Más allá del baile en el balcón, Cristina Kirchner tuvo una victoria con sabor agridulce porque los laureles se los llevó Kicillof​

Cristina Kirchner salió a festejar anoche en el balcón de su departamento de San José 1111 una victoria electoral relevante para el peronismo de la provincia de Buenos Aires. Sus militantes la vitorearon y pidieron por su liberación, aunque la centralidad política se focalizó a más de 50 kilómetros de allí, en La Plata, donde el que se llevó los laureles fue Axel Kicillof.

De todos modos, Cristina Kirchner envió un audio que se pasó en el acto de festejo, aunque no tuvo una comunicación directa con el gobernador.

Por eso, a Cristina y Máximo Kirchner, que acompañó a su madre durante buena parte de la jornada, la elección bonaerense les provocó una doble sensación: por un lado, la satisfacción de que Fuerza Patria pudo retomar la senda de la victoria y que confirmó su potencia en las urnas de la Provincia; por el otro, que acababan de ganar una elección sobre la cual nunca estuvieron convencidos.

Pero la primera lectura que hizo la expresidenta no fue interna, sino que estuvo dirigida a Javier Milei, a quien considera su adversario directo. “Banalizar y vandalizar el Nunca Más, que representa el período más negro y trágico de la historia argentina, no es gratis. Reírte de la muerte y el dolor de tus oponentes, tampoco”, sostuvo, en otro de sus ya clásicos tuits en los que se dirige al Presidente.

Antes del festejo, Cristina había hablado con intendentes y candidatos de Fuerza Patria en distintos puntos de la Provincia. Según pudo saber LA NACION, lo que Cristina indagó vía telefónica, Máximo lo transformó en contactos presenciales. Antes de recluirse con su madre, el doble jefe del PJ bonaerense y de La Cámpora hizo una recorrida que abarcó varios municipios, entre ellos Quilmes, Lanús y Hurlingham. Luego habló con intendentes como Leonardo Nardini y Gustavo Menéndez.

La ronda de Máximo Kirchner había comenzado por la mañana en La Plata, donde votó. Allí volvió a dejar una chicana para Kicillof, por las obras que según él fueron más pródigas en La Plata -donde gobierna el axelista Julio Alak- que en otros municipios administrados por el kirchnerismo, por caso Quilmes. A Máximo se lo vio con su mano derecha, justo la que usó para meter su voto en la urna, entablillada. Fue por algo que le ocurrió en los últimos días, porque en la última sesión de la Cámara de Diputados, el 27 de agosto, no la tenía.

Máximo Kirchner intentó que la campaña bonaerense incluyera la consigna “Cristina libre”, que el kirchnerismo emprendió prácticamente desde el momento en que la Corte Suprema de Justicia confirmó la condena de la expresidenta, que entre otras cosas la inhabilitó para ser candidata este año. Fue Mayra Mendoza la que expresó esta noche con claridad lo que piensa el espacio de la expresidenta: “Cada voto a Fuerza Patria es un paso más para que Cristina Fernández de Kirchner esté más cerca de recuperar su libertad”, dijo tras confirmar la victoria en Quilmes. Cristina se había lanzado en la Tercera Sección Electoral y algunos dicen que su presencia hubiera asegurado una victoria más aplastante al PJ, pero en los hechos Fuerza Patria ganó igualmente con amplitud esa región clave del Gran Buenos Aires.

Eso apalancó el sabor agridulce que le dejó al kirchnerismo de paladar negro la elección bonaerense, que Cristina buscó sacarse esta noche con la dulzura de sus militantes al salir al balcón para festejar la victoria de Fuerza Patria, impedida de traspasar los límites de su departamento, a unos 56 kilómetros de donde Kicillof y los intendentes del PJ bonaerense, incluidos algunos kirchneristas, se congregaron para descorchar ante la inapelable derrota que le propinaron al presidente Javier Milei.

El papel de Massa

El otro gran jugador de la interna peronista, Sergio Massa, tuvo también en esta elección un rol secundario, ya que no fue candidato como lo había sido en 11 de los últimos 15 comicios, con candidaturas de distinta magnitud. “Me siento muy aliviado por eso”, confesó tras votar en Tigre, antes de almorzar en la casa de sus padres junto a toda su familia. El jefe político del Frente Renovador se convirtió en un mediador constante entre el kirchnerismo y el axelismo, por lo cual los grupos enfrentados lo apodaron el “arquitecto de la unidad”.

El propio Kicillof se lo reconoció en el final de la campaña, la semana pasada, en lo que se interpretó como un gesto del gobernador hacia un dirigente a quien se consideraba más cerca de Cristina y Máximo Kirchner que de él en la interna peronista. “Es muy importante trabajar todos unidos”, repitió Massa casi como un mantra, aún a sabiendas de que los caminos del axelismo y el kirchnerismo se bifurcan de manera ostensible.

Claro que, a diferencia de Kicillof, Massa privilegia una mirada nacional. “Tenemos que consolidar el camino que pretendemos para el país”, afirmó el exministro de Economía, quien además evaluó que las elecciones bonaerenses fueron “un termómetro de lo que piensa la sociedad” de cara a los comicios del 26 de octubre, en cuya antesala se demostró que “hay conjunto de argentinos que creen en otro modelo de país”.

Massa estuvo anoche en el búnker de Fuerza Patria, en La Plata, junto a Kicillof. Se lo vio haciendo el gesto del “3%” con su mano derecha, en medio de los festejos. A esta altura, ya no hace falta aclarar a qué se estaba refiriendo.

​ Envió un audio al búnker de Fuerza Patria pero nunca estuvo convencida del desdoblamiento; tampoco habló con el gobernador; Máximo la acompañó en San José 1111 y no fue a La Plata; Massa apareció en el escenario junto al gobernador  Política 

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