Lesión típica de ahorcamiento. La joven hallada muerta dentro de una heladera sufrió la fractura del hueso hioides​

MAR DEL PLATA.- El informe preliminar de la autopsia de Rocío Fernández, la joven de 27 años que estaba desaparecida desde el viernes pasado y cuyo cadáver fue hallado ayer, oculto dentro de una heladera de la casa de un hombre que fue detenido a la medianoche, cuando procuraba tomarse un ómnibus hacia Retiro para huir de la zona, presentaba un fuerte golpe en la cabeza y, especialmente, una fractura en un hueso de la laringe, lesión típica de los casos de estrangulamiento.

Fuentes de la investigación revelaron que el cuerpo presentaba múltiples hematomas en el rostro, los brazos y las piernas, producto de varios golpes –y, eventualmente, de los intentos de la víctima por defenderse de un ataque– y, especialmente, un severo traumatismo encéfalo-craneano y la fractura del hueso hioides “que fueron las dos lesiones más importantes, que la llevaron a la muerte”. La fractura del ese pequeño hueso del esqueleto laríngeo suele producirse en las asfixias mecánicas por compresión de cuello o compresión cervical. Marcas detectadas en la operación de autopsia fortalecen la presunción de que la chica fue estrangulada.

“Aunque técnicamente la causa del deceso no fue la asfixia, el autor del crimen sí ha hecho fuerza a nivel del cuello de la víctima para causarle la muerte”, dijeron fuentes del caso a LA NACION.

Los forenses también estimaron la data de muerte entre 24 y 48 horas antes del hallazgo del cadáver, de lo que se deduce que Rocío habría sido asesinada entre el domingo y el lunes en la casa del barrio 9 de Julio perteneciente a Juan Cruz Galarregui, de 56 años, que fue aprehendido casi a la medianoche del miércoles por personal de la Delegación Departamental de Investigaciones (DDI) y la Policía Comunal de Santa Clara, al norte de Mar del Plata, cuando procuraba abordar un ómnibus con destino a Retiro. Cuando la policía intentó identificarlo, él presentó un DNI a nombre de un tal Guillermo Vicente, que tenía una foto de un hombre con características similares a la suya.

Esta mañana llegó a los Tribunales marplatenses en un patrullero, para quedar a disposición del fiscal Fernando Berlingeri, que solicitó su aprehensión bajo el cargo de femicidio.

Galarregui había logrado escapar justo antes de que la policía llegara hasta la propiedad de la calle Grecia al 1000, en la zona oeste de la ciudad, lugar que había sido georreferenciado por la propia víctima. El sábado, ella misma había enviado desde su teléfono celular un mensaje a un amigo para avisarle que iba a estar en ese domicilio. “Cualquier cosa voy a estar en este lugar”, le escribió por WhatsApp a su amigo, compartiéndole la ubicación a través del GPS de la aplicación Maps.

Errores en la pesquisa

El dato llegó demasiado tarde. Se desconoce aún por qué ese amigo no avisó antes a la familia sobre un dato tan sensible. Se interpreta que el destinatario del mensaje desconocía que estuvieran buscándola. Será citado a declarar en próximas horas por el fiscal Berlingeri.

El otro dato llamativo es que la orden de allanamiento que se ejecutó ayer tuvo un primer error: los policías fueron a un domicilio de esa misma cuadra –Grecia, entre Libertad y Balcarce– en el que no encontraron ningún indicio positivo para la causa.

A la investigación, finalmente, la reencauzaron los vecinos, que señalaron el inmueble donde vivía Galarregui como un lugar donde había “movimiento de mujeres” y que también vinculaban con situaciones de consumo de drogas.

Así lo confirmó una testigo que, en declaraciones a Canal 10 y preservando su identidad, reconoció que ella misma había estado allí en más de una oportunidad, con el ahora acusado. “Era sexo y consumo de drogas”, contó.

Se desconoce hasta el momento, y se intenta reconstruir cómo es que Fernández llegó hasta lo de Galarregui. Lo último que supo su familia es que el viernes por la noche salió de su casa de zona de Punta Mogotes para ir a la casa de amigos en Jardín de Peralta Ramos, también en la zona sur. La propiedad donde encontraron su cadáver está a casi media hora de viaje en auto, en el extremo opuesto de la ciudad.

El acusado se escapó caminando de su propia casa. Se fue por los fondos y ganó la calle a través de un baldío. Luego se lo vio subir a un ómnibus de línea urbana, a partir de la reconstrucción que se logró hacer mediante cámaras de seguridad. La investigación avanzó hasta ubicarlo en Santa Clara del Mar, 20 kilómetros al norte de esta ciudad.

En el domicilio donde se encontró el cadáver se secuestraron varios elementos de interés para la causa. Entre ellos, al menos dos teléfonos celulares. Se presume que uno sería el de Rocío Fernández.

Sus familiares la habían llamado sin suerte durante el sábado. Advirtieron a la Justicia que solo fue atendida una de esas llamadas, sin respuesta, ese mismo día a la tarde.

Apenas se confirmó este asesinato se activó una marcha en reclamo de justicia por este caso. Está confirmada para este viernes, a las 10, con concentración en Avenida Luro y Mitre, a metros del palacio comunal.

Cuarto femicidio en dos meses

De confirmarse la hipótesis del fiscal, el que tuvo como víctima a Rocío Fernández sería el cuarto femicidio que se comete en esta ciudad en poco más de dos meses, el tercero en dos semanas. Los últimos dos con menos de 24 horas entre que se confirmaron uno y otro.

La serie comenzó el 30 de mayo con Talia Abigail Aragón, una joven de 27 años que era madre de tres hijos. Su cuerpo lo encontraron al pie de acantilados en zona sur, en el camino por ruta 11 que lleva a Miramar. Se sospechó de un suicidio hasta que la autopsia confirmó heridas de arma blanca que tenía en el tórax. Su ex novio permanece detenido, acusado del crimen.

El 22 de julio se conoció el asesinato, también a puñaladas, de Verónica Martínez, de 55 años. Su cadáver lo hallaron en una vivienda de calle Ortiz de Zárate, cerca de zona portuaria. Por el crimen fue detenido un hombre de 75 años, atrapado en la localidad de Pilar, donde se había refugiado.

Este martes por la tarde se confirmó la muerte de Betiana Moreira, atacada también con un cuchillo para filetear pescado. Tenía decenas de puñaladas cuando pidió ayuda en la calle y pudo ser trasladada al Hospital Interzonal General de Agudos. Allí permaneció internada casi tres semanas, con un cuadro gravísimo del que no se pudo recuperar. El asesino también está detenido.

​ Rocío Fernández, de 27 años, tenía un grave traumatismo encefalocraneano y marcas de golpes en el rostro, piernas y brazos; el dueño de la casa donde apareció oculto el cuerpo fue detenido cuando intentaba tomar un ómnibus a Retiro para escapar  Seguridad 

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