La joven diseñadora argentina que presentará su obra “Cuarto de baño” en la Feria Internacional de Milán​

Cecilia García Galofre fundó Konqrit en 2023. Tres años después, Rossana Orlandi (integrante del destacado circuito de Fuori Salone) la seleccionó para presentar su trabajo en la prestigiosa Semana del Diseño en la Feria Internacional de Milán. Así, a partir del 6 de abril, sus bachas y bañeras de concreto GFRC así como mobiliario de madera para baños, serán expuestos en Italia junto a otras piezas de diseño internacional de talentos emergentes. Luego, seguirán París y Miami.

-¿Cuál es tu formación? En lo formal pero también en lo artístico.

-Soy Diseñadora Textil, me especialice en colecciones textiles para moda durante 10 años. En el medio volví a estudiar e hice un MBA porque quería seguir aprendiendo, ver qué podía hacer de otra manera con el conocimiento y las experiencias que tenía. No tuve formación artística formal, siempre estuve muy inclinada a lo sensible, a los elementos que nos develan un mensaje, a cómo nos impactan en nuestra vida.

Viajé mucho por el mundo para comprender qué existía y qué aún no, cuales eran las novedades. Fueron años que me ayudaron a ver, con ojos críticos, lo que se necesitaba y así poder trabajar en mi propuesta.

-¿Qué es lo que te gusta de tu profesión, y lo que más te cuesta?

-Mi profesión me enseñó el valor de lo que nos cubre y acaricia: las fibras, las texturas, el color, la estampa. Es una composición cotidiana y personal que expresa, es lo que decimos y nos decimos.

En mi caso, al haber trabajado en fast fashion, generando algo nuevo cada 3 o 4 meses porque pasaba de moda y ya no servía, me hizo pensar en qué le devolvía al mundo profesionalmente, en qué contribuía, qué sentido real tenía lo que hacía, pero también como persona: qué hacía con mi vida, con mi tiempo y energía.

-¿Cómo surge tu trabajo con las bañaderas? ¿Cómo aparece la idea, la materialidad…?

-El inicio de Konqrit parte de una unión de circunstancias. Estaba diseñando mi casa porque iba a empezar a construir en un lote que habíamos comprado con mi marido, y quería espacios especiales. En paralelo, el haber visto el mundo con esta perspectiva de buscar lo puro, nuevo, lo que no existe, me llevó más allá de los límites de mi profesión. Sentí la necesidad de gestar algo que –incluso si era para mí– fuera realmente extraordinario, alejado de lo efímero, algo que no solo nos conectara con el aspecto estético que aporta identidad, exclusividad y que hace único a un objeto, sino una belleza real para experimentar desde el sentir. Ofrecer un espacio en el que podamos habitar nuestro interior, vivirlo, celebrar la toma de conciencia de la existencia de ese mundo interno, donde podamos crear recuerdos, momentos de nuestra vida.

Esto me llevó directamente a los espacios íntimos del hogar, el dormitorio, el baño y expresamente a la bañera. Entonces empecé a ver cómo podía darle forma a esta idea, cómo lo podía hacer, fabricar. Investigando, llegué al concreto como material, porque me permitía colorear, dar forma y tenia la resistencia adecuada.

-¿Cómo aparecen colaboraciones con Catalina Ruíz y con Cecilia Pavón, entre otros?

Catalina fue la primer artista que se animó a hacer la locura que le propuse, de hacer bañeras intervenidas. Ella supo entender lo que quería expresar a través del trabajo juntas. Ella es una artista plástica que reinterpreta la naturaleza y nos devela su mágico mundo botánico a través de la pintura, y yo quería volcar su mundo interno a una de mis bañeras y dar luz a un refugio íntimo único.

Con Ceci Pavón sucedió algo parecido, me contacté con ella porque quería plasmar su mensaje de resiliencia, de amor, y generar una pieza de gran impacto visual, que nos interpele. Así, la superficie de la bañera se convirtió en una hoja en blanco donde se transcribieron al inglés, español y francés fragmentos de sus poemas, invitando al usuario-lector-espectador a la reflexión con la cadencia y la lente que ofrece el agua.

-¿Qué cosas surgen en el trabajo colectivo?

-La riqueza de la marca está en que cada pieza tiene su voz propia. En el caso de las colaboraciones, ese valor está en los artistas, en cada uno de sus universos. El arte es, sin duda, un canal que nos lleva a lugares como estos, a un espacio donde, por un momento, nuestra vida se aligera, se eleva y, tal vez encuentra sentido, porque escucha su interior y se reconecta con su propósito. La experiencia sensorial y emocional que el arte proyecta en nosotros, en uno de los espacios de mayor intimidad, el baño, es crear espacios que promueven nuestro sentir.

-¿Qué lugar ocupa la naturaleza en tu vida y en tu trabajo? Desde tu niñez, tus experiencias, tus viajes…

-La naturaleza fue siempre un refugio, un lugar de flores, de aromas, de belleza, de disfrute. En mi casa siempre había canteros, huerta, frutales, arboles enormes, un jardín muy grande. La conexión con uno mismo, el bajar a uno mismo siempre lo relacione mucho a estar en compañía de la naturaleza, con una ventana directa hacia ella. La naturaleza es fuente de inspiración, es medio de expresión.

La naturaleza como el arte son belleza, son un camino hacia algo más profundo, nos trascienden humanamente, nos sacan de lo que teníamos en la cabeza y nos llevan a otro mundo. En ese instante, todo se pausa porque hay algo más grande que nosotros mismos.

-¿Qué significa ir a Milán? ¿Qué objetos vas a llevar?

-Milán es un gran desafío: es estar en el ojo del mundo. Es una gran alegría ser parte de la Milano Design Week, y en este caso siendo invitada por Rossana Orlandi. Voy a presentar “Cuarto de Baño”, un espacio en el cual se exhibirán una bañera y una bacha que crean un efecto sugestivo al fusionar el blanco y negro, un juego de color inspirado en la técnica textil tie-dye. Se integran con mobiliario y carpinterías en piedra regenerada de Silestone, diseñados por mí y realizados por Canteras del Mundo y Cosentino en Milán.

La idea detrás de esta instalación es la de crear espacios íntimos a partir de lo que las piezas evocan; la sensación de fluidez y movimiento del color se traslada a la morfología del mobiliario, a la textura e interacción de sus volúmenes, invitando al usuario-espectador a explorar un ambiente envolvente que habilita a vivir los momentos cotidianos de pausa y autocuidado en una clave diferente.

​ Una diseñadora propone bañaderas y bachas con impronta natural.  Revista Jardín 

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