Quiero trabajar de verdad

Hola, ¿cómo estás?
Voy a arrancar este correo con una frase y después te explico quién la dijo:
“Basta de jugar a trabajar, yo quiero trabajar de verdad”.
Eso es lo que le dijo un hombre de 42 años con síndrome de Down a su maestra de catequesis.
Esa docente era Perla Martínez y esa frase fue la semilla que hizo germinar la idea de fundar una organización para ayudar a las personas con discapacidad a insertarse en el mundo laboral. Esa ONG es Peldaños y está en Munro, Vicente López.
Empezaron con un taller que hacía ruedos de camisones y empaques de camisas de vestir. Hoy, en el taller hay 38 operarios que se dividen en los sectores de pastas y repostería. Cocinan de lunes a viernes de 9 a 14 y lo que producen lo venden al público o a restaurantes de la zona.
Por ese trabajo, las 38 personas con discapacidad tienen un ingreso mínimo que sale del programa Talleres Protegidos.
Hace unos días la periodista Gabriela Vigo visitó a Peldaños para charlar con una pareja que se conoció allí. Entre las cosas que le contaron, le hablaron de sus deseos: “Soñamos con tener un emprendimiento propio”.
Lo que hace Peldaños es clave pero tiene una limitación: después de aprender un oficio, muchas de esas personas aspiran a un trabajo que les permita tener un ingreso que los ayude a ganar autonomía.
Acá te comparto una foto de Nicolás Lorenzo y Bárbara Galleazzi, que tienen 34 años, una discapacidad intelectual y el sueño del emprendimiento propio:
Entre otros actores, quienes pueden hacer mucho por la inclusión laboral son los empresarios y emprendedores.
Este año en LA NACION contamos muchas historias de empresarios comprometidos con la idea de crear empleo con propósito social. Podés leer algunas de esas historias en este link.
Hoy te quiero hablar de una iniciativa que la periodista Jazmín Lell contó hace unos días: un grupo de empresarios se puso como objetivo del año contratar a 100 jóvenes de familias vulnerables.
Estas empresas están nucleadas en la red Vistage y ya generaron 35 puestos. Lo que se plantean es crear oportunidades laborales en un sector que no suele acceder al empleo registrado: solo tres de cada 100 jóvenes que viven en hogares muy pobres acceden a un trabajo registrado, según reveló un análisis del Observatorio de la Deuda Social de la UCA hecho en exclusiva para LA NACION.
“Lo que hacemos desde Vistage es transformador a nivel sociedad. Porque no termina en el empleado al que contratás y que cobra un sueldo, sino que ese chico ayuda a la familia y le transmite que hay esperanza y posibilidades de tener una vida diferente“, dice Pablo Falduti, uno de los empresarios impulsores de la movida para dar más oportunidades.
Mirá esta foto:
Él es Pablo Romero. Tiene 24 años y es uno de los operarios de producción recién llegados a Merclin, una fábrica de productos de limpieza. “Después de haber tenido solo trabajos en negro, cuando entré a la empresa sentí un gran alivio. Por fin tengo la tranquilidad de que cada mes voy a cobrar un buen sueldo con el que puedo ayudar en mi casa y comprarme mis cosas”, dice el joven, que vive y se crió en Quilmes con su mamá, empleada doméstica, y tres hermanos.
Ahora sí me despido. Pero antes quiero compartirte una frase de Ariel Maya, dueño de Merclin:
“Cada trabajo en blanco significa una vida transformada. En general, los chicos que viven en contextos humildes tienen que aportar plata en la casa porque los papás tienen empleos inestables o informales con salarios bajos. Por eso, cuando contratás jóvenes que provienen de entornos vulnerables, en blanco, con un buen sueldo, no solo su vida cambia, sino que contribuye a que la situación de la familia en general tome otro rumbo”.
Eso es todo por hoy. Que tengas un buen fin de semana.
Saludos, Javier
Hola, ¿cómo estás?Voy a arrancar este correo con una frase y después te explico quién la dijo:“Basta de jugar a trabajar, yo quiero trabajar de verdad”.Eso es lo que le dijo un hombre de 42 años con síndrome de Down a su maestra de catequesis. Esa docente era Perla Martínez y esa frase fue la semilla que hizo germinar la idea de fundar una organización para ayudar a las personas con discapacidad a insertarse en el mundo laboral. Esa ONG es Peldaños y está en Munro, Vicente López. Empezaron con un taller que hacía ruedos de camisones y empaques de camisas de vestir. Hoy, en el taller hay 38 operarios que se dividen en los sectores de pastas y repostería. Cocinan de lunes a viernes de 9 a 14 y lo que producen lo venden al público o a restaurantes de la zona.Por ese trabajo, las 38 personas con discapacidad tienen un ingreso mínimo que sale del programa Talleres Protegidos.Hace unos días la periodista Gabriela Vigo visitó a Peldaños para charlar con una pareja que se conoció allí. Entre las cosas que le contaron, le hablaron de sus deseos: “Soñamos con tener un emprendimiento propio”.Lo que hace Peldaños es clave pero tiene una limitación: después de aprender un oficio, muchas de esas personas aspiran a un trabajo que les permita tener un ingreso que los ayude a ganar autonomía. Acá te comparto una foto de Nicolás Lorenzo y Bárbara Galleazzi, que tienen 34 años, una discapacidad intelectual y el sueño del emprendimiento propio: Entre otros actores, quienes pueden hacer mucho por la inclusión laboral son los empresarios y emprendedores. Este año en LA NACION contamos muchas historias de empresarios comprometidos con la idea de crear empleo con propósito social. Podés leer algunas de esas historias en este link.Hoy te quiero hablar de una iniciativa que la periodista Jazmín Lell contó hace unos días: un grupo de empresarios se puso como objetivo del año contratar a 100 jóvenes de familias vulnerables.Estas empresas están nucleadas en la red Vistage y ya generaron 35 puestos. Lo que se plantean es crear oportunidades laborales en un sector que no suele acceder al empleo registrado: solo tres de cada 100 jóvenes que viven en hogares muy pobres acceden a un trabajo registrado, según reveló un análisis del Observatorio de la Deuda Social de la UCA hecho en exclusiva para LA NACION.“Lo que hacemos desde Vistage es transformador a nivel sociedad. Porque no termina en el empleado al que contratás y que cobra un sueldo, sino que ese chico ayuda a la familia y le transmite que hay esperanza y posibilidades de tener una vida diferente“, dice Pablo Falduti, uno de los empresarios impulsores de la movida para dar más oportunidades.Mirá esta foto: Él es Pablo Romero. Tiene 24 años y es uno de los operarios de producción recién llegados a Merclin, una fábrica de productos de limpieza. “Después de haber tenido solo trabajos en negro, cuando entré a la empresa sentí un gran alivio. Por fin tengo la tranquilidad de que cada mes voy a cobrar un buen sueldo con el que puedo ayudar en mi casa y comprarme mis cosas”, dice el joven, que vive y se crió en Quilmes con su mamá, empleada doméstica, y tres hermanos.Ahora sí me despido. Pero antes quiero compartirte una frase de Ariel Maya, dueño de Merclin: “Cada trabajo en blanco significa una vida transformada. En general, los chicos que viven en contextos humildes tienen que aportar plata en la casa porque los papás tienen empleos inestables o informales con salarios bajos. Por eso, cuando contratás jóvenes que provienen de entornos vulnerables, en blanco, con un buen sueldo, no solo su vida cambia, sino que contribuye a que la situación de la familia en general tome otro rumbo”.Eso es todo por hoy. Que tengas un buen fin de semana.Saludos, Javier Comunidad
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