Nuestra Señora de Aparecida: cuál es su historia y qué oración rezar para pedir su ayuda​

El Día de Nuestra Señora Aparecida se conmemora cada 12 de octubre, en honor a esta advocación mariana que fue declarada patrona de Brasil en 1929 por el Papa Pío XI. Es considerada también una figura de esperanza, unidad y fortaleza, cuya imagen se encuentra en la Basílica que lleva su nombre en San Pablo.

La historia de Nuestra Señora de Aparecida

Sus orígenes se remontan al año 1717, cuando un grupo de pescadores que se encontraban trabajando en el río Paraiba visualizaron una imagen en el medio de las aguas. Se trataba de una figura de la Inmaculada Concepción fabricada en terracota, una arcilla de color oscuro. El descubrimiento surgió luego de que el grupo pidiera la intercesión de la Virgen María para conseguir una pesca abundante, luego de un año difícil.

De esta manera, el hallazgo resultó una señal de confirmación de la Virgen. Al poco tiempo, los pescadores consiguieron llenar sus redes y abastecer lo necesario, por lo que consideraron este hecho como un milagro. Es así que uno de ellos llevó esta figura a su casa, donde le dedicó un pequeño altar. Al poco tiempo, un colega trasladó la imagen a Itaguassú, en donde le construyó un oratorio. Este sitio se convirtió en el punto de reunión de los vecinos de la zona para solicitar ayuda y dedicar rezos a la Virgen.

De esta manera, el 26 de julio de 1745 se inauguró el primer templo dedicado a Nuestra Señora Aparecida en un municipio de San Pablo denominado Aparecida, en honor a la Virgen. En 1955, comenzaron las construcciones de la actual iglesia de Nuestra Señora Aparecida, la cual fue consagrada como Basílica el 4 de julio de 1980 por el Papa San Juan Pablo II durante su visita a Brasil.

Oración a Nuestra Señora de Aparecida

Nuestra Señora de Aparecida cuenta con su propia novena, una serie de rezos que se llevan a cabo durante nueve días para pedir su asistencia. Asimismo, el Papa Francisco dedicó un rezo especial en su honor cuando realizó una consagración personal y de Brasil a Nuestra Señora de Aparecida el 24 de julio de 2013, durante la Jornada Mundial de la Juventud en Río de Janeiro:

Madre Aparecida, tal como vos un día,

así hoy me siento yo delante de ti y de mi Dios,

que nos propone para la vida

una misión cuyos contornos y límites desconocemos,

cuyas exigencias apenas vislumbramos.

Pero en nuestra fe de que para Dios nada es imposible,

tú, Madre, no dudaste y yo tampoco puedo dudar.

‘He aquí la sierva del Señor, hágase en mí según tu palabra’,

de igual manera Madre, como tú, yo abrazo mi misión,

coloco mi vida en vuestras manos, para que vayamos tú, Madre y tu Hijo,

a caminar juntos, creer juntos, luchar juntos, vencer como siempre juntos;

caminantes, tú y tu Hijo.

‘Mujer he aquí a tu hijo, hijo he aquí a tu Madre’.

Madre Aparecida, un día llevaste a tu Hijo al templo para consagrarlo al Padre,

para que fuese completamente disponible para la misión,

llévame al mismo Padre, conságrame a Él con todo lo que soy

y con todo lo que tengo, aquí estoy, envíame.

Madre de Aparecida, pongo en vuestras manos,

para que la eleves ante el Padre, a nuestra juventud,

vuestra juventud, la Jornada Mundial de la Juventud,

cuánta fuerza, cuánta vida, cuánto dinamismo que brota y explota

y que puede estar al servicio de la vida de la humanidad.

Padre, acoge y santifica a tu juventud.

Finalmente Madre, te pedimos permanecer aquí siempre,

acogiendo a vuestros hijos y a vuestras hijas peregrinos,

pero también ven con nosotros, estate siempre a nuestro lado y acompaña nuestra misión,

a la familia grande de los devotos, principalmente cuanto más nos pesa la cruz

sustenta nuestra esperanza y nuestra fe,

sé fiel hasta la muerte y te daré la corona de la vida. Amén”.

​ El nombre de la patrona de Brasil se debe a la espontaneidad de su origen durante el siglo XVIII en el río Paraiba  Sociedad 

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