Miguel Ángel Pichetto: “Ni la agresión ni la acusación estúpida construyen consensos”​

Miguel Ángel Pichetto volvió a quedar en el ojo de la tormenta después de que una alianza transitoria de la oposición entre sectores del kirchnerismo, del radicalismo y del PJ le asestara un duro golpe al gobierno de Javier Milei con la aprobación de la nueva fórmula jubilatoria. Pero el jefe de la bancada de Hacemos Coalición Federal se muestra ofuscado. No está cómodo con el clima de confrontación ni la extrema tensión que provocó entre el Congreso y la Casa Rosada.

Tampoco quiere entrar en la batalla dialéctica con Milei por la eliminación del artículo que suprimía las asignaciones especiales de los presidentes y vicepresidentes. “Me pareció injusto y antipolítico; en los Estados serios y democráticos, este reconocimiento funciona”, justifica Pichetto, durante una charla con LA NACION. Ayer, el Presidente se refirió a Pichetto sin nombrarlo. “Un diputado se puso a defender las jubilaciones de privilegio. Algo a lo que vamos a renunciar es a eso. Yo puedo estar cuatro u ocho años. Pero después, ¿qué hago? Voy a tener que salir a laburar. Como tengo que hacer eso, me tengo que ocupar activamente de hacer cosas que están bien, porque si no, el día después me quedo sin laburo y me cago de hambre. Eliminar las jubilaciones de privilegio es un incentivo para hacer las cosas bien”, planteó Milei en un foro económico.

En pleno revuelo, Pichetto habló ayer con el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, quien lo llamó para aplacar los ánimos. “¡Desdramaticemos la política, viejo!”, implora. En ese sentido, relativiza el impacto fiscal de los cambios en la fórmula previsional. Y asegura que Milei debería buscar recursos en la industria del juego o los regímenes especiales de Tierra del Fuego o Mercado Libre en lugar de ajustar a los jubilados, uno de los sectores más débiles.

Entre tanto, el diputado toma distancia del kirchnerismo y la izquierda: asegura que ese conglomerado se unió porque las jubilaciones son “un tema transversal”. Frente a las críticas del oficialismo por la jugada opositora de los dialoguistas, recuerda su bloque impidió el tratamiento del DNU 70/2023, aprobó las leyes económicas de Milei y frenó la interpelación a Sandra Pettovello por el escándalo del reparto de alimentos.

-¿Por qué motivos pidió que se suprimiera el artículo 11 de la ley que afectaba a las jubilaciones de expresidentes?

-Primero, no tenía nada que ver con la ley en tratamiento, que plantea una ligera recomposición del haber jubilatorio. Le damos los ocho puntos de la diferencia de enero, cuando el Gobierno les dio doce y la inflación era de veinte.

El artículo 11 era una norma puesta por Rodrigo De Loredo y una parte del bloque radical. Fundamentalmente, eso afectaba y lesionaba directamente a Milei, porque los demás presidentes y vicepresidentes que están cobrando, percibiendo este beneficio de reconocimiento a su tarea, no podían ser afectados porque forman parte de lo que se denomina en el mundo jurídico los derechos adquiridos.

-¿Por qué no le parecía razonable eliminar las asignaciones de privilegio a los presidentes en este contexto político y económico? ¿Era una medida hipócrita para la tribuna o un gesto de austeridad?

-Me parecía injusto y, además, antipolítico, porque esto abría el camino solamente para que personajes comprometidos con el delito, narcos, delincuentes o tipos muy ricos puedan ser candidatos. Es la misma lógica que se tiene para el abordaje del sueldo de los diputados. Me refiero a esta crítica exacerbada que se hace desde algunos espacios televisivos para tratar de lesionar la imagen de algún político particular.

-¿Es riesgoso para la vida institucional que se fomente la antipolítica?

-Yo defiendo siempre el marco institucional. Y defendí la institucionalidad de la figura presidencial. Este artículo le impactaba directamente al Presidente. Ahora, si el Presidente no quiere cobrarlo y quiere renunciar, está todo bien. Es un derecho que él tiene; es una actitud positiva renunciar a lo que puede tener derecho, pero las instituciones funcionan para siempre. En los Estados serios y democráticos, este reconocimiento funciona para los expresidentes.

-Milei volvió a atacar al Congreso tras la aprobación de la ley jubilatoria y lo criticó a usted, sin mencionarlo, por haber defendido las jubilaciones de privilegio de expresidentes. ¿Es un error dada su debilidad?

