Los 55 minutos imprevistos de Trump, la afirmación que encendió todas las alertas y el operativo “control de daños”​

WASHINGTON.- El extenso intercambio a micrófono abierto tomó por sorpresa a la comitiva argentina. Cuando nada lo hacía prever, luego del retraso de 38 minutos en la llegada de Javier Milei a la Casa Blanca para su trascendental reunión con Donald Trump, el presidente norteamericano aceptó la entrada de decenas de periodistas -entre ellos varios argentinos- para responder a agenda libre, como suele pasar en sus reuniones de gabinete abiertas a la prensa.

Fueron 55 minutos en “modo Trump” puro. El formato sorprendió a la comitiva argentina, que no se esperaba la presencia de la prensa. Menos de semejante duración.

Muchas gracias Presidente Trump por recibirme en la Casa Blanca.

Desde antes de ser Presidente vengo sosteniendo que la República Argentina debe ser una aliada estratégica de los Estados Unidos de América y ahora que el pueblo argentino confió en mí para guiar los destinos de… pic.twitter.com/JfGs0DnIyw

— Javier Milei (@JMilei) October 14, 2025

Antes habían estado unos minutos en el Salón Oval, donde Trump les mostró las reformas que tiene en mente para el despacho presidencial más icónico del mundo. Quienes no lo conocían quedaron fascinados por su belleza. Después de allí pasaron a la sala de Gabinete para el almuerzo.

De golpe apareció la prensa. La comitiva argentina reconoció que no lo esperaba, y lo atribuyó a las ganas de Trump de hablar dado su resonante éxito diplomático en Medio Oriente para frenar la guerra en Gaza y liberar a los rehenes en manos de Hamas.

Incluso, solo minutos antes de la llegada de Milei a la visita el propio personal de la Casa Blanca había informado a los periodistas argentinos acreditados que había una posibilidad de que el almuerzo fuera open press.

Todas las preguntas iban dirigidas al anfitrión, Trump, que por momentos abría el juego a otros de sus funcionarios presentes, como los influyentes secretario de Estado, Marco Rubio, y del Tesoro, Scott Bessent, el artífice del auxilio financiero a la Argentina.

Del otro lado, la comitiva argentina liderada por Milei escuchaba en silencio, sin intervención alguna ante cada respuesta de Trump. No se podía interrumpir, dijeron cerca de la comitiva. “¿Cuántas preguntas fueron?“, dijo alguien luego, atónito con la extensión del intercambio. En la Argentina nunca habían visto nada igual, confesaron.

Desde la ayuda financiera del Tesoro a la Argentina, la influencia china, las continuas referencias del líder republicano a las elecciones argentinas y la oposición de izquierda. También hubo tiempo para Ucrania, Medio Oriente y el shutdown del gobierno federal. Trump no esquivó ningún tema.

“Estamos acá para darte un apoyo para las próximas elecciones. Si a la Argentina le va bien, otros países lo seguirán. Pero si no gana, no contará con nosotros”, respondió Trump a una consulta sobre si el apoyo de Estados Unidos al país depende de los resultados de las legislativas y de la capacidad del Gobierno para aprobar reformas en el Congreso.

“La filosofía [de Milei] es correcta. Puede ganar o no, pero creo que ganará. Y si gana nos quedaremos con ellos y si no, nos vamos”, amplió.

Las frases generaron incomodidad en la delegación argentina, que en el momento se dio cuenta del tenor de las respuestas de Trump.

Solo se enteraron de la repercusión que generaron, como la fuerte caída en los mercados, cuando recuperaron sus teléfonos tras el almuerzo.

Allí empezó una estrategia de control de daños, en la que el Gobierno intentó aclarar que respuesta de Trump en realidad hacía referencia a las elecciones presidenciales de 2027 y no a las legislativas.

Tras la reunión bilateral, la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, una de las integrantes de la comitiva, decidió hablar con los periodistas en Blair House -la casa de huéspedes donde se alojaron- para poner paños fríos e intentar aclarar la situación.

