Liga Profesional: San Lorenzo fue e intentó, pero se derrumbó y Atlético Tucumán le ganó de guapo
“¡Que se vayan todos, que no quede, ni un solo!”, grita el público. Críticas a Marcelo Moretti,, el presidente. Insultos para todos del primero al último. San Lorenzo es un club desorganizado en lo institucional, complicado en lo económico y aplazado en lo futbolero. Así, es muy difícil.
Está en los octavos de final de la Copa Libertadores, lo que no es poco. Pero no hace méritos para ser feliz. Busca, es cierto. Intenta, pero casi todo lo hace confuso, equivocado, mal. Atlético Tucumán olfateó el escenario en la última bola y le arrebató esa pequeña porción de esperanza que todavía andaba dando vueltas en el Bajo Flores. El gol fue de Renzo Tesuri, que luego emocionó a todos con el recuerdo del Morro García. “Hoy me acordé de él: a este triunfo se lo dedico a él, que hizo tantos goles”, expresó, emocionado y mirando al cielo, al cabo del 1-0 del Decano por la 10ª fecha de la Liga Profesional.
San Lorenzo presentó un equipo con mayoría de los intérpretes de gala. También le dio espacio a un grupo de jóvenes entusiastas, con hambre de primera. No le sobra nada al Ciclón –cantidad, calidad, lesiones serias de Malcolm Braida y Eric Remedi y proyección–, por eso no podía permitirse arrojar todo a la cancha: se le avecina un partido decisivo. Este martes, a las 21.30, en el Bajo Flores, se cruzará con Mineiro, por los octavos de final de la Copa Libertadores. Entre tantas angustias existenciales, el Ciclón pasó el listón y quedó entre los 16 mejores del torneo continental.
Entonces, se presentó el gigante con pibes que fueron matizados por Leandro Romagnoli cuando fue el hombre fuerte de la reserva. Oscar Arias, de 19 años, por el lateral derecho. Elías Báez, por el otro andarivel y de la misma edad. Elías Mateo Irala ya es todo un experimentado en el círculo central, a los 20. Y en el banco había otros: Daniel Herrera (20), Tomás Porra (20), Mauro Pérez (20), Santiago Sosa (19).
Entre deudas pasadas, desatinos presentes y pocos dólares disponibles, San Lorenzo camina, trastabilla. Va. Intenta, al menos; no es poco. Lo respalda Jhohan Romaña, una suerte de mariscal de este tiempo, que justo salió antes del gol. Matías Reali corre, va hacia adelante. Alexis Cuello es un entusiasta; Iván Leguizamón, un torbellino. Los ingresos de Andrés Vombergar y Nahuel Bustos se sustentaron en lo que fueron mucho más que en lo que son, lo que representan hoy. De todos modos, frente al Atlético Tucumán del Pulga Luis Miguel Rodríguez al borde de los 40 años y ya sin Joaquín Pereyra, la posibilidad de ganar era real.
El desarrollo fue atractivo. Un tiro libre de Leguizamón pasó cerca. Báez, el juvenil, salvó en la línea del arco la caída azulgrana, luego de un error de del arquero Facundo Altamirano. Un remate del Ciclón chocó con el travesaño, después de un desvío. Bustos apuntó y disparó. Antes, durante y después, impaciencia, insultos, reproches, silbidos. Críticas a los dirigentes, que no se hablan entre sí. El presidente Marcelo Moretti, en un lado. Néstor Ortigoza, el ya ex encargado del fútbol profesional, en un palco. Y Romagnoli a modo de símbolo, agarrándose la cabeza.
El vocal de la comisión directa y símbolo de otra era ventila en la televisión los conflictos internos. El hombre fuerte, que lo llevó al gobierno y ahora lo deja a un costado, le contesta por la misma vía. En las redes sociales, mientras tanto, la gente acrecienta su cólera. Un ejemplo, de apenas un puñado de horas atrás, descubre a carne viva esta situación. El presidente presenta entre sonrisas a un refuerzo, Francisco Fydriszewski. Un usuario le escribe: “Por qué te manejas tan mal moretti cuiden al club !! Perdiste toda la confianza de los socios e hinchas”.
Compacto de San Lorenzo 0 vs. A. Tucumán 1
Y Moretti le responde, en un contexto en el que los conflictos y una comunicación vacía hacen el resto: “Manejar tan mal? Vos sabes el trabajo que estamos haciendo? Todas las deudas que estamos afrontando? Pregúntale a los delegados o empleados que opinan de nosotros. Levantamos las inhibiciones de fútbol de enero y julio y del básquet ahora. Agarramos un club destruido. Totalmente en estado de cesación de pagos. Hoy tenemos todos los empleados al día. No hay cheques rechazados. Pagamos a todos los proveedores en tiempo y forma. Le estamos armando un gran plantel al Pipi. Vamos a llevar a San Lorenzo al lugar que se merece”.
Hasta que en el último minuto, Altamirano, casi siempre inseguro, le erró con el botín a un despeje y la pelota se fue a un córner. De ese envío de pelota parada, Renzo Tesuri abrió el marcador. Y bajó el telón, entre insultos (sobre todo a Moretti) y una marcha de la bronca que sólo es la continuidad de una larga travesía peligrosa.
En el Nuevo Gasómetro, el Ciclón se fue envuelto en reproches, luego de otro duro golpe; el Decano sumó el cuarto triunfo seguido, con un impacto en el final Atlético Tucumán
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