-No quiero hacer interpretaciones de lo que dijo el Presidente. Yo pienso desde una visión institucional y también esto lo demuestra el caso de los contratos en el sector de Capital Humano. No quiero abrir un esquema de acusación porque no conozco la causa, pero si es cierto que se recurría a parte de los haberes de tipos contratados, eso es muy complejo. Es preferible y más razonable que en un Estado las remuneraciones de los funcionarios públicos, de los diputados y los senadores y del Presidente, de las autoridades, de los ministros tengan una equivalencia.

-¿Cuánto deben ganar?

-Y yo soy de los que creen que hay que dictar una ley en donde nadie puede ganar más que el Presidente. No puede haber gerentes de YPF que ganen 70.000 dólares ni directores de Banco Nación o Banco Central que ganen 16 millones ni en organismos del Estado, en la Aduana o en la AFIP ganen 20 millones. No puede existir eso. Tiene que haber un esquema de equilibrios y de definición de arriba para abajo. Pero los sueldos tienen que ser razonables. Si un director tiene que ganar 3 millones de pesos, vos podés exigir compromiso, tiempo completo. No es lógico que un diputado gane un millón y medio o dos millones de pesos.

-El Presidente dijo que va a vetar todas las leyes que pongan en riesgo el equilibrio de las cuentas públicas. ¿No le preocupa del impacto fiscal que podría tener la fórmula jubilatoria que votó?

-No, porque no es significativo si toman otras medidas que nosotros planteamos ya en el debate anterior sobre cuestiones que no se han analizado para generar recursos. Mencionamos Tierra del Fuego, el juego y un conjunto de temas.

-Dice buscar recursos en los regímenes especiales que benefician a Mercado Libre o Tierra del Fuego.

-Nosotros mencionamos que esos temas podían poner en equilibrio y mejorar el poder adquisitivo de los jubilados que se han visto fuertemente afectados en el último período de Alberto Fernández, y después con la devaluación y la inflación consecuente que tuvo esta primera etapa de Milei. Entiendo las razones del orden fiscal, pero, indudablemente, con todo el proceso de acomodamiento de los precios relativos y de los alimentos, el jubilado ha recibido un golpe muy duro.

-¿Hay chances de que el Congreso insista con los dos tercios si Milei la vetara?

-Desdramaticemos la política, viejo. El Congreso sesiona, dicta y sanciona leyes. El tema todavía tiene que pasar por la Cámara de Senadores, que puede debatirlo, modificarlo o ratificar la media de sanción. Pueden pasar un montón de cosas. Cuando eso ocurra, el Presidente tiene el derecho a evaluar si esto tiene un impacto. Yo creo que no lo tiene, porque es 0,4 del PBI. Y hay otras variables que hemos manifestado en el anterior debate con relación a estos procesos que todavía hoy no tienen gravamen. No hay una política impositiva para captar recursos para el Estado.

-¿Qué pasa si Milei lo veta?

-Si el Presidente finalmente decidiera vetar, es una facultad que tiene. Con otros presidentes ha ocurrido este tema. La señora vicepresidenta y expresidenta [por Cristina Kirchner] vetó el 82% cuando lo habían impuesto. El veto siempre es la facultad final del Poder Ejecutivo. Y después el Congreso, si quiere insistir, tiene que hacerlo con dos tercios con dos tercios.

-¿Será complicado reunir dos tercios en este escenario de fragmentación o es muy probable que eso ocurra por mérito de Milei y su falta de pericia política para cerrar acuerdos?

-Son dos tercios de las dos cámaras; no es fácil. Tampoco quiero hacer futurismo. Si en cada evento vamos a estar sumando tensiones… Eso no tiene sentido. Yo no lo agredí al Presidente [en su discurso en el recinto], sino que me refería a los que lo incluyeron ese artículo 11 y que pertenecen al bloque radical. Yo sé quiénes son. Y dije que era una imbecilidad haber puesto eso.

-¿Es razonable que el Congreso legisle en un tema sensible y que tiene impacto fiscal sin haber consensuado con el Gobierno? ¿O cree se debe a que Milei no escuchó ese reclamo en estos meses?

