Mendoza, camino a su primer parque nacional: áreas naturales protegidas, glaciares y una industria turística sin aprovechar
Monumentos naturales; reserva de agua pura para su consumo; más de 400 especies de plantas nativas; el hábitat del gato andino, uno de los cinco felinos más amenazados del mundo; punto crucial de lo que fue la Campaña Libertadora del General José de San Martín; humedales de altura -denominados vegas-; y más de 80 glaciares que abastecen a uno de los reservorios acuíferos más importantes de la región. A 120 kilómetros de la capital provincial de Mendoza, la localidad de Uspallata se ubica entre las montañas como un punto que nuclea naturaleza, arqueología e historia nacional que sus habitantes buscan proteger.
Los “tesoros” que alberga el pueblo de casi 16 mil habitantes que fue escenario de la película “Siete años en el Tíbet” (1997) están al alcance de quien quiera conocerlos, pero no cuentan con el impulso turístico, la conservación y la protección necesarias de las autoridades. Es por eso que desde hace tiempo distintas organizaciones se sumaron a peticionar la creación del primer Parque Nacional de la provincia, que estaría ubicado dentro de lo que hoy se conoce como la Reserva Natural de la Defensa Uspallata (un predio de más de 210 mil hectáreas administrado por la Brigada de Montaña VIII del Ejército Argentino, que realiza prácticas y trabajos en la zona). El potencial traspaso de las entre 70 y 100 mil hectáreas de la reserva que conformarían el Parque Nacional implica una herramienta legal que garantiza la protección de la biodiversidad local y, especialmente, de la cuestión que más preocupa a sus habitantes: el agua.
“Es una forma de cuidar el patrimonio, no solo el paisaje y lo ancestral que es salir y respirar el aire, caminar por la calle y ver la montaña. Yo me imagino esto con el ruido de la minería destruyendo un cerro y me da terror”, dice Celia Chiarpotti, vecina de la zona. La uspallatinos consultados por este medio dicen compartir un común denominador: el temor a la llegada de una minera de explotación a cielo abierto que desde hace años busca instalarse en la zona.
El miedo está vinculado, en particular, al antecedente de la mina Veladero, ubicada en la localidad de Jáchal -en la provincia de San Juan- y operada por la empresa canadiense Barrick Gold. En septiembre de 2015, la compañía derramó más de un millón de litros de una solución que contenía cianuro y mercurio, entre otros metales pesados, sobre la cuenca de cinco ríos. En un primer momento, la información fue ocultada por las autoridades, luego negaron que la llegada al río y la posterior contaminación, y finalmente la empresa reconoció el derramamiento de al menos 1.070.000 litros de elementos tóxicos. A pesar de la gravedad de los hechos, la mina Veladero pagó una multa y continuó con sus operaciones, que en la actualidad están a cargo de Minera Argentina Gold SRL, una sociedad entre las empresas Barrick Gold y Shandong Gold (China).
La creación del Parque Nacional Uspallata -que representa la máxima figura legal de conservación en la Argentina- es una herramienta a través de la cual se le podría poner un freno a la actividad de excavación. Además, la delimitación del parque podría preservar las cabeceras de las cuencas del Río Mendoza, vital para más de 1 millón de personas y 200.000 hectáreas de cultivos.
Parque Nacional Mendoza
A diferencia de lo que ocurre en otras zonas de la provincia de Mendoza, como el Valle de Uco y Luján de Cuyo -enclaves turísticos de distintos viñedos que atraen miles de visitantes al año-, Uspallata es un pueblo que se convirtió en un sitio “de paso” para los camioneros que cruzan la frontera hacia Chile y para los turistas cuyo destino es el Puente del Inca (Patrimonio Mundial por la UNESCO) o el Aconcagua. La creación de un Parque Nacional podría posicionar a la región como un nueva propuesta de carácter internacional debido a una gran demanda de “turismo de parques nacionales”, sobre todo para los viajeros que buscan visitar los parajes con esta designación. De conformarse como un área protegida, la localidad mendocina pasaría a formar parte del corredor turístico que ya integran los otros 36 parques del país.
Pese a que no formarían oficialmente parte del futuro Parque Nacional que plantea la localidad mendocina, el Puente del Inca y el Aconcagua son dos de los puntos esenciales para fomentar las visitas ya que integran el corredor turístico de Alta Montaña. Declarada como Parque Provincial mediante la Ley 4807/1983, la montaña más alta del continente -apodada como el “Centinela de América”- tiene una altura de 6962 metros sobre el nivel del mar y es uno de los destinos de montañismo más importantes del mundo.
A su vez, la figura legal de proteccionismo ambiental implicaría el resguardo de varias zonas de alta importancia de conservación: Polvaredas, una antigua estación de ferrocarril declarada Patrimonio Cultural y Poblado Histórico de Mendoza; el Puente Picheuta, nombrado Lugar Histórico Nacional que fue utilizado por la columna del Ejército de los Andes comandada por el General Las Heras como una de las rutas para atravesar la cordillera de los Andes; Ranchillos, el último tramo del Camino del Inca en la Argentina, que recorre el noroeste de la provincia y cuenta con alrededor de 60 kilómetros de extensión; el Monumento las Bóvedas, Monumento Histórico Nacional y Escudo Azul de la UNESCO; y el Cerro Tunduqueral, otro patrimonio cultural provincial que cuenta con numerosos registros de actividad humana antigua.
