La llegada de Sturzenegger: dudas por las fronteras de su cartera y por su voracidad contra la “casta”​

Los continuos viajes de Javier Milei están provocando un efecto indeseado en la gestión doméstica. El Presidente no llega a tiempo, entre periplo y periplo, a resolver cuestiones internas del gabinete. A eso se suma que, en las entrevistas, Milei revela planes que deberían permanecer bajo discreción. Entonces, el problema se agranda.

Eso fue lo que pasó con Federico Sturzenegger, que fue anunciado hace un mes y todavía no tiene definidas las “fronteras” de su cargo. Desde que el Presidente dijo que sumaría al economista “coloso” se desató una novela de intrigas. “Javier ha sido muy claro. Le ofreció un ministerio para ocuparse de la desregulación y de la reforma del Estado. Si Federico quiere otra cosa corre por cuenta de él”, dijeron muy cerca del primer mandatario.

El capítulo más curioso se dio esta semana: trascendió que Milei y Sturzenegger se reunirían el martes para definir el desembarco, pero no lo hicieron. El miércoles no hubo novedades. Y el jueves, cuando estaba agendada otra cita, el jefe de Estado se indispuso por un desayuno con medialunas. Esa noche Milei partió hacia Europa.

“Javier lo anunció a Federico demasiado rápido, se apuró”, se lamentaba un alto funcionario este fin de semana.

Milei regresará al país el martes. El jueves Diputados votará la revisión de la Ley Bases y el paquete fiscal. Toda la atención de la semana próxima estará puesta allí. En especial la del jefe de Gabinete, Guillermo Francos, que es la tercera pata de la negociación con Sturzenegger ya que algunas de sus áreas pasarían a la órbita del economista.

Sturzenegger pretende una cartera potente para aplicar en la práctica el masterplan que escribió en los últimos dos años con miles de reformas. Todavía no se sabe si asumirá en un ministerio o en una secretaría que cuelgue del Presidente. Según pudo reconstruir LA NACION, el economista quiere amplias atribuciones, no porque le interese inmiscuirse en la macroeconomía -territorio de Luis “Toto” Caputo-, sino porque quiere la botonera para ir a fondo contra la “casta”.

“Federico quiere más competencias porque quiere demostrar que puede implementar su megaplan”, resumió un funcionario.

La idea de Sturzenegger genera tensiones en dos planos. De un lado, sobrevuela el fantasma de los cortocircuitos con Caputo. Ellos habían tenido una muy mala convivencia durante la gestión de Cambiemos. Si bien Sturzenegger apunta a la micro, podría haber roces. Por ejemplo: ya tuvieron un entredicho por las prepagas.

Con las idas y vueltas con este tema Milei sumó un ruido en el equipo económico que no existía, coinciden dentro y fuera del Gobierno. Esta semana “Toto” Caputo se mantuvo alejado de toda la cuestión. De hecho, viajó a Neuquén para visitar Vaca Muerta y presenciar anuncios de inversiones. El ministro de Economía reapareció en redes sociales para volver a negar una devaluación. Se lo vio más preocupado en ahuyentar rumores de mercado que en las cuestiones de convivencia en el gabinete.

Tampoco reaccionó el ministro cuando comenzaron a circular comentarios sobre una presunta “línea de llegada” de su mandato. Primero fue el economista Fausto Spotorno, uno de los asesores informales del Presidente, que dijo que “el programa económico de Caputo es de transición” y dio a entender que luego debe haber un plan que apunte al crecimiento. Otras voces del Gobierno mencionaron la salida del cepo como la estación terminal de su gestión. Rápidamente estas voces se acallaron.

“Es mentira que Toto es cortoplacista, el plan de él es de crecimiento. Es injusto que se le achaque esto cuando hace seis meses estábamos evitando una híper”, señalaron cerca del ministro.

Impronta a fondo

La otra arista del desembarco de Sturzenegger está vinculada a su impronta. Quienes conocen al economista destacan que, como ultraliberal, hoy es más voraz que el propio Milei.

En su última aparición pública, Sturzenegger habló de un “Triángulo de las Bermudas” y ubicó en sus tres vértices a “la corporación empresarial, la sindical y el partido peronista”. También definió al PJ como “el gestor de la casta”.

“Acá la duda es qué pasa cuando Federico pasa de la teoría a la práctica. Ya vimos lo que pasó con la primera Ley Bases, que fue demasiado ambiciosa”, apuntó un importante colaborador oficial.

El caso de Sturzenegger se inscribe en un cambio de gabinete más amplio que aún está pendiente. La sanción definitiva de la ley Bases despejará las agendas de los funcionarios para ocuparse de sus organigramas.

Francos heredó de Nicolás Posse ocho secretarías y 18 subsecretarías, pero retendrá sólo un puñado porque pretende conservar un perfil político. Además de conservar a José “Cochi” Rolandi como vicejefe de Gabinete Ejecutivo y a Lisandro Catalán como vicejefe de Gabinete de Interior, tiene interés en algunas áreas estratégicas. Por caso, organismos como el Conicet o la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (Conae).

Cambios

La nueva “Unidad Ejecutora de las empresas públicas”, a cargo de los procesos de privatización, migraría hacia el Ministerio de Economía. Caputo también recibiría la Secretaría de Innovación, Ciencia y Tecnología (en la que asumió Darío Genua), que controla las telecomunicaciones. Sturzenegger, en tanto, absorbería la Secretaría de Transformación del Estado y la Secretaría de Simplificación.

A eso se le suman cambios en otras áreas. El asesor todoterreno, Santiago Caputo, trabaja la reconversión de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI), que volverá a llamarse SIDE (como en los ‘90) y se subdividirá en tres: la seguridad interior, los asuntos exteriores y la ciberseguridad. El estratega trabaja casi a diario con Sergio Neiffert, futuro “Señor 5″ del organismo. Todavía no intervino la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, que considera que debe sumar músculo en la Dirección Nacional de Inteligencia Criminal (DNIC) de su cartera.

La secretaria General de la Presidencia, Karina Milei, por su parte, sumará organismos para encargarse de todo lo referido a la Marca País y la atracción de inversiones.

“La nueva estructura debería salir en diez días”, dijo un ladero de Milei. Todas las modificaciones deben redactarse en un DNU y algunos imaginan un acto “relanzamiento” de la gestión. Nadie descarta que, en el camino, asomen otros cambios en el elenco libertario.

​ Milei volvió a postergar el desembarco del economista, que pretende amplias atribuciones para aplicar su masterplan; los cambios que se vienen en el gabinete  Política 

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