La impostora. Decía que había sido jueza y la detuvieron por asesinar a un martillero que conoció en el Casino​

A Lorenzo Oscar Castro, de 67 años, lo conoció en el Casino de Río Cuarto. Le dijo que se llamaba Patricia… Patricia Mallo, y que había sido jueza federal, pero a los 65 años estaba retirada. Él era se había ganado fama en General Cabrera, donde vivía, porque era martillero público, corredor inmobiliario y rematador de hacienda. “Millón”, lo apodaban, por lo bueno que era.

Tuvieron una relación sentimental efímera, pero quedaron amigos y socios. El miércoles de la semana pasada, “Millón” Castro tuvo una muerte trágica dentro de su casa, incendiada hasta los cimientos.

Lo que parecía una fatalidad se convirtió pronto, por las sospechas de la familia directa del martillero, en un hecho con visos de criminalidad. Y cuando los peritajes confirmaron que el fuego que había consumido la vivienda había sido provocado intencionalmente, las sospechas recayeron enseguida sobre la última persona que estuvo con Castro: la jueza que, finalmente, no era tal.

La mujer no era Patricia Mallo, sino Gabriela Patricia Alcaraz, que llevaban casi dos años prófuga por otro homicidio. Ahora sí está detenida y enfrenta cargos por los que podría ser condenada a prisión perpetua.

El hecho había ocurrido el 19 de febrero y había sido caratulado provisionalmente como “muerte dudosa”. No obstante, ante las sospechas de los hijos de la víctima, la policía intensificó la pesquisa y halló pruebas contundentes contra Alcaraz.

Testimonios de familiares y el análisis de sus redes sociales permitieron establecer que Castro mantuvo comunicación con su hija el mismo día del hecho y que, en ese instante, se encontraba acompañado por la imputada. El informe de autopsia confirmó que el fallecimiento ocurrió pocos minutos después de dicho contacto.

Gabriela Castro, la hija de la víctima, recuerda que el día del crimen llamó a su padre. En esa conversación, el hombre mencionó que ese día tenía “un negocio importante”. Más tarde, a las 14:46, recibió una llamada de él, quien le pasó el teléfono a la mujer para que la saludara por su cumpleaños.

“Ella me empieza a hablar, a decirme que tenía que entender que mi papá quería a otra persona, que no la quería a ella, pero que iban a mantener una relación de socios y seguir siendo amigos. Yo ni desconfié, pobre mi viejo”, relata Gabriela.

Tales evidencias permitieron a la policía proceder a la captura de Alcaraz en la ciudad de Río Cuarto. En las últimas horas, la detenida fue imputada de homicidio doblemente agravado, por el vínculo y por premeditación, en la causa tramitada ante el fiscal de Río Cuarto Javier Di Santo, uno de los que tuvo en sus manos la investigación por el femicidio de Nora Dalmasso.

Durante los primeros movimientos de la investigación en Córdoba se descubrió que Alcaraz tenía una condena previa en Buenos Aires por un homicidio similar por el cual, en 2023, el Tribunal en lo Criminal y Correccional N°15 de la ciudad de Buenos Aires le había dictado prisión perpetua. A raíz de esta sentencia, Interpol había emitido una orden de captura internacional en su contra.

El comisario mayor Guillermo Tapia, jefe de la Departamental Juárez Celman, señaló que la captura de la mujer fue posible gracias al análisis de cámaras de seguridad y peritajes.

“Determinamos que la mujer, de 65 años, que mantenía una relación con la víctima, nos había proporcionado una identidad falsa”, explicó. “Al confirmar su verdadera identidad, descubrimos que había una orden de captura por parte del juzgado nacional 15 de la Provincia de Buenos Aires, debido a un crimen de características similares, un homicidio doblemente agravado”, agregó.

Asimismo, la fiscalía de Río Cuarto también imputó a la acusada por usurpación de identidad. Según fuentes policiales, utilizaba documentación apócrifa y se presentaba como abogada y exjueza para evitar ser descubierta.

Aunque fijaba domicilio en la provincia de Córdoba, solía modificar con frecuencia su residencia y su apariencia física. Dado que se desplazaba junto a personas de su entorno cercano, no se descartan nuevas detenciones en los próximos días.

La detenida utilizaba el nombre “Gabriela Mallo”, idéntico al de una magistrada en funciones en un juzgado de la ciudad de Buenos Aires. Alexis Alvarenga, abogado querellante en la causa, destacó que la mujer falsificaba su identidad, títulos y profesión con el fin de ganarse la confianza y el respeto de sus posibles víctimas.

“Falseaba identidad, falseaba títulos y falseaba profesión a los fines de captar la atención y respeto de sus posibles víctimas, sumado al temor por una personalidad supuestamente influyente”, indicó.

Las autoridades sospechan que el móvil de los crímenes estaría relacionado con intereses económicos. Se investiga si la detenida aplicaba métodos propios de una “viuda negra”, engañando a sus víctimas para obtener beneficios financieros antes de acabar con sus vidas.

Se espera que en los próximos días preste declaración indagatoria, mientras la investigación sigue en curso para esclarecer si hubo más víctimas o cómplices en sus delitos.

​ Gabriela Patricia Alcaraz ya había sido sentenciada a prisión perpetua en 2023, se hacía pasar por un juez para escapar a la policía.  Seguridad 

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