La última apuesta de Milei en la provincia

Luego de atravesar el peor mes de su gestión, el gobierno de Javier Milei llega a las elecciones bonaerenses de mañana en una situación de debilidad que pocos imaginaban tras la victoria de La Libertad Avanza en los comicios de mayo en la ciudad de Buenos Aires.
Agosto y los primeros días de septiembre transcurrieron en medio de fuertes turbulencias en el mercado financiero, que derivaron en una colosal suba de tasas de interés para frenar el apetito por el dólar. En ese mismo lapso siguieron sucediéndose los traspiés parlamentarios para el oficialismo y se produjo el más resonante escándalo de corrupción desde que Milei llegó al poder.
Si bien la película concluirá en la noche de mañana, una vez que se hayan contado los votos, sus últimos capítulos vienen ofreciendo una tendencia declinante para la Alianza La Libertad Avanza, pese a que ni la gestión de Axel Kicillof ni sus candidatos ostentan niveles elevados de imagen positiva.
“A principios de agosto, teníamos al oficialismo con una leve ventaja; a mediados de ese mes, con una leve desventaja respecto del peronismo, y en las últimas mediciones, con una desventaja que ya está fuera del margen de error, de cuatro o cinco puntos”, puntualizó a LA NACION Lucas Romero, de Synopsis.
Jorge Giacobbe, por su parte, señaló que, hasta fines de julio, sus encuestas en el distrito bonaerense le asignaban dos puntos de ventaja a La Libertad Avanza, pero que hacia el 25 de agosto esa diferencia se redujo a 0,2 puntos. Sostuvo que, respecto de un mes atrás, cambió el estado de ánimo de unos y otros: “El kirchnerismo pasó a la exaltación ante la sensación de pudo poner al Gobierno contra las cuerdas, y la parte blanda del público que apoyaba al oficialismo perdió entusiasmo y comenzó a sentirse incómoda y contrariada frente a todo lo que ocurrió con el caso Spagnuolo”.
En opinión de Giacobbe, la pregunta que hay que formularse es si esto último rompe o solo raya la relación de ese segmento blando del electorado con el gobierno de Milei. En otras palabras, podía estar definiéndose una forma de castigo de ese sector de la ciudadanía a las autoridades nacionales, aunque a juicio del consultor, esa penalización podría darse a través de un mayor ausentismo en las urnas antes que mediante un cambio de voto.
En estas horas también puede estar definiéndose la posibilidad de que esa porción del electorado bonaerense (mayoritariamente votantes de Milei en el balotaje presidencial de 2023 que apoyaron a Pro en la primera vuelta) también pueda estar procesando el trauma, colocándose en una posición de resignación o semiaceptación, sin por eso caer en el negacionismo propio de los más fanáticos seguidores del Presidente. Sería el lugar de quien estaría en condiciones de pensar que, al menos, este es un gobierno menos corrupto que el anterior, por lo que debería dársele otra oportunidad en las urnas.
¿Podría darse mañana una sorpresa electoral favorable al gobierno nacional? Es a lo que ha apostado el propio jefe del Estado en el cierre de campaña de su coalición, en Moreno. Durante su discurso, en ocho oportunidades, Milei insistió en la necesidad de que la gente vaya a votar, sugiriendo que no hacerlo es hacerle el juego al kirchnerismo.
La clave de las elecciones bonaerenses para el mileísmo parecería pasar por la capacidad de movilizar al electorado disponible, aunque sea más por el espanto que por el encanto. La idea también transmitida por el Presidente de que se está en una situación de “empate técnico” busca hacer sentir al votante como protagonista de una elección que puede terminar de definirse por su sufragio. No será sencillo: alrededor de cuatro de cada diez bonaerenses admiten que no tienen ganas de ir a votar.
Mientras tanto, Milei trata de mantener la mística militante y elevar la moral de su tropa de cara a los comicios, buscando movilizar a electores indecisos apostando a su indignación ante el kirchnerismo. Otros dirigentes, sobre todo en la Tercera Sección Electoral (La Matanza, Lomas de Zamora y los distritos del sur del conurbano), le prenden velas a la izquierda, cuyos candidatos podrían “robarle” algunos votos al peronismo kirchnerista que encabeza la vicegobernadora Verónica Magario.
