La vuelta de Benedetto a la Bombonera: el 9 que tuvo todo para ser ídolo, se autoboicoteó y ni siquiera será homenajeado​

“Enfocá allá, mirá. Enfocá allá, están todos muertos”, le dijo a un camarógrafo señalando a la tribuna rival, durante la caminata hacia los vestuarios del Mario Alberto Kempes. Boca acababa de eliminar a River en Córdoba por los cuartos de final de la Copa de la Liga 2024 y, mientras los hinchas millonarios se lamentaban en la popular, buscó que la escena quedara registrada. Había ingresado sobre el final en reemplazo de Edinson Cavani, una de las figuras del clásico, y en su única acción relevante decidió rematar desde 75 metros pese a tener solos a Langoni y Saralegui para la contra. Esas dos postales marcaron la despedida de Darío Benedetto del club: poco fútbol, más gestos hacia la tribuna que aporte al equipo, y decisiones poco felices tanto dentro como fuera de la cancha.

Este domingo, el máximo goleador xeneize desde el retiro de Martín Palermo -y vigésimo en la historia- pisará por primera vez la Bombonera con los colores de otra institución. Y aunque seguramente reciba muestras de afecto por parte de los hinchas, la idolatría que había construido en su primer ciclo y en el inicio del segundo quedó opacada por una serie de episodios que desgastaron ese vínculo. Hasta este viernes, cuando vencía el plazo, Boca no había solicitado a la Liga Profesional autorización para realizar algún tipo de reconocimiento para el delantero.

Su salida de Boca marcó un punto de inflexión. Desde entonces, no volvió a marcar goles con otra camiseta pese a pasar por tres clubes: Querétaro de México, donde disputó ocho encuentros; Olimpia de Paraguay, llevado por el propio Palermo, donde no convirtió en nueve compromisos; y Newell’s, seducido por Cristian Fabbiani, que intentó recuperar al 9 que había tenido nivel de selección, pero hasta ahora no lo logró: seis juegos, cero goles, un penal errado de manera insólita y un desgarro que lo privó, por ejemplo, de llegar con ritmo al clásico frente a Rosario Central.

La sequía ya venía desde su última etapa en Boca, cuando marcó apenas tres tantos en 35 presentaciones (Central Córdoba, Belgrano y Tigre), todos fuera de casa. Para encontrar su último gol en la Bombonera hay que remontarse a febrero de 2023, 13 meses antes de su despedida, cuando convirtió el empate sobre el final en un 1 a 1 ante Lanús. En diciembre pasado, Benedetto volvió a la cancha como hincha. No lo hizo desde un palco, sino subido al paravalancha, escoltado de dos de los tres líderes de la barra brava -Rafael Di Zeo tiene derecho de admisión-: Mauro Martín y Marcelo Aravena. Del club se fue en conflicto en 2024, tras diferencias con la dirigencia y con varios de los últimos entrenadores.

Había tenido un primer ciclo brillante entre 2016 y 2019, con 76 goles en 45 partidos, pese a la rotura de ligamentos que sufrió cuando se perfilaba para jugar el Mundial de Rusia. Regresó para las instancias decisivas de la Libertadores: marcó ante Palmeiras en ambos cruces de semifinales y frente a River en la final, primero en la Bombonera y luego en el Bernabéu, aunque muchos aún recuerdan aquel mano a mano que le negó Armani y que hubiera puesto a Boca arriba de cara a la revancha. Benedetto continuó seis meses más con Alfaro y dejó el equipo antes de la semifinal de la Copa de 2019, justamente ante River, un momento clave para el club, que igual recibió 15 millones de euros por el pase de un futbolista que acababa de cumplir 29 años.

En Europa no alcanzó el nivel esperado y volvió a Boca en 2022. Debutó con gol ante Colón y cerró un buen año, con 16 gritos en 41 encuentros, incluido un 1 a 0 ante River en la Bombonera. Pero también tuvo varios cortocircuitos con entrenadores, compañeros y dirigentes, lo que hizo que la gente lo valorara más por lo que había hecho antes que por lo que mostraba en el presente.

Cruce entre Benedetto y Zambrano

En marzo criticó duramente a Agustín Almendra luego de que el volante fuera marginado por inconducta por decisión de Sebastián Battaglia. En junio se ausentó de una práctica tras asistir al cumpleaños de Iván Marcone, y el DT lo bajó del avión rumbo a La Rioja para enfrentar a Ferro por la Copa Argentina. En julio se dio el hecho que definió su regreso turbulento: la noche previa a la revancha con Corinthians por los octavos de final de la Libertadores fue a pelear los premios junto a Izquierdoz, Rojo y Fabra, y en el partido Pipa falló, además de varias situaciones claras, dos penales: uno en los 90 y otro en la definición. Un mes después tuvo un cruce con Carlos Zambrano en el entretiempo de un encuentro contra Racing, en el que el peruano salió al segundo tiempo con un ojo en compota. Y cerró el año siendo expulsado ante la Academia en el Trofeo de Campeones tras hacer un gesto acusando al árbitro de estar comprado: dejó a su equipo con seis jugadores en cancha y el partido se dio por terminado.

El 2023 lo comenzó mejor, con un triplete ante Patronato en la Supercopa Argentina, pero la llegada de Merentiel a principio de año y de Edinson Cavani a mitad de temporada lo fueron relegando en el puesto. En 2024, con Diego Martínez, la buena sintonía duró 13 partidos. Jugó poco, falló un penal ante Nacional Potosí en la Sudamericana y una nueva falta de disciplina lo dejó fuera del plantel pocos días después de la eliminación ante Fortaleza: celebró su cumpleaños, al día siguiente fue directo a la sala de kinesiología y, cuando el DT le preguntó por su ausencia en el campo, respondió con una frase fuera de lugar: “Noches alegres, mañanas tristes”.

En Newell’s, los problemas continúan. Llegó por pedido de Fabbiani, quien lo contactó vía Instagram, pero todavía no rindió. Se desgarró en su debut ante Mazatlán, en un amistoso disputado en México. Luego se resintió y llegó con lo justo al clásico rosarino, con tanta mala suerte que Di María clavó un golazo de tiro libre mientras él se preparaba para entrar.

Jugó un tiempo ante Barracas y Atlético Tucumán, los 90 con asistencia incluida en la derrota 3 a 1 frente a Belgrano por la Copa Argentina, y repitió titularidad frente al Pirata por el Clausura, aunque tampoco fue su tarde: falló un penal insólito, en el que el árbitro debió tocar dos veces el silbato para ordenar el tiro, que cedió a las manos del arquero. El fin de semana pasado fue de entrada ante Estudiantes y otra vez no estuvo fino. Para este domingo, Fabbiani, que se juega el puesto, podría incluir un defensor o un volante más y sacrificar al Pipa, aunque confirmará la formación poco antes de salir a la cancha.

Benedetto, que en varias oportunidades dijo que no jugaría en ningún otro equipo de Argentina para no tener que enfrentar a Boca, tendrá su primera vez como rival en la Bombonera. Aun así, el hincha lo recibirá con aplausos por las alegrías que regaló, que sus propios errores le impidieron seguir brindando, y que seguramente lamentará cuando vuelva a pisar la cancha.

​ Fue el máximo artillero del club desde el retiro de Martín Palermo; hoy en Newell’s, busca marcar por primera vez desde su salida del Xeneize  Boca 

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