correcto. Esta característica, que en un actor masculino habría sido vista como profesionalismo y dedicación, en su caso fue etiquetada como “ser difícil”.
La propia Winger reflexionó sobre esta doble vara con la que se medía a las actrices en los años 80. “Tenía fama de ser ‘difícil’. ¿Pero habría sufrido la misma acusación un hombre? Probablemente lo habrían admirado por decir lo que pensaba y lo habrían llamado ‘perfeccionista’”, declaró años después, al cuestionar el sesgo de género que permeaba a la industria.
Su reputación no era infundada. Ya en Urban Cowboy, Winger había tenido roces significativos con John Travolta, quien según recordó la actriz, las tres primeras preguntas que le hizo fueron “si era judía, si se había graduado de la universidad y una de índole sexual”. Durante una escena que requirió que Travolta se pusiera violento, este le dio una bofetada tan fuerte que le rompió un diente.
El director James Bridges la describió como una actriz con instintos certeros: “Tuvimos una pelea terrible en Urban Cowboy. Se negó a interpretar una escena y tuve que cerrar el set durante un día entero. Estaba furioso con ella, pero luego vi la escena y me di cuenta de que algo fallaba en el diálogo. Su instinto había acertado”.
Esta actitud desafiante y su búsqueda constante de la excelencia artística la acompañaron al set de Reto al destino, donde las tensiones no tardaron en manifestarse.
El choque entre dos personalidades fuertes
El rodaje de Reto al destino tuvo lugar a finales de 1981 en los alrededores de Port Townsend, Washington, en la base militar abandonada de Fort Worden. Desde el primer día, quedó claro que Gere y Winger no conectarían fuera de cámaras. Ambos actores, que habían superado a intérpretes como Christopher Reeve, Jeff Bridges, Meg Ryan y Geena Davis para conseguir sus papeles, parecían vivir en mundos paralelos durante la producción.
Louis Gossett Jr., quien interpretó al sargento Emil Foley, fue testigo directo de la animosidad entre ambos protagonistas. En su autobiografía An Actor and a Gentleman, Gossett reveló detalles sobre la dinámica del set: “El resto del elenco festejaba, pero Richard y Debra se retiraban a sus propios lugares. La química entre ambos en pantalla era fantástica, pero la cosa cambiaba una vez que se apagaba la cámara. No podrían haber estado más distanciados”.
La tensión era palpable para todo el equipo de producción. Mientras las cámaras grababan, Gere y Winger lograban crear esa magia cinematográfica que conquistó a millones de espectadores. Sin embargo, en cuanto el director gritaba “¡Corten!”, los dos actores se alejaban inmediatamente hacia extremos opuestos del set, y evitaban cualquier interacción personal.
Winger no ocultó su frustración con la experiencia. En declaraciones posteriores, la actriz expresó abiertamente su descontento tanto con su coprotagonista como con toda la producción. Su comentario más famoso y controvertido fue describir a Gere como “un muro de ladrillos”, una frase que la perseguiría durante décadas. También tildó al director Taylor Hackford como “un animal”.
Más allá del conflicto personal
Sin embargo, las tensiones entre Gere y Winger fueron solo la punta del iceberg de lo que Winger experimentó durante el rodaje. La actriz reveló que el ambiente de trabajo era tóxico debido a la presencia de lo que ella llamó “hombres malos al mando”. El problema, según su perspectiva, iba mucho más allá de las diferencias personales con su coprotagonista.
Winger sufrió episodios de humillación durante la producción. En un momento dado, un miembro del equipo revisó algunas escenas y le entregó pastillas para la retención de líquidos, ya que le dijo que se veía “hinchada”.
“Era tan joven que ni siquiera sabía qué era, así que lo devolví y dije: ‘No me lo llevo’”, recordó Winger años después. “Me pareció ridículo. Pero alguien más podría haber sucumbido”.
La actriz también explicó que sus inseguridades sobre sus propias habilidades interpretativas la llevaron a arremeter contra sus compañeros de reparto. “Me desquitaba con todo el mundo”, admitió en una entrevista con el Daily Mail en 2009.
“Cuando hay cerdos involucrados, cuando hay hombres malos al mando, tienden a quitarle gracia”, explicó Winger en una entrevista de 2018. “En Reto al destino no era tanto el director, pero teníamos hombres malos al mando, así que eso enturbiaba un poco las cosas”.
A pesar de todo, Winger no se arrepiente de haber participado en el film: “No me arrepiento de haber hecho la película porque le dio alegría a mucha gente. Pero su realización fue arriesgada. No necesito mucho cuando hago una película, pero sí respeto, y no lo conseguí”.
Reto al destino: la recordada escena final que marcó generaciones
La reconciliación después de décadas
A pesar de todos los conflictos y las declaraciones públicas que alimentaron la prensa durante años, tanto Gere como Winger lograron eventualmente superar sus diferencias. El tiempo les dio perspectiva sobre lo ocurrido durante aquellos tensos meses de rodaje.
En entrevistas posteriores, ambos actores demostraron que pueden bromear sobre su pasado conflictivo. Winger contó que cuando se encuentra con Gere en eventos sociales, él suele preguntarle con humor: “¿Sigues diciendo cosas terribles de mí?”. Ella reconoce que “probablemente podría haber pensado en algo mejor” que llamarlo “muro de ladrillos”.
“Los únicos comentarios que se publicaron fueron los que provocaron polémica”, declaró Winger a The Guardian en 2002. “Tuvimos un momento malo en nuestra vida, pero todos debemos ponerlo en perspectiva”.
El momento más simbólico de su reconciliación tuvo lugar en 2011, durante el Festival Internacional de Cine de Roma. Fue la propia Winger quien entregó el Premio a la Trayectoria a Richard Gere y en su discurso le agradeció “todas sus muestras de cariño a lo largo de los años” y lo calificó como “una gran persona, un ciudadano del mundo”.
Gere, por su parte, ha elogiado públicamente el talento de su antigua coprotagonista. “Tiene una cualidad realmente interesante. Es muy difícil ser tan abierta, espontánea y amable. Ya sabes, una persona agradable, genuina y sincera ante la cámara. Eso no es fácil. Ella lo logra”, declaró en 2012.
El actor también reconoció su propia responsabilidad en las tensiones del pasado: “Yo nunca podría ser así. Era demasiado complejo. Había demasiadas cosas sucediendo. Simplemente tener una presencia directa es extremadamente difícil de lograr”.
El público se emocionó con el romance militar y, hasta hoy, el final de la película es recordado por todos; sin embargo, los protagonistas no podían ni cruzarse fuera del set Espectáculos
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