Para fanáticos de Only Murders in the Building: cómo son las noches de misterio, la nueva tendencia de salidas inmersivas​

En Buenos Aires, la noche se abre a nuevas propuestas que desafían lo previsible. Cada vez más personas buscan alternativas al plan clásico de cine, bar o teatro. Una de las tendencias que gana adeptos está ligada a la fascinación por las historias de crímenes y delitos difíciles de resolver. Así surgieron, primero en Estados Unidos y el Reino Unido, las murder mystery dinners o immersive detective shows: experiencias participativas en las que el público puede jugar a convertirse en detective, jurado o criminal.

El éxito de esta propuesta se vincula con el furor por las series policiales, el true crime y el deseo de disfrutar una salida diferente que desafíe la inteligencia y fomente la interacción social. En estos lugares, donde también se puede cenar o tomar algo, el público se olvida por un rato de la realidad para jugar a ser protagonista de una ficción. Un poco al modo de los personajes de Only Murders in the Building (Disney+) o El club del crimen de los jueves, la consigna es trabajar en equipo para atrapar al criminal: habrá que analizar pistas, interrogar sospechosos, evaluar pruebas y resolver un crimen ficticio en tiempo real.

Cómo funcionan las noches de misterio

Hay distintos tipos de propuestas, pero, en general, se presentan tres alternativas. Puede realizarse en un teatro con o sin cena —funciones abiertas al público que pueden incluir comida y espectáculo, con asistentes que se convierten en parte de la trama—.

Otra variante son las fiestas privadas, en las que actores y organizadores llevan la experiencia a hogares u otros espacios y la adaptan a un grupo cerrado. Y, para quienes prefieren quedarse en casa, están los kits criminales: juegos con cartas, imágenes, pistas y consignas listas para usar que incluyen todo lo necesario para organizar una cena de misterio entre amigos o familia.

Casi todas las opciones siguen una fórmula similar: asignación de personajes, trama interactiva, recopilación de pistas, investigación y resolución del caso. El desafío comienza cuando a cada invitado se le asigna una identidad que deberá representar a lo largo del juego: un nombre, una historia de fondo, secretos y posibles motivos para cometer un crimen. Desde ese instante, nadie es quien parece y todos se convierten en piezas de un rompecabezas.

El desafío comienza cuando a cada invitado le asignan una identidad que deberá representar a lo largo del juego: un nombre, una historia de fondo, secretos escondidos y posibles motivos para cometer un crimen. Desde ese instante, nadie es quien parece y todos se convierten en piezas de un rompecabezas.

A medida que avanza la cena, la trama se despliega. Los actores irrumpen en escena como personajes clave, lanzan frases enigmáticas y siembran sospechas. Cada interacción forma parte del juego, y lo que parece casual suele esconder una pista. Las cartas con indicios empiezan a circular, se descubren objetos “olvidados” en los rincones y los invitados, entre bocados, comparan versiones y tejen hipótesis. El juego se intensifica: algunos interrogan con insistencia, otros guardan silencio esperando el momento de sorprender.

Al final, llega la instancia decisiva. Todos deben señalar al culpable, arriesgar una explicación sobre su motivo y revelar el método utilizado. Entonces se descubre la verdad: unos celebran haber acertado y otros se sorprenden por cómo fueron engañados. El desafío concluye, con la sensación de haber formado parte de un misterio que, por unas horas, se volvió real.

Un caso policial interactivo resuelto en equipo frente a proyecciones y pistas

Ubicada en Villa Urquiza, la propuesta de Experiencia Misterio combina proyecciones audiovisuales con juegos en equipos de cuatro o cinco personas. El formato nació durante la pandemia, cuando sus creadores —Belén Azar (directora y guionista), Agustín Guzmán y Juan Manuel Laprovitta— buscaron un momento de encuentro y juego a distancia. Al finalizar ese período, se transformó en un espectáculo audiovisual y teatral que integró dinámicas de sala de escape con gastronomía y humor.

Cada grupo recibe un kit de detective y debe resolver un caso policial antes que los demás, mientras disfruta de un menú de pizza y empanadas con bebida incluida. La experiencia dura aproximadamente dos horas y media y transcurre en un clima de competencia amistosa; por eso es una buena opción para ir con un grupo de amigos, en salidas de parejas o con compañeros de trabajo.

El valor ronda entre $25.000 y $30.000 por persona, según el día y la modalidad. Reservas disponibles en experienciamisterio.com e Instagram @experiencia.misterio.

Una cena teatralizada para resolver un asesinato ficticio

¿Quién Asesinó a Beatriz? es una propuesta desarrollada por los productores teatrales de EnigmaX —Mariano Rizzuto y Sebastián De María—: los comensales se transforman en detectives que deben descubrir al asesino de una mujer. Durante dos horas y media, el público interactúa con los actores Mariano Sanguinetti e Inés Cantarelli, quienes dan vida al personaje principal —el inspector Ludrop— y a los sospechosos.

A cada participante se le entrega un maletín con evidencia policial y, a lo largo de la noche —con un intervalo para descansar—, deberá poner en juego su capacidad para seguir pistas, resolver enigmas y hallar al culpable. Las funciones son itinerantes y, en septiembre, hay tres fechas: el 12 en El Galpón de Tacuara (Palermo); el 20 en Salón de Eventos Club Porteño by Amapola Resto (Ramos Mejía); y el 21 en Rontón Lomitas (Lomas de Zamora).

Las entradas anticipadas cuestan alrededor de $16.000, y las estándar, $18.000. Hay promociones con Club LA NACION. El menú es a la carta y se paga según lo consumido. Reservas a través de tickets.enigmaxoficial.com e Instagram @enigmax_ok

¿Y si el misterio es en la propia casa?

Un grupo de amigos recibe una invitación a una juntada en una casa, pero, al llegar, descubre que la idea va más allá de sentarse a charlar y comer: tendrá que resolver un misterio. Aparecen pistas escondidas, cartas con secretos y objetos que parecen insignificantes, pero guardan información crucial.

A medida que avanzan, los jugadores interrogan a sospechosos ficticios, debaten teorías y unen fragmentos de información que, al principio, no parecen conectados. Cada descubrimiento los acerca a la verdad y aumenta la tensión: ¿quién es el culpable?, ¿cuál fue su motivo?

Los kits para jugar en casa de Caso Criminal contienen todos los elementos necesarios para armar y resolver un misterio: personajes con sus historias y motivaciones, pistas para ir descubriendo, instrucciones sobre cómo desarrollar la investigación y, a veces, accesorios para ambientar el lugar.

La idea es que un grupo de amigos o familiares pueda jugar sin necesidad de actores ni grandes preparativos: cada uno asume un rol, sigue las pistas y, entre todos, resuelven el caso hasta descubrir quién es el “culpable”.

​ La fascinación por las series policiales, el true crime y la intriga se transforma en una experiencia vivencial  Qué sale? 

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