La educación sexual en Paraguay advierte sobre la “ineficacia de los preservativos” y que el amor “dura para siempre”
ASUNCIÓN.- Pese a que las leyes en materia de derechos y educación sexual avanzaron exponencialmente en los últimos años con el crecimiento de los movimientos feministas, algunos países aún continúan estancados en el tiempo y se rigen por los ideales de los sectores más conservadores de la sociedad. Tal es el caso de Paraguay, que recientemente respaldó por primera vez un plan de estudios nacional de educación y salud sexual que promueve la abstinencia, se refiere al sexo como “la invención de Dios para las personas casadas”, advierte sobre la “ineficacia” de los preservativos y no menciona nada sobre las distintas orientaciones o identidades sexual.
El país latinoamericano -que tiene la tasa más alta de embarazos adolescentes en toda la región- se caracteriza por una amplia presencia de activismo conservador, marcado por el poder de grupos de derecha aún muy presente y el gobierno del Partido Colorado durante 76 de los últimos 80 años.
Por su parte, los activistas por derechos para la comunidad LGBTQ+ y de acceso público como el aborto legal se enfrentan a algunas de las leyes más estrictas del mundo: en Paraguay, la intervención voluntaria del embarazo está prohibida y se condena con cárcel aún en casos de incesto o violación.
Según informó The Associated Press, muchas de las madres jóvenes explicaron que fueron madres en la adolescencia ya que en el país no se fomenta que los padres hablen con sus hijos acerca de educación sexual y los informen sobre los cuidados que hay que tener en cuenta a la hora de mantener relaciones sexuales.
“Hay una cultura judeocristiana que aún prevalece ampliamente en Paraguay. Naturalmente, hay una resistencia a todo lo que vaya en contra de esos principios”, dijo Miguel Ortigoza, un defensor clave del plan de estudios y pastor evangélico de Capitol Ministries, una organización sin fines de lucro con sede en Washington que dirigió estudios bíblicos para el gabinete del expresidente estadounidense Donald Trump.
“Ahora las leyes en todas partes permiten que las niñas maten a sus bebés, pero Paraguay es uno de los pocos países que quedan que dicen no por el bien de Jesús”, agregó Óscar Ávila, gerente de un refugio antiaborto para madres jóvenes en la capital de Paraguay.
El controversial plan de estudios -llamado “12 Ciencias para la Educación de la Sexualidad y Afectividad”- está programado para ponerse en prueba piloto en septiembre de este año en cinco regiones orientales, antes de implementarlo en todo el país. Según el planteo, cada libro corresponde al grado de los niños, y funcionan como una forma de “enseñar moral y proteger a los jóvenes”.
“El texto es muy peligroso; es una afrenta a la ciencia”, dijo la senadora izquierdista Esperanza Martínez durante un comité gubernamental convocado recientemente para debatir el plan de estudios. Por su parte, el ministro de Educación paraguayo, Luis Fernando Ramírez, restó importancia al tema y subrayó que todavía hay tiempo para mejorar el plan de estudios antes de implementarlo: “No hay ninguna erogación de dinero del estado, entonces no hagamos juicio hasta que podamos profundizar, trabajar y ver”.
En 2017, Paraguay se convirtió en el primer país en prohibir los debates escolares sobre la identidad de género, y así en un pionero para los populistas europeos y los gobernadores republicanos de Estados Unidos.
El plan de educación sexual
“Es una verdadera batalla por la vida, la familia, los verdaderos derechos de los niños y la libertad de los padres en la educación de sus hijos”, dijo la autora del programa, María Judith Turriaga. “Es la razón por la que (los padres) han luchado para que entre en la escuela pública”, agregó.
El plan instruye a los niños a tratar a los demás con respeto y cultivar relaciones saludables, pero desalienta la anticoncepción y hacer cumplir las normas de género tradicionales. Además, al referirse a la masturbación, dice que “psicológicamente hablando, trae problemas de frustración y aislamiento” y agrega que “el amor marital dura para siempre”.
En tanto, advierte que a las niñas hay que “advertirles acerca del impacto que genera en el varón su forma de vestir o comportarse”, y que a partir de la pubertad femenina “el cuerpo se preparará durante varios años para ser esposa y madre”. Los 12 libros también están llenos de afirmaciones como: “(Los niños) no perciben con claridad los sonidos muy agudos de la voz humana”, y cualquier referencia al sexo lo hace en relaciones heterosexuales.
Sin una educación verdaderamente inclusiva que te permita entender tu realidad, da miedo”, dijo Yren Rotela, una activista trans cuya identidad como mujer a los 13 años la empujó a la servidumbre sin paga debido a sus deudas y al trabajo sexual en un país donde la identidad transgénero no está legalmente reconocida, no hay una legislación que reconozca los crímenes de odio y la discriminación está ampliamente extendida.
“Es muy fácil en este país, con nuestra dictadura muy reciente, crear proyectos autoritarios que juegan con los miedos de la gente y generan odio”, dijo Adriana Closs, presidenta de Familias por la Educación Integral en el Paraguay (Feipar), un grupo que promueve la educación integral laica y con base científica. Y agregó: “Estamos viendo a sectores políticos aprovechar esto debido al contexto internacional favorable”.
Por su parte, los legisladores paraguayos que defienden la medida consideran que los movimientos actuales forman parte de una “conspiración occidental para feminizar a los niños y hacer que las niñas sean lesbianas”.
Antes de las elecciones parlamentarias de 2023, una transferencia anual de fondos de la Unión Europea (UE) al Ministerio de Educación y Ciencias de Paraguay sumió a los políticos en una batalla, ya que los acusaron de “adoctrinar a los niños sobre la ideología de género” a través de su acuerdo de financiación llamado “Transformando la Educación”.
Finalmente, el Senado rechazó por poco un proyecto de ley que había pasado rápidamente por la Cámara baja y que ordenaba a las autoridades revocar los fondos de la UE, que en realidad apoyan iniciativas contra el hambre.
La historia de Diana Zalazar
“Yo no decidí ser madre”. Eso dijo Diana Zalazar, una mujer de 39 años que a los 15 empezó a notar que su cuerpo estaba atravesando una serie de extraños cambios. Luego de asistir a diversos médicos por la sospecha de un posible tumor en el estómago, un ecógrafo le avisó que estaba transitando su sexto mes de embarazo.
La joven había tenido relaciones sexuales por primera vez recientemente sin saber que así podría quedar embarazada. “No tuve la oportunidad de elegir porque no tuve la información”, dijo la mujer, que también contó la vergüenza que significó criar a su hijo tan joven en una sociedad muy crítica.
Agencia AP
El país tiene la tasa de embarazos adolescentes más alta de toda América Latina; las fuertes reacciones conservadoras no permiten el avance de las leyes El Mundo
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