“Pronóstico muy reservado”: la principal región productiva del país entró en una riesgosa cuenta regresiva
Las lluvias del fin de semana, que se aguardaban con esperanza, dejaron registros muy aislados en la región agrícola núcleo y crecen las dudas por la performance productiva de la campaña 2024/2025. Algunas localidades, como Rojas, recibieron apenas 8 milímetros, mientras que Chovet solo tuvo 2 milímetros. En este contexto, en la zona norte de Buenos Aires y el sur de Santa Fe en los próximos días se comenzará a recortar el rendimiento del trigo, mientras que en el oeste la situación es más compleja, ya que el cultivo está siendo afectado por la falta de precipitaciones, al igual que en el sudeste de Córdoba. Asimismo, en estas zonas, la siembra de maíz se encuentra retrasada por la falta de condiciones adecuadas.
El viernes pasado, la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) había advertido: “Tiene que llover para asegurar lo sembrado en maíz y evitar que siga aumentando el trigo bajo condición regular a mala”. La entidad había destacado la falta de agua, especialmente en el oeste de la región núcleo, donde la sequía afecta al 54% del área sembrada. La BCR estimó que “500.000 hectáreas de maíz están sembradas, pero se necesitan entre 15 y 20 mm de lluvia para asegurar una buena emergencia”.
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En un informe publicado hoy, la Oficina de Riesgo Agropecuario (ORA), dependiente de la Secretaría de Agricultura, alertó sobre la “preocupante situación de secamiento generalizado” en las provincias del centro del país, debido a las escasas o nulas precipitaciones registradas durante la última semana. Según el informe, “la situación de déficit alcanza la totalidad de la provincia de Santa Fe y se amplía en el oeste de la provincia de Buenos Aires”. En Entre Ríos se observan valores de reservas de agua escasas y sequía, aunque su región nordeste presenta condiciones más favorables.
A pesar de la crítica situación en varias provincias, la ORA destacó que “la provincia de Buenos Aires ha mejorado sus reservas a causa de las precipitaciones recibidas”, lo que ha permitido que la región triguera del sur se encuentre en óptimas condiciones. Sin embargo, la situación sigue siendo preocupante en Santiago del Estero, Córdoba y La Pampa, donde “se mantienen condiciones críticas por varias semanas consecutivas”.
En diálogo con LA NACION, Andrés Llovet, del área de Manejo de Cultivos del INTA Pergamino, indicó que los pronósticos fallaron y que el trigo en el norte de Buenos Aires venía en buenas condiciones, pero la falta de lluvias de los últimos días podría comenzar a impactar en el potencial o las perspectivas de rendimiento. Señaló que la campaña de fina comenzó “con muy buenas reservas de agua en el perfil”, lo que permitió obtener cultivos prometedores con buen potencial de rendimiento, pero para que esas perspectivas se cumplan y “no empezar a perder rendimiento, estamos necesitando precipitaciones en el corto plazo, aunque los pronósticos meteorológicos no lo están dando”. Llovet advirtió que, de no darse las lluvias, “se dificultará la posibilidad de alcanzar los 5000 kilos [por hectárea] que se esperaban cuando se hizo la siembra con otro tipo de condiciones”.
Aclaró que el panorama es muy diferente en el oeste de la región, que incluye el noroeste de Buenos Aires, el sur de Córdoba y sudoeste de Santa Fe, donde “las condiciones son más adversas porque no tuvieron la precipitación de fines de agosto que sí tuvo el norte”. En esa zona, el trigo fue sembrado “con la humedad inicial y algunas lluvias escasas, pero si no mejoran las precipitaciones, los rendimientos se verán comprometidos”.
En línea con esto, la BCR ya había advertido sobre la situación en esa región, indicando que “en el oeste de la región ya hay 50.000 hectáreas en malas condiciones, lo que representa el 4% del total de trigo sembrado”. Además detalló que “un 14% de los cultivos se encuentra en estado regular, un 46% en buen estado, un 36% en muy buen estado y solo un 2% en estado excelente”.
La situación se replica para la campaña gruesa, donde “en el norte de Buenos Aires y sur de Santa Fe se comenzó la semana pasada con la siembra de maíz, con condiciones de agua aceptables en el perfil”, según dijo Llovet, mientras que en el oeste la situación es más compleja. En ese sentido, el experto subrayó que “los productores han comenzado a sembrar maíz de primera aprovechando la humedad superficial remanente”, y que “las temperaturas del suelo ya son aceptables para una buena emergencia”.
Llovet destacó que “las condiciones de humedad actuales marcan un piso, pero no determinan el rendimiento final”. Afirmó que los modelos climáticos actuales proyectan “para el trimestre noviembre-diciembre-enero proporciones similares de probabilidades de La Niña y neutralidad, y en mucha menor medida, probabilidad de El Niño”. La Niña, explicó, “disminuye la probabilidad de buenas precipitaciones”. Por otro lado expresó que en el centro-este de la provincia de Buenos Aires la situación ha mejorado ligeramente gracias a las precipitaciones recientes.
En tanto, Juan Pablo Ioele, del INTA Marcos Juárez, describió la situación en el sudeste de Córdoba como “desalentadora”. Según indicó, los perfiles de humedad están “prácticamente secos en la mitad del departamento Marcos Juárez y casi todo el departamento Unión”. Precisó que las lluvias registradas a principios de mes oscilaron entre los 10 y 20 milímetros, pero solo beneficiaron una porción muy al este del sudeste de Córdoba, principalmente en la franja que ocupa el límite geográfico entre Santa Fe y Córdoba. Señaló que en maíz “muy pocos lotes se pudieron sembrar”. Fueron principalmente aquellos que recibieron esas precipitaciones, sumado a los que tienen muy buena cobertura y vienen bien rotados.
En cuanto al trigo, Ioele señaló que “el pronóstico es muy reservado”. La falta de agua ya está afectando el rendimiento: “Estamos viendo cómo toda esa potencialidad que habíamos tenido, con un buen macollaje y una muy buena implantación, se está viniendo abajo”. Subrayó que el cultivo se encuentra en un momento crítico: “Estamos en un período en el que necesitamos mucha agua, principalmente para asegurar el transporte de nutrientes a la planta, lo cual no está ocurriendo de la mejor manera, con mucho calor y baja humedad relativa”.
A pesar de este escenario complicado, destacó un aspecto positivo: “Lo único bueno de este panorama climático es que tiene bastante frenado el tema de las enfermedades en trigo, principalmente la roya, que la teníamos y temíamos”.
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