No estamos solos

No está mal preguntarse si realmente estamos solos en el universo. Pero aún está mejor recordar que no estamos solos en éste, nuestro singular planeta. Vean esta imagen tomada hace unos días en la Bahía de Monterrey, durante una jornada en la que se pudo observar una desacostumbrada cantidad de delfines (algunos informes hablan de más de mil) jugando y desplazándose juntos. De tan acotado que suele estar en nuestras vidas, cuesta recordar lo desbordante, poderoso y diverso que es el mundo salvaje. Quizás habría que agregar a los diversos tópicos de lo que consideramos civilización la necesidad de tenerlo presente: no hay humanidad sin registro de la belleza y no hay sucedáneo tecnológico que pueda recrear la intensidad del misterio, esa zona más allá y más acá de la palabra que nos hace únicos y, a la vez, apenas una más entre miles de formas de vida diferentes.
No está mal preguntarse si realmente estamos solos en el universo. Pero aún está mejor recordar que no estamos solos en éste, nuestro singular planeta. Vean esta imagen tomada hace unos días en la Bahía de Monterrey, durante una jornada en la que se pudo observar una desacostumbrada cantidad de delfines (algunos informes hablan de más de mil) jugando y desplazándose juntos. De tan acotado que suele estar en nuestras vidas, cuesta recordar lo desbordante, poderoso y diverso que es el mundo salvaje. Quizás habría que agregar a los diversos tópicos de lo que consideramos civilización la necesidad de tenerlo presente: no hay humanidad sin registro de la belleza y no hay sucedáneo tecnológico que pueda recrear la intensidad del misterio, esa zona más allá y más acá de la palabra que nos hace únicos y, a la vez, apenas una más entre miles de formas de vida diferentes. Cultura
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