Lucas Romero considera que, al contrario de lo que muchos piensan, el tema de la participación electoral tal vez no resulte tan decisivo como la capacidad de La Libertad Avanza para captar voto útil. “Hoy el mileísmo viene perdiendo una ventaja posible sobre el peronismo porque parte de sus apoyos potenciales se estarían filtrando hacia terceras, cuartas o quintas fuerzas que ofrecen alternativas no peronistas”, consideró. Según sus estimaciones, se trataría de entre siete y ocho puntos que al gobierno nacional se le están escurriendo a manos de agrupaciones que antes integraban Juntos por el Cambio. Y la coyuntura de las últimas semanas parece ser refractaria a la posibilidad de que esta tendencia se revierta fácilmente.
Hay otro factor que juega en contra de La Libertad Avanza y a favor del peronismo kirchnerista en los comicios de mañana. Es que el hecho de que se trata de una elección provincial y municipal les confiere un protagonismo particular a los líderes territoriales del peronismo, que conducen la mayoría de los 135 intendencias bonaerenses. Esos jefes comunales se preocuparán por llevar gente a votar en comicios donde se empleará el sistema tradicional de votación, sin boleta única en papel, como sí ocurrirá en las elecciones nacionales de octubre.
En los últimos días, hubo incluso algunas dudas de que la Alianza La Libertad Avanza pudiese reunir los 45 mil fiscales que necesitaría para controlar los comicios. En un contexto de internismo como el que viene imperando dentro del propio oficialismo, ni Karina Milei ni Sebastián Pareja, principales responsables del armado de las listas de candidatos, estarían ahora en condiciones de reclamarles más apoyo logístico a otros referentes -tanto de las Fuerzas del Cielo asociadas a Santiago Caputo como a ciertos dirigentes de Pro- que salieron heridos del reparto discrecional en las nóminas de postulantes.
Nunca como en esta ocasión una elección estrictamente provincial ha tenido tanta relevancia. Y nunca debió haberla tenido, pero quienes protagonizan el debate público se preocuparon por darle la identidad de una elección crucial. El peronismo kirchnerista necesita hacer una buena elección en su tradicional bastión para conservar razonables aspiraciones de volver a disputar el poder en 2027. Y Milei planteó estos comicios como una cruzada para terminar con el kirchnerismo.
El dramatismo que los principales actores políticos le dieron a esta contienda electoral no hizo más que trasladarse al mercado financiero. cuyos agentes están expectantes por encontrar indicios que les permitan corroborar si efectivamente la sociedad argentina está apoyando lo que el Gobierno está haciendo en materia económica.
En las últimas semanas, el mercado ha venido descontando la posibilidad de un traspié del oficialismo en la provincia de Buenos Aires, como se vio con la suba del riesgo país hasta alrededor de 900 puntos básicos y la presión sobre el dólar.
¿Cuánto influiría en los mercados una derrota del oficialismo mileísta en los comicios de mañana? Hay coincidencia entre analistas en que si la fuerza de Milei pierde por una diferencia menor a cinco puntos no debería haber mayores consecuencias en la economía. Pero a medida que esa diferencia se acentúe, podría pasarse de la sorpresa al pánico. “Si La Libertad Avanza perdiera por más de ocho puntos, el mercado observaría una erosión del voto blando mileísta que podría dejarlo más cerca del 30%, y si recordamos el 32% que obtuvo Mauricio Macri en las PASO de 2019, podemos advertir que no se puede ganar una elección nacional con ese porcentaje”, reflexionó el consultor Cristian Buttié, de CB Consultora. Por el contrario, una victoria de La Libertad Avanza por apenas medio punto sería más que auspiciosa para el Gobierno y ocasionaría una implosión en el peronismo, según su razonamiento.
Lo cierto es que, tras las adversidades que sufrió en el último mes, hombres fuertes del gobierno nacional hoy reconocen, en términos futbolísticos, que firmarían un empate.
El oficialismo llega debilitado a las elecciones bonaerenses y sus dirigentes firmarían un empate con sabor a victoria Opinión
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