Las SAD salen a la cancha: seis claves para entender cómo puede cambiar el negocio del fútbol
Hace menos de dos semanas finalmente el gobierno nacional decidió reglamentar el funcionamiento de las sociedades anónimas deportivas. Si bien hoy la llegada de las SAD se encuentra judicializada -la Asociación de Fútbol Argentino (AFA) logró un fallo de un juzgado de la ciudad de Mercedes para frenar su avance-, la sensación preponderante en el mundo del fútbol es que las SAD tarde o temprano terminarán llegando, entre otras cosas porque los propios protagonistas del mundo del fútbol las están empujando.
La FIFA que lidera Gianni Infantino -y en la que Mauricio Macri tiene un papel relevante- es una impulsadora de SAD en todas ligas y más allá de la unanimidad con que los clubes argentinos se pronunciaron sobre el tema, en voz baja reconocen que se puede llegar a algún atajo, a través de una fórmula mixta como el gerenciamiento o la cesión temporal de derechos, para que los capitales privados desembarquen formalmente en el fútbol local.
A continuación las claves para entender cómo puede llegar a cambiar el negocio a partir de la irrupción de los capitales privados.
1. El partido ya empezó
Los defensores de la SAD aseguran que se trata de un proceso inevitable, especialmente a partir de la decisión que tomó la FIFA en 2015 cuando la FIFA estableció que los pases de los jugadores ya no podían pertenecer más a representantes o empresarios y que solo podían estar en manos de los clubes. “Antes de este cambio, los negocios que se hacían en torno a los pases de los jugadores se concretaban sin necesidad de que existieran las SAD. Lo que cambió en 2015, fue que se cerró una puerta y todos los inversores que estaban ganando plata con los pases de los jugadores se tuvieran que pasar a manejar los clubes para poder seguir operando. Eso es lo que pasó con las principales ligas del mundo y la Argentina no va a ser la excepción”, explican en el sector.
El gobierno nacional es el principal impulsor de la llegada de capitales privados al fútbol. “La lógica conceptual es que a una sociedad le va a convenir que ese activo valga lo más posible, ergo le conviene que le vaya bien y no le conviene robarse a sí mismo, como si puede pasar con el dirigente de un club. Que le vaya bien incluye infraestructura, equipo, contratos publicitarios, de TV. Y es importante resaltar que requiere que los socios lo elijan”, explican desde el Ministerio de Desregulación que lidera Federico Sturzenegger.
Los defensores de las SAD también están dentro del fútbol. “De los ocho países campeones del mundo (Uruguay, Brasil, Italia, Alemania, Francia, España, Inglaterra) la Argentina es la única que no incorporó la posibilidad de SAD. Para nuestro país que está atrasado 40 años en infraestructura, es una oportunidad de generar valor a los clubes y sus instalaciones”, asegura el empresario Guillermo Tofoni, CEO de World Eleven, una firma organizadora de eventos, incluyendo los partidos de la Selección argentina.
“Creo que la pregunta no es: ¿SAD o asociaciones civiles sin fines de lucro? No hay un modelo que sea perfecto y la clave tanto en las SAD como en los clubes tradicionales es ver quién se encarga de la gestión. En el mundo hay ejemplos de SAD que funciona muy bien como todos los equipos de la Premier League inglesa y también está el Real Madrid que es posiblemente el club más poderoso del mundo sigue siendo una asociación sin fines de lucro. Y también hay muchos fracasos, tanto de un lado como del otro”, sostiene el abogado Juan Vignolo, socio del estudio Moreno Hueyo y especialista en derecho deportivo
2. Qué está pasando en la región
La Argentina lidera junto con Paraguay la resistencia al avance de los capitales privados dentro de la región. En el resto de las ligas sudamericanas las SAD ya son un hecho y en algunos países los clubes en manos de empresas están cerca de cumplir veinte años. El ejemplo más acabado es Chile, donde de los 16 equipos que participan de la liga, solo dos son asociaciones civiles (Cobresal y Curicó). El resto, incluyendo a los tres clubes más grandes del país: Colo-Colo, Universidad de Chile y Universidad Católica, tienen dueño y se da la particularidad de que un mismo grupo empresario tiene acciones en más de un equipo. En Chile, la principal crítica que se le hace a las SAD es que las empresas abandonaron el trabajo de las divisiones inferiores e incluso hay quienes achacan al avance de los capitales privados los pobres desempeños deportivos de la selección trasandina. “Las SAD no invierten en las inferiores y no salen jugadores de nivel”, es la crítica más común.
Las sociedades anónimas también están presentes en Perú, Colombia o Brasil, aunque en todos los casos se repite el modelo español: los clubes más grandes se mantienen como asociaciones sin fines de lucro. Así como el Real Madrid y el Barcelona FC continúan perteneciendo a sus socios, Atlético Nacional de Medellín, Flamengo, Palmeiras o Alianza Lima, por citar algunos ejemplos, se resisten a convertirse en SAD.
