La premonición de Abel Ferreira, el DT que cumplió cinco años y festejó con el imperial triunfo de Palmeiras
 
			Sentado frente al micrófono, con la angustia y la vergüenza de una derrota por 3 a 0 en Quito, el director técnico Abel Ferreira lanzó hace una semana una frase que no resultó solamente un mensaje emocional. El entrenador portugués, en su interior, intuía que Palmeiras tenía los argumentos para revertir la serie de semifinales y clasificarse para la gran cita en Lima, donde se definirá la Copa Libertadores. “Noventa minutos en el Allianz Parque es mucho tiempo”, se despachó, y cerró la rueda de prensa. Trabajó el juego desquite durante una semana y la premonición se cumplió: el Verdão vapuleó 4 a 0 a Liga Deportiva Universitaria de Quito y dirimirá el máximo torneo de clubes que organiza la Conmebol ante Flamengo, el rival ante quien pulsea en el campeonato Brasileirão.
El partido del 29 de noviembre será la segunda final que protagonizarán Palmeiras y Flamengo, que se midieron en Montevideo cuatro años atrás, cuando el festejo se tiñó de verde. Aquella conquista, la tercera de los paulistas, tuvo a Raphael Veiga entre sus jugadores destacados: el volante abrió el marcador en el estadio Centenario. Este jueves, en el Allianz Parque, saltó desde el banco de los suplentes y selló con dos tantos la histórica victoria. Una marca que impone el poderío del fútbol brasileño, capaz de revertir tres goles en 100 minutos, como también enseñar que las últimas siete Libertadores tendrán inscripto en el trofeo a un club de ese país. Además, de esos siete encuentros definitorios, cuatro –con el que se jugará en Perú- lo disputaron dos equipos de Brasil.
Un inicio de manual, con Palmeiras avasallante y Liga de Quito resistiendo. Un comienzo en el que los paulistas, con José Flaco López como eje del ataque, merodearon en cuatro oportunidades en el primer cuarto de hora el arco de Alexander Domínguez. Por arriba, con un cabezazo de Vítor Roque, que minutos antes estuvo a tiro de tomar provecho de un quedo del haitiano Ricardo Ade, y otro de López, que también con una media vuelta exigió al guardavalla ecuatoriano. Sin apuro, pero con intensidad.
Sin desordenarse, aunque por pasajes defendió con dos jugadores el ancho de la cancha. Y como para certificar la peligrosidad, respondió para abrir el marcador con una estocada del paraguayo Ramón Sosa –tras un centro del desequilibrante Allan-, a un cabezazo tibio y sin fuerza de Jeison Medina, que controló Carlos Miguel.
Otra energía rodeó a los dos equipos, opuesta a la asfixia que impuso Liga en el juego de ida y al ahogo que derrumbó a Palmeiras. Eligió otros nombres el entrenador Ferreira, que ejecutó cuatro modificaciones de un encuentro a otro: Bruno Fuchs, Allan, Mauricio y Ramón Sosa reemplazaron a Khellven, Emiliano Martínez, Raphael Veiga y Felipe Anderson para diseñar un 3-4-3. La respuesta de Tiago Nunes tenía un cambio obligado, por la expulsión de Bryan Ramírez; el lugar lo ocupó el chileno Fernando Cornejo. Los ecuatorianos alternaban la composición de la defensa, que podía ser de tres, cuatro y hasta cinco futbolistas.
Los 26 goles que arrastraba Palmeiras en 11 partidos fue una estadística que afirmó el Verdao con el 4-0. Y aunque se enredó por pasajes, exprimió esa ventana que abrió el árbitro colombiano Wilmar Roldán, que marcó tres minutos al tiempo reglamentario en el primer tiempo, aunque se jugaron cinco. Un tiro libre, una pelota trabajada, forzó el segundo festejo y alimentó la esperanza de los paulistas, que se marcharon al descanso a un gol de emparejar la serie y de llevar la definición a los penales: Andreas Pereira se posicionó para lanzar el centro, pero jugó la pelota para Sosa; el guaraní sí envió el balón al área, Vitor Roque ganó en el aire y en el rebote Bruno Fuchs definió de derecha, como si fuera un artillero.
No bajó la intensidad Palmeiras, que demoró tres minutos en volver a martillar. Una combinación con la marca del Mercosur: la habilitación del paraguayo Sosa al uruguayo Joaquín Piquerez, que lanzó la pelota al área para la arremetida del argentino Flaco López. El manotazo del arquero Domínguez ahogó el festejo del atacante correntino. Sin refugiarse en su área, Liga se retrasaba y los contrataques eran demasiado intermitentes y más que provocar dudas en la defensa era una corta bocanada de oxígeno para aguantar el constante repique de la ofensiva del Verdão.
Los ecuatorianos no lograban ganar metros, defenderse con la pelota, que volvía cada vez más rápido sobre su arco. La idea de defenderse con el balón quedaba lejos del plan que trazó Tiago Nunes, que antes del partido señaló: “Palmeiras de local es muy fuerte. La ventaja será importante para el final del partido, no durante”.
Apenas observó que las revoluciones bajaban, Ferreira optó por piernas descansadas: Raphael Veiga y Anderson saltaron al campo de juego para suplantar a Mauricio y a Sosa. Raphael Veiga enseñó la calidad de su pegada en la primera intervención, con un tiro libre que Domínguez rechazó al córner y un puñado de minutos después inició y terminó la jugada del tercer gol: desde la mitad de la cancha puso a correr a Vitor Roque, que después de dominar la pelota dibujó un recorte hacia adentro y habilitó a Rapahel Veiga, que controló y definió en el área chica.
El resumen del triunfo de Palmeiras
De 21 años, Allan replica la desfachatez que tuvieron en el pasado reciente Estevao y Endrick, dos atacantes que Palmeiras vendió a Chelsea y a Real Madrid, respectivamente, sumando 81 millones de dólares. Por la derecha apiló rivales, que lo cercaron contra la línea lateral y el fondo, aunque el juvenil se convirtió en un escapista. Al ingresar al área le cometieron falta y después de las protestas de los ecuatorianos y de la distracción de Vitor Roque, que se apoderó de la pelota para cargar con las mañas que enseñaron los rivales, Raphael Veiga tomó el balón, lo acomodó en el punto penal y ejecutó suave, al medio, y desató la fiesta en el Allianz Parque.
Con carácter, empuje, corazón y fútbol, Palmeiras logró lo que una semana atrás parecía imposible y escribió una nueva página épica en un ciclo fantástico que lidera Abel Ferreira, que cumplió cinco años en el equipo paulista y sueña con más gloria.
 El Verdão vapuleó 4 a 0 a Liga de Quito y jugará la final de la Copa Libertadores ante Flamengo, en Lima Fútbol


 
                                 
                                 
                                
Leave a Comment