Las dosis de optimismo superan a las del pesimismo​

Para el agro, las dosis de optimismo le ganaron a las de pesimismo en los últimos días. Las estimaciones de producción de la campaña fina 2024/25 que presentó la Bolsa de Cereales de Buenos Aires en el congreso A Todo Trigo, realizado en Mar del Plata, superaron a las presentadas por la propia entidad hace menos de un mes en su informe pre campaña.

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Según explicó Ramiro Costa, economista jefe de la Bolsa porteña, se espera que el área sembrada con el cereal llegue a 6,2 millones de hectáreas con un volumen de producción de 18,1 millones de toneladas.

A mediados del mes pasado, la entidad proyectaba un área de 5,9 millones de hectáreas, unas 400 hectáreas menos que el promedio de las cinco campañas anteriores.

¿Qué cambió entre una proyección y otra? La mejora de la relación insumo/producto vía la caída de los valores de herbicidas y fertilizantes y la suba de las cotizaciones a nivel internacional del trigo. “La recuperación en los precios, junto a la reducción de los costos de producción, viene aumentando la probabilidad de alcanzar o superar el rinde de indiferencia”, dijo Costa.

El tercer factor decisivo para que el trigo tome impulso, la humedad en el suelo, ya se vislumbraba como positivo.

En términos económicos, para la cosecha fina (trigo y cebada) se espera un incremento de 21% en las exportaciones respecto de la campaña pasada, con US$3822 millones; un aumento de 24% en el valor agregado de la campaña pasada, con US$3698 millones y una suba de la recaudación fiscal de 14% con US$1231 millones. A su vez, el volumen de ambas cosechas experimentaría una recuperación de 15% en comparación con el ciclo pasado de llegarse a los 23,2 millones de toneladas.

Pero si hay algo que cambió en las últimas semanas, hay otra cosa que se mantuvo igual: la negativa del Gobierno a reducir los derechos de exportación. ¿El argumento? La prioridad es el orden de la macroeconomía, con el fin de la inflación y el cierre del déficit fiscal. Fue el propio secretario de Bioeconomía, Fernando Vilella, el encargado de dar en el congreso de Mar del Plata el mensaje del vaso medio lleno:”Los pesares de hoy esta vez tienen sentido y vamos a salir de la decadencia”, prometió.

No obstante, como se sabe, el mantenimiento de esa decisión sobre los DEX y otros mecanismos distorsivos tiene consecuencias. Según estimó Costa en su presentación, con la eliminación de las retenciones, el impuesto PAÍS y el cepo se podrían sembrar unas 787.000 hectáreas más y generar exportaciones adicionales por US$605 millones.

En su mensaje, Vilella recordó que el Gobierno dio otros pasos que despejan una parte importante del riesgo político y económico en la decisión de siembra: la derogación de los cupos de exportación, el fin del fideicomiso de la harina y la reducción de la brecha cambiaria. Son decisiones importantes, pero la recuperación del agro será más lenta de lo que podría ser si el gobierno de Javier Milei tuviera una mayor audacia en relación con los sectores productivos. No se trata de una cuestión corporativa o de casta, sino del impacto multiplicador en la vida económica del interior que tiene la actividad agropecuaria.

Más allá de los factores de corto plazo, la Argentina mantiene sus condiciones intactas para insertarse de manera exitosa en un mundo cada vez más complejo.

En A Todo Trigo, el subsecretario de Mercados Agroalimentarios, Agustín Tejeda Rodríguez, describió un nuevo escenario geopolítico, signado por la puja entre Estados Unidos y China, el incremento del proteccionismo, con menos multilateralismo, y los conflictos en las regiones productoras, como el Mar Negro, e importadoras, como Medio Oriente. En ese contexto global, mencionó las regulaciones ambientales. “Algunas son arbitrarias y distorsivas y vamos a seguir protestando”, dijo. Otras, como la decisión de la Unión Europea de no recibir productos de zonas con antecedentes de deforestación ilegal, “las vamos a tener que cumplir”, sostuvo.

Las dificultades están a la vista, pero las fortalezas también. “Hay un gran espacio para la Argentina”, dijo Tejeda Rodríguez. Según el funcionario, el objetivo del Gobierno es “aumentar la participación en el mercado global en base a dos atributos: confianza (región de paz y apertura al comercio) y sostenibilidad (valorizar los sistemas productivos)”. Esto último, lo mencionó en referencia a las nuevas demandas de los consumidores por productos diferenciados. Además de las dosis de optimismo, las de audacia también son útiles.

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