Residencias médicas, capacitar para la salud​

Un artículo del doctor Roberto Borrone publicado en LA NACION hacía foco en estos días en la triple crisis que golpea hoy a la medicina, afectando la cantidad, calidad y confiabilidad de nuestros profesionales. Ya no basta con centrarse exclusivamente en cuestiones científicas o académicas. Los nuevos desafíos laborales que plantea el ejercicio de la medicina en la Argentina han adquirido protagonismo. “¿Quién cuidará nuestra salud en un futuro cercano?” se pregunta el profesional.

Con déficit de infraestructura, presupuestos insuficientes y carencia de recursos mínimos para la atención sanitaria, el recurso humano sufre también distintas formas la pauperización.

El año pasado, desde este mismo espacio editorial, hablábamos de los 7300 médicos, bioquímicos y enfermeros que se postulaban para cubrir las 5848 vacantes de residencias. Estas constituyen el mejor sistema formativo de posgrado para entrenar especialistas confiables. A comienzos de julio, fueron 8282 los postulantes a rendir el examen, sobre un total de 11.000 inscriptos, que reunieron las condiciones para aplicar a las distintas disciplinas: 68,9% argentinos y 21,3 extranjeros. El 66,5% de quienes se presentaron a rendir en alguna de las 27 sedes del país fueron mujeres. Si bien el número registró un leve aumento, lamentablemente y por segundo año consecutivo, la proporción de egresados argentinos interesados en continuar su capacitación por esta vía sigue por debajo del 70%.

El examen evalúa el conocimiento adquirido en la facultad y cómo los postulantes lo aplican en la resolución de diferentes casos clínicos. La sede con mayor número de concursantes, casi la mitad de los habilitados, fue la Villa Olímpica Parque Roca. Durante años, una vez aprobado el examen, el lugar para hacer la residencia se elegía por orden de mérito y se optaba por aquellas de mejor reputación. Hoy, la economía condiciona la elección y por conveniencia puede priorizarse por simple cercanía.

Especialidades médicas clave como la pediatría que ya afrontan un presente dramático amenazan con agravarse. Con 600 vacantes en 188 centros que ofrecen esta residencia en hospitales públicos, universitarios y privados, apenas hay 420 inscriptos, muchos de ellos extranjeros. El año pasado, la mitad de los cargos en especialidades prioritarias como pediatría, clínica, cirugía y obstetricia quedó vacante.

En farmacia, hay 151 inscriptos, en un 98% de nacionalidad argentina, para cubrir 165 cargos. Para farmacia hospitalaria, hay solo 15 inscriptos para 50 cupos.

Se registró un aumento del 13,5% de argentinos y del 12,9% de extranjeros respecto del año anterior. Provienen principalmente de Ecuador, Bolivia, Colombia, Brasil, Perú y Venezuela y homologan sus títulos de grado aquí para completar la residencia en nuestro país, pero en la mayoría de los casos regresan luego a sus lugares de origen en busca de mejor retribución económica. La proporción de egresados locales que opta por hacer la residencia creció menos que la de extranjeros: 12,2% versus 22.3%. Razones económicas llevan a muchos jóvenes profesionales a preferir otras posiciones, sin agobiantes exigencias laborales contrarias a sus expectativas de calidad de vida, en lugar de formarse en una residencia.

Es un hecho también que la preferencia profesional circula por fuera de las especialidades más tradicionales para volcarse hacia las mejor pagas como anestesiología, cirugía, cardiología o medicina forense. Promover o ayudar precisamente a las de mayor demanda es la única forma de prever que no falten a futuro, encarando una distribución inteligente de cargos acorde con las especialidades que demanda el sistema de salud.

Distintos especialistas plantean revisar el alcance del título universitario para el ejercicio de la profesión, volviendo obligatoria la residencia toda vez que las habilidades que se requieren solo se adquieren en la práctica. Esto dotará de confiabilidad a nuestros profesionales. Hoy, con distintas vías para obtener certificación de especialista, muchas residencias no se cubren. Las cifras confirman que alrededor de un 30% de los médicos recibidos en Argentina no rinde el examen para una residencia. Para modificar la situación, habrá que mejorar las condiciones laborales y económicas de los residentes revalorizándolas adecuadamente. Los profesionales que no completen satisfactoriamente su formación hoy serán los que atiendan con peligrosas deficiencias la salud de la población a futuro. No menoscabemos la gravedad de la situación.