Conservar adecuadamente estas áreas de gran valor ambiental permitiría -advierten- el acceso sostenible a los recursos naturales; una mejor calidad del agua y del aire; una mayor provisión de servicios ecosistémicos; y, principalmente, una alternativa que en el futuro generaría trabajo genuino y garantizaría bienes esenciales a perpetuidad.
El impulso de la comunidad
Según un censo realizado por la Fundación Natura Argentina -una ONG sin fines de lucro dedicada a la conservación de los ecosistemas naturales a través de la creación de áreas protegidas- y la Tecnicatura en Conservación de la Naturaleza (Tecona) en 2023, más de un 85% de los pobladores de Uspallata están de acuerdo con la creación de un Parque Nacional en la zona y entienden los beneficios que eso implicaría.
“Nosotros ya vivimos nuestra vida, ya hicimos nuestra parte acá. Si viene la minería, viene la contaminación y se acaba la agricultura y el turismo. Esto se va a convertir en un pueblo minero, el cual generalmente explotan en unos 10 o 15 años. Cuando el cerro se acabe porque lo dinamitaron se va a volver un pueblo fantasma, como ocurre en todos lados”, considera Flavio González, prestador turístico de la zona, y suma: “Nuestra idea es tratar de proteger a las futuras generaciones para que esto no pase. Independientemente de eso, tenemos una provincia que turísticamente tiene un potencial inmenso teniendo en cuenta lo solos que estamos”.
Macarena Limousin, otra de las vecinas de la comunidad que brega por la creación del Parque y advierte los peligros de la minera, dice: “Es importante proteger el agua que nos da vida. Yo hablo de lo más común y tangible, que es mi hijo. Imaginate que tu familia se tenga que bañar con agua de cianuro”.
Los vecinos indican que desde la minera San Jorge -que se dedica principalmente a la extracción de cobre y oro- les aseguraron en múltiples oportunidades que el tipo de trabajos que esperan realizar en la zona no tendrá ningún tipo de perjuicio ambiental y tampoco generará contaminación. “No se puede negar lo terrible que es, por más que digan que va a ser ‘minería controlada’. Todos sabemos lo que ocasiona, alcanza con ir a la provincia de San Juan, en donde una comunidad quedó totalmente contaminada tras el paso de una minera”, añade al respecto Chiarpotti.
Y subraya: “Siempre ocurre algún derrame en los ríos u otra cosa que se silencia. Ellos hacen hincapié en que el pueblo va a obtener beneficios económicos, pero realmente no es así. Se genera trabajo momentáneo y después queda todo destruido”.
Las demoras en la creación
El Parque Nacional Uspallata nació como un proyecto entre los habitantes del pueblo hace décadas, pero cinco años atrás la Fundación Natura Argentina comenzó a trabajar codo a codo con organizaciones locales, vecinos, el sector científico de Mendoza, la Administración de Parques Nacionales, el Gobierno Provincial y el Regimiento de Infantería local para finalmente avanzar con la iniciativa.
La puesta en marcha definitiva necesita de dos leyes claves para su sanción: la sesión de jurisdicción ambiental de la provincia hacia la Nación para la porción de hectáreas que conformarán el parque; y luego, la presentación oficial de la ley de creación del Parque Nacional, que deberá aprobarse en el Congreso de la Nación.
En el último tiempo, el proyecto estuvo cerca de concretarse en varias oportunidades, aunque sin éxito. La Fundación Natura Argentina cuenta con fondos de 1,3 millones de dólares disponibles para la infraestructura inicial del parque que fueron otorgados por la Fundación Wyss, una ONG estadounidense con sede en Washington DC que destina recursos para la creación de reservas y parques en territorios de gran valor biológico. Sin embargo, si el Parque no se establece antes de diciembre de este año, los fondos se retirarán.
Ante la consulta de LA NACION sobre la efectivización del futuro Parque Nacional Uspallata, desde el Ministerio de Defensa -comandado por el mendocino Luis Petri- aseguraron que la propuesta es que el predio “siga siendo una reserva natural de la Defensa”, pero que “se asignen jurisdicciones específicas dentro para que Parques Nacionales pueda administrarlo”. “Es imperativo que sea nuestro y que ellos (por Parques Nacionales) puedan administrarlo, ya que el grupo de artillería tiene una necesidad de campo de instrucción”, apuntan y confirman que “hay un principio de acuerdo para que la reserva tenga una parte como Parque Nacional”.
Por su parte, la dirección de Parques Nacionales -uno de los actores principales en la implementación del área protegida- indica que no tienen comentarios al respecto.
Los vecinos de la localidad de Uspallata, a 120 kilómetros de la capital provincial, impulsan desde hace años un proyecto que depende de la voluntad de los gobiernos locales Sociedad
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