-Por supuesto, el tema lo hablamos. Cuando vino la ley ómnibus, lo conversamos. Y siempre le planteamos que enero debería ser recompuesto al porcentaje de la inflación, que era el 20%. Entonces, eso hubiera sido más equilibrado. Lo que pasa es que, como dijo ayer el miembro informante, que fue Nicolás Massot, el Gobierno, siempre en aras de ajustar al sector más débil, tomó 12 y no 20 para la recomposición del haber.

-¿El Gobierno tenía herramientas para frenarlo?

-Lo venimos hablando desde diciembre. Esto formó parte del debate que venía en la fórmula. Después el Presidente sacó un DNU, donde en lugar de 20 puso 12. Ahora, el Congreso discutió el tema en las comisiones de previsión y la de presupuesto, que preside el señor [José Luis] Espert. Hubo cinco dictámenes. El primer dictamen era de Unión por la Patria. Ese dictamen se rechazó porque en ese caso sí era muy exorbitante en términos del gasto. Se votó el mix entre el dictamen de la UCR y el nuestro, que tiene un marco razonable para recomponer.

Esta es la realidad. Y, además, creo que le consolidamos la fórmula previsional al Presidente. Si la inflación baja, al Gobierno le conviene tener este modelo ya consolidado como fórmula de previsión.

-¿Le llama la atención que Patricia Bullrich los haya atacado públicamente por votar “juntos” con el kirchnerismo? Hace ocho meses era la candidata a presidente que apoyaron la UCR o su partido.

-¿Quién dijo eso?

-Patricia Bullrich, excandidata a presidenta de JxC.

-[Interrumpe] ¿Que éramos aliados del kirchnerismo? La verdad no se comprende lo que se ha hecho. Hemos actuado con la máxima responsabilidad. Lo que pasa es que todo el mundo sale a reproducir la confrontación. Cuando el Senado derogó el DNU, hemos sido los sectores razonables y responsables con la política institucional y con el Gobierno, los que hemos impedido que se trate en Diputados para derogarlo. Lo hicimos porque dejábamos al Gobierno sin normas, descalzado totalmente. Y hemos votado la fórmula bases y el acuerdo fiscal para ayudar. Entonces, nos siguen agrediendo estúpidamente. No lo entiendo.

-Le leo lo que Bullrich escribió en X: “Juntos para quebrar al Estado y empobrecer a los jubilados y sus familias”.

-No quiero discutir en lo personal con nadie, yo doy mis posiciones. No estoy contestándole a Patricia Bullrich y digo lo que hemos hecho. Primero, no tratamos la derogación del DNU. Porque si hubiéramos tenido voluntad para perjudicarlo [a Milei], nos hubiéramos juntado con el peronismo y con otros sectores de la izquierda, y hubiéramos armado la mayoría para… No lo hicimos y actuamos con responsabilidad.

Estamos ahora en esta larga espera del Senado, que algún día tratará la ley. Cuando el Senado la trate, va a volver a Diputados y nos vamos a tener que volver a ver las caras con el Gobierno. Ni la agresión ni la acusación estúpida construyen consensos.

-¿Esta mayoría que se armó por el tema de los jubilados con sectores del kirchnerismo y la UCR se puede volver a reunir o derivar en una alianza?

-El tema de los jubilados es un tema transversal. Preocupa a la gente pobre. Ahí te encontras con sectores que hasta son divergentes. Pero los acuerdos se hacen con los que piensan parecido. Un cronista del diario LA NACION, que es alguien a quien respeto y me parece un tipo prestigioso, dijo que era “inexplicable” mi encuentro con la izquierda. Yo no tengo nada de izquierda. Es una cosa absurda. Lo digo por Joaquín [Morales Solá] que yo conduzco un bloque que es un poliedro que se encontró con la izquierda. La verdad que no. Yo bajé al recinto porque había dictamen y el proceso había madurado.

-¿El Gobierno no la vio venir, pese a las advertencias?

-El Gobierno sabía que este tema, más temprano que tarde, se iba a tratar. Te digo más: lo habían puesto para el 2 de junio porque se pensaba que ya iba a estar votada la Ley Bases. Yo creía que había que tratar este tema del jubilado después de la Ley Bases y después del tema fiscal. Lo dije y está escrito. Pero no se sabe por qué el Senado se demoró. Nadie explica eso. Deben estar armando la mayoría artículo por artículo.

-¿El Pacto de Mayo se puede firmar en este contexto de confrontación o es inviable?

