Qué hay de verdad detrás de la famosa frase: “Abrígate, te vas a resfriar”​

La sabiduría popular está repleta de consejos que, aunque bien intencionados, a menudo perpetúan mitos. Uno de los más comunes es el famoso “abrígate, te vas a resfriar”, asociado con la idea de que el frío provoca enfermedades respiratorias. Si bien se sabe que los resfriados y gripes invernales son causados por infecciones virales y no por la temperatura ambiental, hay algo de verdad en esta afirmación.

Durante el invierno, más de 200 virus pueden desencadenar estas enfermedades, incluidos rinovirus, adenovirus, enterovirus y ciertos coronavirus, así como el virus respiratorio sincitial y varios tipos de influenza. A pesar de los avances en pruebas diagnósticas, como los test populares tras la pandemia de 2020, sigue siendo difícil identificar con precisión cuál es el causante de cada caso, revela El País.

Dado que los virus están presentes durante todo el año, ¿por qué las enfermedades respiratorias parecen concentrarse en invierno? Una explicación clásica sugiere que, ante el frío, tendemos a refugiarnos en espacios cerrados, cálidos y poco ventilados, lo que facilita la transmisión. Aunque este argumento tiene algo de verdad, los expertos consideran que no es suficiente para explicar la estacionalidad de estas enfermedades.

La ecóloga Micaela Martínez, en sus investigaciones en la Universidad de Columbia, analizó patrones de casi 70 enfermedades infecciosas y encontró diferencias estacionales en todas ellas. Por ejemplo, mientras que los resfriados y gripes predominan en invierno, la varicela aumenta en primavera y la gonorrea en verano. Según Martínez, esto demuestra que la estacionalidad depende de múltiples factores, como el patógeno, el huésped y el entorno, y no únicamente de las rutinas, explicó al medio español.

Por qué cuando hace frío nos enfermamos: la verdad detrás del mito

Un factor clave es la fisiología humana, que puede influir en la susceptibilidad a ciertas enfermedades según la época del año. De esta forma, se comprueba que las bajas temperaturas afectan directamente la inmunidad innata, tal como sostienen los investigadores de las universidades de Harvard y Northeastern en un estudio: el frío reduce la efectividad de la primera línea de defensa del organismo, que son las células nasales.

Estas células producen vesículas extracelulares que contienen receptores y moléculas antivirales llamadas microARN, capaces de neutralizar virus antes de que infecten las células. Sin embargo, cuando las temperaturas caen alrededor de 4 °C, la producción de estas vesículas disminuye un 42%, y las que se generan contienen menos defensas antivirales. Esto debilita la capacidad para combatir infecciones respiratorias en climas fríos.

Benjamin Bleier, codirector del estudio, subraya que este hallazgo vincula por primera vez el frío con un descenso específico en la inmunidad viral. Además, otros factores contribuyen al aumento de enfermedades respiratorias en invierno. Por ejemplo, ciertos virus, como los de la gripe, se fortalecen en condiciones frías y secas, incrementando su capacidad de infección.

La relación entre el clima y las infecciones es compleja y varía según la región geográfica y el tipo de enfermedad. No existe una solución única para todas las infecciones invernales, pero el estudio ayuda a desmentir creencias populares como la idea de que simplemente estar en interiores provoca más contagios.

Entonces, ¿qué pasa con el consejo de “abrigarse”? Aunque no evite directamente los resfriados, proteger nuestra nariz, el principal punto de entrada de virus respiratorios, podría marcar una diferencia. Bleier lo resume con humor: “Llevar un abrigo en la nariz sí ayudaría”.

Las enfermedades invernales son el resultado de una combinación de factores, como la inmunidad, el clima y la biología de los virus. Aunque el frío no es el culpable directo, comprender cómo afecta a nuestro organismo nos permite tomar medidas más efectivas para prevenirlas.

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