Los distintos tipos de memoria que tenemos y cómo fortalecer cada una​

En un mundo cada vez más dominado por la tecnología y el sedentarismo, es crucial no solo cuidar el cuerpo, sino también la mente. La memoria, como cualquier músculo, necesita ejercicio regular para mantenerse en forma. Según Pedro López, director de “Liceum, Gimnasios para la mente”, es fundamental dedicar entre 15 y 30 minutos al día a actividades que mantengan nuestra agilidad mental.

Existen tres tipos de memoria esenciales que podemos trabajar: memoria inmediata, a corto plazo y a largo plazo. Cada una tiene funciones específicas en nuestro día a día, y su entrenamiento puede mejorar tanto nuestra concentración como nuestra capacidad para retener y recordar información relevante.

Tipos de memorias

Memoria inmediata. La memoria inmediata es aquella que utilizamos para retener información a muy corto plazo, como un número telefónico o una dirección. Para ejercitarla, López recomienda hacer pequeñas tareas diarias que impliquen recordar detalles recientes. Un ejemplo sencillo sería intentar recordar lo que se cenó la noche anterior o cuál fue la última película vista en el cine. Este tipo de ejercicios refuerza nuestra capacidad de retención a corto plazo y mejora la atención.Memoria a corto plazo. Una vez que se pudo retener esta sencilla información por unos minutos, entra en juego la memoria a corto plazo, que puede durar desde minutos hasta horas. Para entrenarla, Pedro López sugiere preguntarse detalles cotidianos, como qué hicimos durante el último fin de semana o qué eventos significativos ocurrieron en los últimos días. Esto permite que nuestro cerebro consolide la información y decida qué es importante para nosotros.Memoria a largo plazo. La memoria a largo plazo es donde guardamos nuestras experiencias y conocimientos más significativos. Este tipo de memoria requiere un mayor esfuerzo para su entrenamiento, pero es la clave para recordar hechos importantes de nuestra vida. Un buen ejercicio es intentar recordar fechas o nombres de personas que fueron relevantes en nuestra historia personal, o desafiarse a nombrar 10 actores o escritores actuales. Estos pequeños desafíos estimulan el cerebro y ayudan a consolidar recuerdos a largo plazo.

Actividades diarias para fortalecer la memoria

Entrenar la memoria no requiere herramientas complicadas ni largas horas de trabajo, y aunque los ejercicios son brindados mayoritariamente a las personas adultas, cada vez más jóvenes comienzan a incursionar en estas prácticas para mejorar sus condiciones cognitivas diarias.

López enfatiza que actividades simples como sopas de letras, crucigramas o juegos de mesa como el ajedrez son formas divertidas y efectivas de mantener nuestra mente activa. Además, hablar por teléfono o realizar videollamadas también puede ser muy útil, especialmente para las personas mayores, ya que fomenta el uso de la memoria emocional y social.

En conclusión, dedicar unos minutos al día a ejercicios de memoria puede marcar una gran diferencia en nuestra capacidad cognitiva y en nuestra calidad de vida a largo plazo. La clave está en encontrar las actividades que más se adapten a nosotros y mantener un compromiso constante con nuestro bienestar mental. Como señala López, “al entrenar la memoria, obligamos a nuestra mente a trabajar, desechando lo innecesario y guardando lo que realmente es valioso para nosotros”.

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