Le robaron a Pedro Sabo, el padre del kiosquero asesinado en Ramos Mejía en 2021​

El dolor de la familia Sabo, tras la muerte de Roberto en su comercio en 2021, volvió a estar a flor de piel en las últimas horas, luego de que los padres del kiosquero fueran asaltados a punta de pistola en la puerta de su casa cuando le quisieron robar el auto.

El hecho de inseguridad ocurrió ayer al atardecer cuando Pedro Sabo y su mujer, Magdalena, volvían a su casa a Ramos Mejía y fueron abordados por los delincuentes cuando estaban por guardar el auto en el garage de su casa situada en el cruce de Maza y Santa María.

Robo padre kiosquero

Mientras Pedro esperaba que Magdalena abriera el portón, el hombre de 77 años fue abordado por los delincuentes armados que le exigieron que les entregara el auto. Además, a la mujer la empujan y tiran en la calle.

“No podía salir del auto y con el susto que tenía no encontraba las cosas. El tipo estaba loco, tenía gorra y anteojos, imposible reconocerlo”, contó en diálogo con LN+ Sabo y luego explicó que el delincuente hizo un disparo al aire.

Conmovido, Pedro recordó el diálogo con el delincuente: “Le decía que ya me habían robado y hasta matado a un hijo, pero nada”.

Robaron al padre del kiosquero asesinado en 2021

Por la tarde, en el piso de LN+, Pedro y uno de sus nietos recordaron cómo cambiaron los hábitos de la familia tras el crimen del kiosquero. “Ahora el kiosco no abre los domingos a la mañana. La calle está como muerta”, recordó el hijo del hombre que fue asesinado un domingo a la mañana en plena pandemia del coronavirus.

Por su parte, entre lágrimas, Pedro contó: “Todos los domingos voy al cementerio a visitar a mi hijo. Cada vez que voy hablo con él y le cuento cómo le va a River. Él era fanático. No sé si me escucha, pero yo le hablo despacito de eso”.

Un crimen y una condena a prisión perpetua

El 30 de agosto de 2022, el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) N°2 de La Matanza condenó a Leandro Suárez, de 29 años, a prisión perpetua por el homicidio del kiosquero Roberto Sabo, asesinado a balazos durante un robo en Ramos Mejía el 7 de noviembre del 2021.

Los jueces coincidieron con la valoración del fiscal de juicio, Sergio Alejandro Antin, que en su alegato había pedido que Suárez sea condenado a prisión perpetua por los delitos de “homicidio criminis causae agravado por la participación de una menor de edad, robo calificado por el uso de arma de fuego y portación ilegal de arma de fuego de uso civil y de guerra”.

Apenas escucharon el veredicto, Nicolás y Tomás, los hijos de Sabo, se fundieron en un abrazo con el abogado Fernando Burlando. “Por fin terminó este calvario. Vamos a poder estar un poco en paz”, había dicho Nicolás en declaraciones al canal TN. En tanto, Burlando había dicho: “La Justicia nos dio una respuesta”. Los tres siguieron las alternativas de la sentencia — que se realizó de manera virtual, a través de la aplicación Zoom — desde las oficinas del letrado, en Puerto Madero.

A la misma hora en que se leía el veredicto, Magdalena, la madre de la víctima, atendía el kiosco donde el 7 de noviembre pasado Suárez asesinó a su hijo. “Se hizo Justicia. Me consuela un poco, porque la herida la tengo en el corazón. Un hijo muy bueno, una persona trabajadora”.

Pedro Sabo, el padre del kiosquero asesinado, sí estuvo en la sala de audiencias donde se leyó el veredicto. Por la mañana, en cambio, estuvo en el mostrador del Drugstore Pato, donde ocurrió el crimen hace nueve meses.

“Después del juicio yo quedé bastante mal, porque escuché todo lo que dijo el asesino, cómo me lo mató, ni a un perro lo matan de esa manera, cuatro tiros”, expresó el padre de Roberto Sabo, acongojado. “Y encima pide disculpas… No puede pedir disculpas esa persona. Como dijo un abogado: esa persona no puede estar entre la sociedad”, agregó. Y concluyó: “Si a esta gente la dejás, la largan y vuelve a hacer lo mismo. Suárez ya había estado seis años preso y salió peor, lo mató como un perro a mi hijo, pobrecito”.

Raid criminal

Según determinó el fiscal Federico Medone durante la instrucción, el homicidio de Sabo fue cometido durante un raid criminal que comenzó la mañana del domingo 7 de noviembre pasado, cuando el acusado y una chica de 15 años -que no fue juzgada por ser inimputable debido a su edad- fueron hasta una agencia de remises de Ciudadela y pidieron viajar hasta Ramos Mejía.

El conductor del remís, un Ford Focus negro, los llevó hasta la zona comercial de esa localidad. Suárez le pidió que se detuviera en avenida de Mayo y Alvarado; bajó e ingresó al kiosco Drugstore Pato armado con “una pistola semiautomática 7,65 mm con numeración suprimida y cargada con al menos un cartucho, y con un revólver calibre .22″, de acuerdo a la pesquisa. Allí intimidó a Sabo, le robó $10.000 y le disparó cuatro tiros. Dos impactos lo alcanzaron en la cara y los otros dos, en el tórax. Murió ahí, en su local.

Al salir del kiosco, y una vez consumado el crimen, el asaltante intimidó con armas al remisero que lo había llevado hasta el lugar y le robó 6000 pesos de la recaudación, el teléfono celular y el auto, en el que huyó con la adolescente.

Asi se camuflaron los asesinos del kiosquero de Ramos Mejía

En la huida, el Focus chocó contra un árbol, momento en que los dos tripulantes se bajaron e ingresaron a un supermercado con la intención de simular ser clientes, y aprovecharon para cambiarse las ropas y así tratar de evitar ser identificados.

Luego, y siempre bajo amenazas con armas, robaron la moto y pertenencias a un repartidor, hasta que finalmente fueron detenidos en Ramos Mejía, durante un operativo policial.

Suárez había recuperado la libertad en agosto del año pasado luego de cumplir una condena de cinco años y 10 meses de prisión por hurto agravado por escalamiento en grado de tentativa y robo agravado por el uso de arma. El ahora condenado por el asesinato de Sabo ya había sido detenido a principios de octubre del año pasado en Ciudadela, en el partido de Tres de Febrero, por intentar robarle a un automovilista. En esa ocasión se le certificó su identidad y ante la inexistencia de una orden de captura recuperó la libertad.

El homicidio del kiosquero y el hecho de que el asesino fuese un hombre que había sido beneficiado por medidas judiciales, en el sistema que algunos políticos denominan “puerta giratoria”, provocó una fuerte indignación social en La Matanza, cuyos vecinos se movilizaron en ese momento en un masivo apoyo a la familia de la víctima. Esa marcha derivó en incidentes con la policía bonaerense, frente a la comisaría ubicada sobre avenida de Mayo, a pocas cuadras del kiosco que fue escenario del crimen.

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