Reveló que en los intercambios posteriores con Trump -ya sin presencia de la prensa-, el presidente norteamericano dejó en claro que hacía referencia a las elecciones de 2027. La duda quedó flotando. También el vocero Manuel Adorni y el asesor presidencial Santiago Caputo usaron sus redes sociales para aclarar calmar la tormenta.

En el almuerzo Milei se mostró contenido y atento a cada respuesta de Trump y sus funcionarios.

Cuando el presidente norteamericano le cedió la palabra, agradeció a Trump y a Bessent con un tono pausado, como en un intento por no equivocar ninguna palabra. Estuvo sentado sobre el borde delantero de su silla inmutable.

A su izquierda estaba su hermana y la secretaria general de la Presidencia, Karina Milei, a quien no se le escuchó una palabra.

A la derecha del mandatario estaba el canciller Gerardo Werthein. Solo intervino cuando Milei le dio a Trump una carta escrita por las familias de los rehenes argentinos liberados. Toda la visita del Presidente quedó atravesada por la participación estelar de Trump en Medio Oriente, empezando por el retraso en más de dos horas y media en el inicio de la reunión por el regreso tardío del líder norteamericano.

El presidente norteamericano había llegado cerca de las tres de la madrugada a la Casa Blanca tras su viaje relámpago. En la comitiva argentina ya intuían que todo se atrasaría porque necesitaría descansar tras un viaje agotador que incluyó discursos en Israel y Egipto. En la Casa Blanca habían trabajado a toda velocidad: en el pasillo que antecedía a la entrada a la Sala de Gabinete ya estaban las fotos de la gira de Trump enmarcadas, relucientes y colgadas de las paredes.

Del almuerzo en la Casa Blanca también participaron el ministro de Economía, Luis Caputo; el presidente del Banco Central (BCRA), Santiago Bausili; y el embajador en Estados Unidos, Alec Oxenford.

Por el lado de Trump, además de Bessent y Rubio, estuvieron el vicepresidente, JD Vance; el secretario de Guerra, Pete Hegseth; la jefa de Gabinete, Susie Wiles; el representante comercial de Estados Unidos, Jamieson Greer; el secretario de Energía, Chris Wright, y el embajador designado para la Argentina, Peter Lamelas.

Además del largo encuentro con la prensa, hubo tiempo para el almuerzo. Las delegaciones comieron de entrada corazón de lechuga romana con jícama, naranjas y aderezo cítrico. Luego hubo carne grillada con pimientos, verduras estofadas, maíz y salsa de tomate y rábano.

Los platos iniciales, blancos y azules, tenían un doble borde dorado, interior y exterior. La vajilla, de seis unidades, era de plata, cuidadosamente acomodada. El postre fue un helado de vainilla en un tuile de vainilla.

Allí Trump -ya sin periodistas- volvió a acaparar la atención, también con interacciones de sus funcionarios en distintos temas de la agenda y de la delegación argentina.

Argentine President @JMilei presents President Donald J. Trump with a letter nominating him for the Nobel Peace Prize. 🇺🇸🇦🇷 pic.twitter.com/rKPTYAYUVe

— The White House (@WhiteHouse) October 14, 2025

Solo el Presidente, Karina Milei y Werthein se quedaron luego en la ceremonia en la Sala Este de la Casa Blanca en la que Trump le otorgó -en forma póstuma- la Medalla de la Libertad al activista conservador Charlie Kirk, asesinado de un balazo el 10 de septiembre pasado en Utah. Los funcionaros argentinos se sentaron en primera fila.

En su largo discurso -de más de media hora-, Trump elogió a Milei, lo calificó de “súper estrella” y lo hizo parar para que recibiera aplausos del público presente.

Tras el homenaje a Kirk, los tres integrantes de la comitiva argentina regresaron a Blair House a las 17.47 (hora local) donde estuvieron hasta las 21.40 (hora local). Excepto Caputo y Bausili, que se quedarán a la reunieron anual del Fondo Monetario Internacional (FMI) y del Banco Mundial (BM) en Washington, Milei y el resto de los funcionarios que viajaron salieron de regreso a Buenos Aires, donde arribarán el miércoles a las 8.

​ La comitiva argentina no esperaba el ingreso de la prensa y las respuestas del presidente de los Estados Unidos  Política 

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