3. Fútbol uruguayo, el mercado de pruebas
Para entender lo que puede pasar con el fútbol argentino, en el sector muchos aseguran que hay que mirar lo que sucede en Uruguay, no solo por la cercanía geográfica y cultural, sino también porque los capitales nacionales ya desembarcaron en la otra orilla del Río de la Plata.
En Uruguay se aprobó en 2001 el ingreso de los capitales privados al fútbol, a través de la creación de la SAD que firman convenios con los clubes. En un modelo que es más parecido a un gerenciamiento. los clubes le otorgan la licencia para la explotación del fútbol profesional, la marca y el uso del estadio a una empresa, en un contrato que tiene fecha de vencimiento y cláusulas como la prohibición de cambiar de colores en la camiseta o mudarse a otra ciudad.
La luz verde para el ingreso de los capitales privados fue aprovechada por grandes grupos europeos, como el Bayern Munich de Alemania que se terminó quedando con el Racing de Montevideo o el City Group, de capitales árabes, que controla el Manchester City de la Premier League inglesa y en Uruguay es el dueño del club Montevideo City. Los capitales internacionales, sin embargo, desembarcaron en Uruguay con otro modelo de negocios al que tienen en Europa. Si en Alemania o Inglaterra, sus principales fuentes de ingresos son los derechos de televisación y el merchandising, en Uruguay el mayor atractivo son los recursos humanos -es decir, la cantera de jugadores juveniles, con un alto poder de reventa en las principales ligas europeas.
El otro motor de las SAD uruguayas son los capitales argentinos, que están apostando muy fuerte a clubes de la Primera B o equipos medianos de primera división. El caso emblemático es el de Racing de Montevideo. El club fue adquirido por el exgoleador de River Fernando Cavenaghi y los hermanos Rossi, dueños del centro médico Rossi, en febrero de 2021. De su mano, el equipo ascendió a primera división y este año incluso llegó a jugar la Copa Sudamericana. Los buenos resultados terminaron atrayendo a la sociedad Red & Gold Football, un grupo inversor compuesto por el Bayern Munich y Los Ángeles FC, de la MLS, que terminó comprando el 85% del paquete accionario del club (Cavengahi y los Rossi conservan el otro 15%).
Los argentinos además controlan otros equipos uruguayos. Nicolás López, un representante de jugadores, está al frente del club Rentistas, y también aparece vinculado a otra institución uruguaya, como Paysandú FC, que milita en el ascenso. Y otro grupo de capitales locales acaba de desembarcar en la Institución Atlética Sud América (IASA), que hoy está disputando la segunda división.
La operación más resonante, sin embargo, es la que acaba de concretar Fénix Entertainment, la productora de espectáculos musicales de Marcelo Figoli, que se alzó con el club Juventud Las Piedras de la ciudad de Canelones, que milita en la segunda división. “Juventud es un club con una gran presencia en la comunidad y que representa un departamento con un potencial de crecimiento único como es Canelones. Aquí buscamos no solo el logro deportivo sino crear un sentimiento de pertenencia e identificación de la comunidad con la institución. Queremos ser el club de la ciudad, que vuelva lo más pronto posible a primera división y que los chicos sean parte clave de este proceso”, explicó Figoli.
Figoli, que ya controla al club Burgos de la segunda división española, es un defensor de las SAD y no esconde su interés por replicar sus inversiones en el fútbol argentino. “La Argentina, hoy no está en nuestro análisis, hay que esperar cómo evoluciona el tema y la discusión de acá a un año. La decisión final estará en los socios en evaluar si desean o no ceder a un privado la parte futbolísticas de los clubes. No tengo dudas que las SAD son una muy buena alternativa en cuanto al manejo profesional de los clubes y fundamentalmente en su sustentabilidad económica. Los clubes tienen que ser administrados de manera sería, responsable y profesional por especialistas dedicados 100% al management de la institución”, señaló el productor.
4. Lo que pasó: los antecedentes no juegan a favor
A la hora de desembarcar en el fútbol argentino, las sociedades anónimas deportivas deberán revertir la mala imagen que dejaron las experiencias del pasado entre los hinchas locales.
En el fútbol argentino todas los pasos de los capitales privados por los clubes terminaron con goleadas en contra. Desde los casos pioneros como Loma Negra -que de la mano de la empresaria Amalita Fortabat llegó a jugar con River y Racing en los torneos nacionales entre 1981 y 1983- hasta Argentinos Juniors que se mudó durante temporada para jugar de local en Mendoza, cuando el club era controlado por la productora Torneos y Competencias, entonces al mando del empresario Carlos Ávila; o Quilmes, que formó parte del raid de compras que concretó el fondo de inversión The Exxel Group a fines de los ‘90, en una lista que incluía los supermercados Norte, los alfajores Havanna y el pan Fargo.
