Murió Manuel Mirabal, el “guajiro” de Buena Vista Social Club, a los 91 años​

“Me acaban de dar la triste noticia que ha fallecido el ‘Guajiro’ Mirabal, hermano querido, gran amigo, gran músico, gran hombre… Le enviamos nuestras condolencias a su familia. Gracias por tanto, querido amigo”. Esto es lo que escribió Omara Portuondo en su cuenta de Instagram el último lunes, para despedir a uno de sus socios en el famoso Buena Vista Social Club. Manuel Mirabal Vásquez, a quien todos conocían como “Guajiro”, había cumplido 91 años en mayo pasado y era uno de los pocos artistas todavía vivos y activos, que formaron parte de aquel famoso colectivo de artistas, que volvió a poner a la música de Cuba sobre los escenarios de todo el mundo, a finales de siglo pasado.

En la mañana del martes se realizaron las exequias, en el cementerio Colón de La Habana, de este gran profesional de la música que dedicó a la trompeta casi siete décadas de su vida. Mirabal había nacido el 5 de mayo de 1933 en Melena del Sur. Los primeros pasos con la trompeta los dio gracias a que su padre era el director de la banda municipal. Con apenas 12 años ya formaba parte de esa banda y para 1951, con 18 recién cumplidos, ya sabía que su destino estaba en los tres pistones de una trompeta. Integró la Banda de Música de Marianao. Fue miembro de la orquesta Riverside y del Conjunto Rumbahabana. Además, fue uno de los fundadores de la orquesta de los cabarets Tropicana, Parisién y del Hotel Nacional de Cuba.

Sobre su apodo, “Guajiro”, para nada llamativo en la isla de Cuba, hay opiniones encontradas. Algunos dicen que fue el cantante venezolano Óscar de León, quien lo bautizó de ese modo, en una de las visitas en las que el artista caraqueño hizo a Cuba, para actuar. Mirabal fue parte de su banda. Otros aseguran que el mote es bien anterior. Cuenta la leyenda que en 1960, cuando llegó a la orquesta Riverside, su cantante, Tito Gómez, lo bautizó con el apodo de “Guajiro”.

Durante una charla con LA NACIÓN, a propósito de una reedición del disco de Buena Vista Social Club, por su 25° aniversario, uno de sus integrantes, el laudista Barbarito Torres, decía: “Compay tenía en ese momento 90 años. Pero con gente como él teníamos mucha confianza. Compay fue el hombre que me trajo de mi pueblo para La Habana. Yo era muy admirador de Cachao, de Guajiro [Manuel] Mirabal. Con ellos no había trabajado nunca, pero los admiraba”.

Por si alguien no conoce aquella historia, Buena Vista Social Club fue un salón de un barrio de La Habana. Por allí pasó la música tradicional de Cuba, que tuvo sus años dorados en las décadas del treinta y del cincuenta del siglo pasado. A instancias del productor cubano Juan de Marcos González y el guitarrista estadounidense Ry Cooder, un grupo de veteranos cantantes e instrumentistas se reunieron junto a otros más jóvenes para revivir el espíritu y el sonido de aquella época que quedó plasmado en un disco, de 1996. Era aquel que comenzaba con los versos del tema “Chan Chan” y la voz grave de Compay Segundo: “De Alto Cedro voy para Marcané. Llego a Cueto, voy para Mayarí”.

Hubo un par de hitos que internacionalizaron aquel encuentro y su grabación. El concierto que todos los protagonistas dieron en Ámsterdam, en 1998, otro en el Carnegie Hall de Nueva York y, sobre todo, la película documental del cineasta Wim Wenders sobre este trabajo. Fue tal la repercusión que tuvo ese encuentro que giró por el mundo (aunque con prolongadas pausas) durante más de dos décadas. La última visita a Buenos Aires del colectivo musical, ya sin varios de sus fundadores, fue en 2018.

Más allá de la trastienda del proyecto, con todo el color que aportaron los personajes y sus historias, el elemento más concreto de Buena Vista Social Club fue un disco de catorce canciones. Algunas de ellas, como “Dos gardenias”, fueron versionadas decenas de veces. La lista estaba integrada por “Chan Chan”, “De camino a la vereda”, “El cuarto de Tula”, “Pueblo nuevo”, “Dos gardenias”, “¿Y tú qué has hecho?”, “Veinte años”, “El carretero”, “Candela”, “Amor de loca juventud”, “Orgullecida”, “Murmullo”, “Buena Vista Social Club” y “La bayamesa”. La reedición realizada en 2021 contó con algunos bonus track que se grabaron en aquellas sesiones de 1996 pero que finalmente no formaron parte del CD original, como “La Pluma” y “Vicenta”.

Más allá del éxito

Según los medios locales que lo despidieron al enterarse de su muerte, Mirabal fue distinguido de diversas maneras por su trayectoria artística. En 1998, recibió un Grammy Latino junto al Buena Vista Social Club, y en 2005, su disco Buena Vista Social Club presenta Manuel Guajiro Mirabal fue nominado al Grammy. Al año siguiente, también recibió una nominación a los premios Billboard de la música latina. En el ámbito cubano, fue miembro de la Banda Ceremonial de la Milicia Nacional Revolucionaria y de la Banda del Ejército. Además, formó parte de la orquesta del Instituto Cubano de Radio y Televisión (ICRT) e integró la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac). El Gobierno de Cuba lo honró con varias distinciones, como la de Servicios Distinguidos a las Fuerzas Armadas en 2001 y la condecoración “Gitana Tropical” en 2010. El Ministerio de Cultura también le otorgó la Distinción por la Cultura Nacional y la Medalla Alejo Carpentier, además de la Medalla 28 de Septiembre, otorgada por los Comités de Defensa de la Revolución.

​ El trompetista cubano, dedicado profesionalmente a la música desde 1951, fue celebrado en las redes por sus colegas y seguidores  Música 

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