-Yo siempre creo en el diálogo y entiendo lo que significa la complejidad de gobernar el país y de tratar de sacarlo adelante. En ese sentido comprendo muchas veces cómo puede estar, qué le puede estar pasando. Así que no quiero ahondar este tema. Yo creo en el diálogo y hoy [por ayer] hablé con Francos. Conversamos de este tema. Y yo creo que en la política hay que desdramatizar. Siempre están las herramientas por las cuales el Presidente tiene la última palabra.

-¿Y qué le dijo Francos?

-Me escuchó; tengo un buen diálogo con él. Pero conversamos, nada más.

-¿El Congreso tendrá mayor autonomía y puede complicar más a Milei? Por ejemplo, esta tarde se firmó un pedido para que asista Pettovello a la comisión.

-Eso tiene que ver con que nosotros impedimos, con nuestro voto, que la señora Pettovello sea citada e interpelada en el recinto. La señora Bullrich debería ver las sesiones de forma más integral. Pidieron que Petovello fuera convocada al recinto a dar explicaciones. Nosotros dijimos que no y que en el Congreso funcionan las comisiones y se analizan los temas con madurez y responsabilidad.

-Milei no logra darles seguridad jurídica a sus reformas. ¿A qué asocia el temblor en los mercados que hubo en estos días? ¿Es una alerta por el déficit político del Gobierno?

-Primero, creo que no tiene nada que ver con esta ley jubilatoria. Los temblores venían de antes.

-¿Lo asocia a la crisis política que tiene el Gobierno por el escándalo en Capital Humano?

-No sé. Seguramente, deben estar viendo algunos datos y cosas que están ocurriendo. La liquidación del campo ha sido limitada por ahora y no ha tenido un gran volumen. Si estás en el mes de junio, ya la liquidación de la cosecha gruesa suele ser importante. Pero no podría contestarle con precisión.

-Lo noto harto del clima de confrontación dominó la política argentina en las últimas décadas.

-Yo soy un tipo razonable y criterioso; me molesta estar en este tipo de cosas. La confrontación agota. No es coherente. Nosotros hemos hecho toda la tarea. Ayer también mezclaron lo del aumento del sueldo de los diputados. Yo no pedí nunca eso. No iba a avalar ni a poner mi firma en el aumento de sueldo parcial que, además, te deja totalmente descentrado con el Senado. Siempre pensé que las cámaras tienen que tener una dieta igualitaria como la tuvieron toda la vida. Porque el origen de la representación es el mismo. El presidente Martín Menem quería hacer un aumento el día que se trataba el tema jubilados…Inoportuno.

-¿Qué visualiza en la crisis en Capital Humano? ¿Milei debe dedicarse a controlar la gestión?

-Ese ministerio es una estructura de una importancia tremenda, con un volumen de asuntos que la ministra tiene que abordar y que tienen una complejidad extraordinaria. Todo tiene que ver con lo humano, con lo social, con la gente. Los países en guerra o en el marco de una inundación o un hecho grave de la naturaleza, como un terremoto, reparten alimentos porque hay que asistir de manera inmediata. Pero después si el gobierno es liberal, capitalista y bancarizado, tiene que tener la tarjeta, como la AUH. Entonces, se identifica a la familia que necesita alimentos y le pone un valor para que la familia compre y consuma los alimentos en la casa, no en los comedores.

-¿Por qué?

-Los comedores es otra decadencia. Puede haber comedores en las escuelas por ahí para fortalecer la merienda del pibe con leche, pero de ninguna manera el comedor y manejado por los gerentes de la pobreza y comprándole alimentos a los intermediarios para que se hagan ricos. Son tipos que pueden viajar después a Miami en el medio de un avión en primera y nadie le dice nada porque no los conoce. Y son millonarios por haberle vendidos bienes al Estado.

-¿Milei está desarmando el Estado con el argumento de lograr el cambio de régimen económico? ¿Eso es peligroso?

-Yo creo en un Estado fuerte. No tiene que ser grande, pero creo en instituciones que funcionen y, fundamentalmente, en que los funcionarios del Estado tienen que tener sueldos dignos para tener jerarquía y capacidad. No tienen que estar haciendo ninguna cuestión rara. No hay que degradar al Estado ni dividirlo. Mi filosofía es esta. Y sincerar porque, de lo contrario, aparecen los punteros cobrando haberes y se quedan con la plata. No pueden aplicar los códigos del conurbano a la política nacional.

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