Otro caso emblemático de Racing. De la mano de un gerenciamiento a cargo del productor de espectáculos Fernando Marín a través de su sociedad Blanquiceleste S.A, el club de Avellaneda salió campeón en 2001, después de 35 años de sequía. La aventura, sin embargo, terminó mal. Blanquiceleste terminó pidiendo su quiebra en julio de 2008, después de salvarse de volver a la B y la lista de acreedores era encabezada por el propio Racing.
5. Lo que hay: gerenciamiento encubierto
Más allá de la oposición pública de la AFA y los carteles en la cancha contra las SAD, la realidad es que los capitales privados ya están en presentes en el fútbol argentino. Si bien los estatutos oficiales no lo permiten, en la actualidad cuatro de los 28 equipos que juegan en la Primera División están gerenciados o son manejados por empresarios en forma más o menos encubierta.
El club más grande que está apostando por un nuevo modelo de dirección es Talleres de Córdoba. El club se mantiene formalmente como una asociación civil, pero con un “modelo de gestión profesional” liderado por Andrés Fassi. Fassi es un empresario argentino que antes de ser elegido presidente de Talleres era accionista del grupo mexicano Pachuca, que a su vez es el dueño del Pachuca y León, de la primera división de su país, y el Real Oviedo, de España.
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La lista además incluye a Defensa y Justicia, que hoy está gerenciado por Christian Bragarnik, un histórico representante de jugadores, y a Riestra, cuyo mecenas en Víctor Stinfale y saltó de la Primera D a la Liga profesional, siempre con Speed (la marca de bebidas energizantes de Stinfale) como principal sponsor.
La lista se completa con Independiente Rivadavia de Mendoza, presidido por Daniel Vila, el dueño del Grupo América, que desembarcó en el club hace dos años con un contrato de gerenciamiento.
6. Lo que viene: los del banco se preparan para entrar
El consenso generalizado es que las primeras inversiones bajo el nuevo marco legal podrían llegar de la mano de empresarios locales que tienen menos aversión al riesgo argentino. Y todas las miradas apuntan a clubes chicos y medianos, mientras que Boca o River seguramente se queden afuera de la ola privatizadora.
“Con el fútbol argentino puede pasar algo parecido a lo de Brasil, donde los primeros en llegar fueron los empresarios locales y recién después se sumaron los capitales de afuera”, sostiene Luis Belli, director de la consultora deportiva Reditas, que igualmente sostiene que las SAD ponen en riesgo las actividades sociales de los clubes que no generan ingresos.
Guillermo Tofoni, por su parte, asegura que ya hay grandes grupos de afuera mirando el fútbol argentino. “A principios del año, recibimos a la gente de Partners 777 (el fondo estadounidense dueño de clubes en todo el mundo, como el Hertha de Berlín y el Génova de Italia y que hace un año pagó US$135 millones por el Vasco Da Gama, de Brasil) que quería saber cómo venía el proyecto en la Argentina. Muchos dueños de clubes europeos en este momento están atentos para invertir en nuestro país. Cuando la familia Gillet desembarcó en Inglaterra compraron el Liverpool en 200 millones de libras, hoy el club cotiza en US$4000 millones y el 80% de los dueños de clubes ingleses son norteamericano. En la Argentina podría pasar lo mismo sin dudas”, explicó.
“Las SAD en todo el mundo empezaron por los clubes chicos, porque la inversión es menor y la barrera de ingreso es más baja. Los clubes grandes, más allá de las necesidades, tienen infraestructura y, por lo menos en los últimos años, están siendo manejos por empresarios”, sostiene el periodista y experto en management deportivo Claudio Destefano.
“Los inversores argentinos van a terminar invirtiendo en clubes del ascenso y en ligas más chicas como la uruguaya. Boca y River no se van a privatizar, mientras que los capitales extranjeros van a apuntar a la clase media del fútbol argentino: los clubes medianos porteños y los grandes del interior”, coincide Antonio Caselli, un exdirigente de River que debutó como dueño de un club en España, el Burgos FC, pero que se muestra escéptico sobre la posibilidad del modelo europeo se puede replicar en el fútbol argentino. “Las SAD se va terminar aprobando en el fútbol argentino, porque el mundo va hacia ese modelo y de hecho la Argentina ya está rodeado de este tipo de clubes en toda la región. Hay empresarios de Inglaterra, Estados Unidos, Arabia y México esperando para invertir en clubes argentinos, aunque personalmente no creo que se trate del mejor modelo para la Argentina. A diferencia de lo que ocurre en Europa, acá los clubes cumplen una función social que va a quedar vacante”, advierte Caselli.
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