Plano secuencia​

En el “plano secuencia” la edición audiovisual es en tiempo real, en pleno rodaje, no después en la mesa de montaje. Exige un trabajo de precisión absoluta delante y detrás de cámara porque una vez que se empieza a filmar no hay cortes hasta que el trabajo llega a su fin. Cualquier paso en falso o error del elenco o del equipo técnico obliga a recomenzar todo desde el minuto cero.

Es un alarde que hemos apreciado en alguna intrigante película de Alfred Hitchcock y en El arca rusa, el deslumbrante film de Alexander Sokurov, entre otras recordadas producciones.

En estas últimas semanas la expresión “plano secuencia” volvió a ponerse furiosamente de moda dada la colosal fascinación que ocasiona en las audiencias de varios países la miniserie Adolescencia, que ha puesto a parlotear sin parar sobre ese particular dispositivo a expertos y legos, en el mundo virtual y real.

Cada uno de sus cuatro impactantes capítulos están rodados en un único plano secuencia que nos envuelve e involucra.

Vaya paradoja: nos asombra algo que nos sucede a cada uno en la vida real. Nuestros dos ojos conforman una cámara que va por la vida registrándolo todo en un larguísimo plano secuencia sin compaginación posible.

​ En el “plano secuencia” la edición audiovisual es en tiempo real, en pleno rodaje, no después en la mesa de montaje. Exige un trabajo de precisión absoluta delante y detrás de cámara porque una vez que se empieza a filmar no hay cortes hasta que el trabajo llega a su fin. Cualquier paso en falso o error del elenco o del equipo técnico obliga a recomenzar todo desde el minuto cero. Es un alarde que hemos apreciado en alguna intrigante película de Alfred Hitchcock y en El arca rusa, el deslumbrante film de Alexander Sokurov, entre otras recordadas producciones. En estas últimas semanas la expresión “plano secuencia” volvió a ponerse furiosamente de moda dada la colosal fascinación que ocasiona en las audiencias de varios países la miniserie Adolescencia, que ha puesto a parlotear sin parar sobre ese particular dispositivo a expertos y legos, en el mundo virtual y real. Cada uno de sus cuatro impactantes capítulos están rodados en un único plano secuencia que nos envuelve e involucra. Vaya paradoja: nos asombra algo que nos sucede a cada uno en la vida real. Nuestros dos ojos conforman una cámara que va por la vida registrándolo todo en un larguísimo plano secuencia sin compaginación posible.  Opinión 

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