Migró a EE.UU. y lleva 27 años en las calles de Miami: la dura historia del cubano que nunca cumplió el sueño americano

Roberto Ruiz Torres abandonó su Cuba natal en la década de 1980, con la esperanza de comenzar una mejor vida en Estados Unidos. Sin embargo, cuatro décadas después, su realidad está lejos de la que había soñado: lleva 27 años en la calle y enfrenta cada día el hambre, la marginalidad y la falta de oportunidades. “Nadie nos ayuda”, lamenta.
Los primeros pasos del migrante cubano en Estados Unidos, sin dinero y en prisión
Roberto Ruiz Torres, de 73 años, contó en un video publicado en la cuenta de Facebook Conducta Dade que emigró a Estados Unidos desde Cuba cuando tenía poco más de 20 años. En ese entonces, no tenía quien lo recibiera en el país norteamericano, por lo que tuvo que enfrentarse a su nueva realidad en soledad. “Fue muy feo, no tenía dinero”, recordó.
La dura vida de un migrante cubano que lleva 27 años en la calle
El hombre, que vive en Miami, Florida, reconoció que en el pasado cometió errores que lo llevaron a prisión. “Hice cosas malas, pero las hice y las pagué caro”, admitió, aunque no precisó los motivos por los que estuvo en la cárcel. De todos modos, aclaró que nunca dañó a otras personas. “No le he hecho mal a nadie. No le he vendido nunca veneno a nadie, no he robado a nadie“, enfatizó.
Tras cumplir con sus condenas, el migrante cubano intentó salir adelante. Tuvo trabajos temporales, como pescador o pintor, pero nunca pudo conseguir un empleo estable por su estatus irregular. “No tenía papeles, no podía hacer nada”, señaló.
Tiempo después volvió a caer tras las rejas. “En 1995, volví a hacer algo mal“, contó. Entonces, estuvo preso otros cuatro años. Al recuperar su libertad, su situación se complicó.
Según relató, vivió en refugios para personas sin hogar, pero siempre por períodos cortos, tras los cuales regresaba a la calle. “Nadie nos ayuda. Nunca han venido y me han puesto la llave de un apartamento. Llevo 27 años como homeless, trabajé cuando pude”, señaló, aunque resaltó que “sin papeles” sostener un empleo “es imposible”.
Emigró desde Cuba y vive en las calles de Miami hace décadas: “No existen leyes”
Desde hace 27 años, Roberto Ruiz Torres se mantiene en las calles de Miami. Allí, cada día se enfrenta a un mundo hostil, donde la inseguridad es constante. “Nos roban, tenemos que pelear por un poquito de comida. Estamos vivos por la gracia de Dios, pero no tenemos vida”, explicó sobre su realidad y la de otros homeless que viven en esa ciudad de Florida.
Las noches son especialmente difíciles. Sin un techo que lo resguarde, duerme en las aceras y queda expuesto a agresiones. “Nadie está seguro aquí. Te roban, te caen a golpes para quitarte una bicicleta. Dormimos en la vereda, es lo más horrible. Es otro mundo, un bajo mundo donde no existen leyes, solo el más fuerte”, denunció.
La nostalgia por Cuba y el vínculo con su familia: “Siempre los extraño”
Aunque la distancia lo separa de Cuba, Roberto Ruiz Torres conserva lazos con su tierra natal. En ese sentido, explicó que gracias a la ayuda de amigos mantiene contacto ocasional con sus hermanas y sobrinos, que viven en la isla. Cada vez que puede hablar con ellos siente alivio, pero también tristeza. “Ellos quieren lo mejor para mí, que yo esté bien, saber de mí”, comentó.
La imposibilidad de reencontrarse con sus seres queridos alimenta su nostalgia. “Cuando empiezo a recordar a mi familia y pienso en lo que me perdí, en no estar con ellos, entro en depresión”, señaló.
En esa misma línea, agregó: “Los quiero mucho, siempre los he extrañado, les pido disculpas. Saber que no se han olvidado de mí me da fuerza para seguir viviendo”.
Con 73 años, aseguró que ese afecto es lo único que lo ayuda a continuar, ya que se siente “muerto en vida”. No ve una salida a su situación y describió que el único destino que imagina para él, y otras personas en situación de calle, es sombrío: “Morir bajo un puente o en una acera”.
La historia de un cubano que llegó en 1980 y hoy sobrevive en las calles de Miami revela la crudeza del exilio y la ausencia del sueño americano. Migraciones
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