Lo atropellaron en la ruta, una mujer frenó el tráfico para rescatarlo y unos días más tarde recibió un llamado que la dejó sin palabras​

Una historia que refleja la compasión humana y el surgimiento de segundas oportunidades comenzó de la manera menos esperada. A principios de este año, Fiona Begg estaba de vacaciones con su familia en Muskoka, en Canadá, cuando su tranquilo paseo matutino se transformó de repente en una misión desesperada por salvar una vida en peligro. Lo que ella no sabía era que ese fortuito encuentro significaría un gran cambio en su vida.

Todo comenzó cuando Begg cruzó miradas con un gato gris al costado de la ruta, que de inmediato le robó el corazón. Siguió caminando y, segundos después, escuchó “el sonido más desgarrador” y allí se dio cuenta de que algo le estaba pasando al pequeño felino. “Había sido atropellado por un camión grande y estaba en el medio de la calle mientras los autos seguían pasando”, contó Begg a The Dodo. “Fue una de las escenas más tristes y traumáticas que presencié en mi vida”, aseguró.

Sin pensarlo, Begg corrió hacia el medio de la ruta y detuvo el tránsito, poniendo en peligro su integridad física. Apenas pudo acercarse, alzó al gato entre sus brazos y lo llevo a un lugar resguardado del peligro. “En ese momento ni siquiera sabía si estaba vivo, pero no podía permitir que lo golpearan otra vez o dejarlo solo en ese dolor”, dijo Begg.

Con cuidado, lo sostuvo contra su pecho, tratando de no causarle más daño. A pesar de sus heridas, el gato parecía entender que estaba en manos seguras. “Me aterraba que estuviera tan frágil y no quería lastimarlo más. Cuando lo abracé, se aferró a mi hombro como si se jugara la vida. Ese instante jamás se borrará de mi memoria. Solo pensaba: ‘Si estos son sus últimos momentos, no los pasará solo’. Quería que sintiera amor, que supiera que importaba”, contó la joven, visiblemente emocionada por la escena.

Con el corazón en la boca, Begg corrió hacia la clínica veterinaria más cercana. Cuando llegó, el gato lloraba y sangraba, pero se aferraba a ella más fuerte que nunca. “Cuando lo entregué, tuvieron que despegarlo de mí”, recordó Fiona. El equipo veterinario comenzó a atenderlo de inmediato, aunque advirtió que quizás no se recuperaría de sus heridas. Begg salió de la clínica entre lágrimas, convencida de que nunca volvería a ver al gato y que iban a tener que sacrificarlo por la gravedad de su cuadro clínico.

Sin embargo, cuatro días después, recibió una llamada con la noticia más inesperada: el gato había sobrevivido y ahora necesitaba un hogar. “Cuando me avisaron que había salido adelante, lo sentí como un verdadero milagro”, sostuvo Fiona. “Era como si la vida le hubiera dado una segunda oportunidad, y quizás a mí también”, reflexionó.

Begg volvió a la clínica, esta vez para adoptarlo oficialmente. Lo llamó Lucky Chance. Siempre se había considerado una persona de perros, pero había algo en Lucky Chance que era diferente. “Algo en mí supo al instante que este chico estaba destinado a ser mío.

Desde entonces, se convirtió en la parte más hermosa de nuestra vida”, sostuvo la joven que comparte asiduamente fotos de su gato en su cuenta de Instagram @feespaack y divierte a todos sus seguidores con sus gestos de cariño y diversión en el hogar.

​ El gato estaba muy herido y tenía pocas chances de sobrevivir; tras un paso por el veterinario, la historia finalizó de la mejor forma  Mascotas 

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