​ Un artículo del doctor Roberto Borrone publicado en LA NACION hacía foco en estos días en la triple crisis que golpea hoy a la medicina, afectando la cantidad, calidad y confiabilidad de nuestros profesionales. Ya no basta con centrarse exclusivamente en cuestiones científicas o académicas. Los nuevos desafíos laborales que plantea el ejercicio de la medicina en la Argentina han adquirido protagonismo. “¿Quién cuidará nuestra salud en un futuro cercano?” se pregunta el profesional.Con déficit de infraestructura, presupuestos insuficientes y carencia de recursos mínimos para la atención sanitaria, el recurso humano sufre también distintas formas la pauperización.El año pasado, desde este mismo espacio editorial, hablábamos de los 7300 médicos, bioquímicos y enfermeros que se postulaban para cubrir las 5848 vacantes de residencias. Estas constituyen el mejor sistema formativo de posgrado para entrenar especialistas confiables. A comienzos de julio, fueron 8282 los postulantes a rendir el examen, sobre un total de 11.000 inscriptos, que reunieron las condiciones para aplicar a las distintas disciplinas: 68,9% argentinos y 21,3 extranjeros. El 66,5% de quienes se presentaron a rendir en alguna de las 27 sedes del país fueron mujeres. Si bien el número registró un leve aumento, lamentablemente y por segundo año consecutivo, la proporción de egresados argentinos interesados en continuar su capacitación por esta vía sigue por debajo del 70%.El examen evalúa el conocimiento adquirido en la facultad y cómo los postulantes lo aplican en la resolución de diferentes casos clínicos. La sede con mayor número de concursantes, casi la mitad de los habilitados, fue la Villa Olímpica Parque Roca. Durante años, una vez aprobado el examen, el lugar para hacer la residencia se elegía por orden de mérito y se optaba por aquellas de mejor reputación. Hoy, la economía condiciona la elección y por conveniencia puede priorizarse por simple cercanía.Especialidades médicas clave como la pediatría que ya afrontan un presente dramático amenazan con agravarse. Con 600 vacantes en 188 centros que ofrecen esta residencia en hospitales públicos, universitarios y privados, apenas hay 420 inscriptos, muchos de ellos extranjeros. El año pasado, la mitad de los cargos en especialidades prioritarias como pediatría, clínica, cirugía y obstetricia quedó vacante.En farmacia, hay 151 inscriptos, en un 98% de nacionalidad argentina, para cubrir 165 cargos. Para farmacia hospitalaria, hay solo 15 inscriptos para 50 cupos.Se registró un aumento del 13,5% de argentinos y del 12,9% de extranjeros respecto del año anterior. Provienen principalmente de Ecuador, Bolivia, Colombia, Brasil, Perú y Venezuela y homologan sus títulos de grado aquí para completar la residencia en nuestro país, pero en la mayoría de los casos regresan luego a sus lugares de origen en busca de mejor retribución económica. La proporción de egresados locales que opta por hacer la residencia creció menos que la de extranjeros: 12,2% versus 22.3%. Razones económicas llevan a muchos jóvenes profesionales a preferir otras posiciones, sin agobiantes exigencias laborales contrarias a sus expectativas de calidad de vida, en lugar de formarse en una residencia.Es un hecho también que la preferencia profesional circula por fuera de las especialidades más tradicionales para volcarse hacia las mejor pagas como anestesiología, cirugía, cardiología o medicina forense. Promover o ayudar precisamente a las de mayor demanda es la única forma de prever que no falten a futuro, encarando una distribución inteligente de cargos acorde con las especialidades que demanda el sistema de salud.Distintos especialistas plantean revisar el alcance del título universitario para el ejercicio de la profesión, volviendo obligatoria la residencia toda vez que las habilidades que se requieren solo se adquieren en la práctica. Esto dotará de confiabilidad a nuestros profesionales. Hoy, con distintas vías para obtener certificación de especialista, muchas residencias no se cubren. Las cifras confirman que alrededor de un 30% de los médicos recibidos en Argentina no rinde el examen para una residencia. Para modificar la situación, habrá que mejorar las condiciones laborales y económicas de los residentes revalorizándolas adecuadamente. Los profesionales que no completen satisfactoriamente su formación hoy serán los que atiendan con peligrosas deficiencias la salud de la población a futuro. No menoscabemos la gravedad de la situación.  Editoriales 

Leave a Comment

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *