Miguel Russo sigue internado otro día y existe preocupación en Boca por el estado del entrenador​

La práctica de Boca de este miércoles no tuvo a Miguel Russo en Ezeiza, sin su gorrita azul ni su clásico camperón blanco, mezclado entre los jugadores y respirando el aroma del césped. Mientras el plantel se entrenaba con miras al encuentro con Rosario Central, del domingo de la próxima semana en Arroyito, el DT de 69 años transitaba su segundo día de internación en el Instituto Privado de Oncología Alexander Fleming, recuperándose de una infección urinaria derivada de una pronunciada baja en sus defensas. Tenía la esperanza de recibir el alta por la mañana y estar al mando del ensayo por la tarde, pero los médicos decidieron que permaneciera al menos otras 24 horas bajo observación.

Lo deportivo quedó en segundo plano. El fin de semana, ante Aldosivi en Mar del Plata, conmovió una imagen de Russo somnoliento, brevemente dormido durante el partido. En la interna esto no era novedad: incluso en los entrenamientos y durante las charlas con sus colaboradores, el DT venía mostrando signos evidentes de fatiga. Según fuentes cercanas, esto se debe en principio a la fuerte medicación que debe tomar tras la compleja situación que atravesó en 2017: se le diagnosticó cáncer de vejiga y, durante la cirugía, le detectaron un pequeño tumor en la próstata. Russo pasó por dos operaciones y, durante su internación, se contagió una bacteria resistente a muchos antibióticos, que lo tuvo en estado delicado.

Russo ingresó al Fleming el lunes, durante el día libre del plantel. Desde su entorno deslizaron que se trataba de una visita de rutina, de un chequeo general, aunque ya venían notándolo débil, frágil y algo desorientado. Al llegar, le realizaron una batería de estudios. Los resultados del análisis de orina no fueron del todo alentadores, por lo que los médicos decidieron realizar un urocultivo, cuyos resultados suelen demorar entre 24 y 48 horas. Este procedimiento permite identificar el tipo de bacteria que causa la infección y, a partir de eso, elegir el tratamiento más adecuado. Russo quedó internado en una sala común y recibió medicación endovenosa para acelerar la recuperación y asegurar un seguimiento constante.

La preocupación también está vinculada con los antecedentes. En 2017, el director técnico descubrió que algo no estaba bien cuando notó un sangrado al orinar en el baño de un restaurante colombiano, uno de los síntomas más comunes de una infección urinaria. Desde entonces, como paciente oncológico y consciente de su historial, no duda de acudir a médicos. Lo que nunca aceptó con facilidad fue la indicación de guardar reposo: durante su etapa en Millonarios, por ejemplo, le recomendaron tomarse una licencia, pero desestimó la sugerencia y faltó en apenas unos pocos partidos antes de volver al banco.

Este miércoles, Russo amaneció con mejor semblante. Recibió un llamado de Juan Román Riquelme, el presidente de Boca, mientras los médicos del club se pusieron a disposición de él y de su familia. Con el correr de las horas, sin embargo, la idea de Miguel de dirigir la práctica vespertina fue apagándose. Por indicación médica, permaneció internado para continuar con la medicación y el control. Según confiaron desde el club, el director técnico habló por teléfono con su asistente Claudio Úbeda antes del entrenamiento en Ezeiza.

En Boca, por ahora, predomina la cautela. Tras este episodio, y situaciones similares que se sucedieron en las últimas semanas, el club parece haber tomado conciencia de la atención que requiere el entrenador. “Está bárbaro y nos contagia esa fuerza que tiene a pesar de lo que le ha tocado pasar”, declaró hace algunas semanas Ricardo Rosica, secretario general de la institución y uno de los principales laderos de Riquelme. Esta vez, ante una consulta para LA NACION, la respuesta oficial fue más medida: “Lo importante es que Miguel esté bien y haga lo que le indiquen los médicos. Cuando él se recupere, se sumará, pero lo fundamental ahora es su salud”.

El clima en la práctica de Boca no fue del todo bueno. Si bien Úbeda contó con Ander Herrera –recuperado del desgarro sufrido durante el Mundial de Clubes– y Marco Pellegrino y comenzó con los trabajos de campo, gran parte de la atención estuvo centrada en la condición médica de Russo. Los jugadores están citados para este jueves por la mañana. En paralelo, los doctores volverán a evaluar al DT, que insiste en volver cuanto antes, aunque hoy eso no sea lo prioritario.

​ El DT pretendía dirigir la práctica del miércoles a la tarde en Ezeiza; “lo fundamental ahora es su salud”, advirtieron desde la dirigencia  Fútbol 

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