La Bella y la Bestia llegan al Colón a la manera de Jean Cocteau y Philip Glass​

El universo creativo de Jean Cocteau fue para el compositor Philip Glass una fuente de inspiración importante. A tal punto que, dentro de su catálogo, hay un tríptico que involucra la obra del multifacético artista francés. En menos de diez años, Glass abrevó en la producción del galo para resignificarla desde la música. En 1994 estrenó la ópera-film La bella y la bestia (La Belle et la Bête), basada en la película que Cocteau estrenó en 1946. Dos años después presentó otra ópera basada en el libro de 1929 Los niños terribles (Les Enfants Terribles) y fundamentalmente en la versión para la pantalla grande creada dos décadas después, con guion del propio autor y dirección de Jean-Pierre Melville. El último trabajo del tríptico es Orfeo (película de 1950) que Glass llevó a la música en 2003. Este inventario viene a cuento porque el Teatro Colón estrenará el viernes 19 dentro de su ciclo “contemporáneo”, una versión de La Bella y la Bestia. Y lo singular del hecho es que por primera vez no estará interpretado por el Philip Glass Ensamble.

Esta versión contará con la participación del Ensamble ArtHaus. Serán 27 músicos y un elenco de cantantes integrado por Jaquelina Livieri (La Bella), Víctor Torres (La Bestia / Avenant), Constanza Díaz Falú (Félicie), Daniela Prado (Adélaïde), Alejandro Spies (Ludovic / El Oficial del Puerto), Gustavo Gibert, (El Padre / El Usurero). Todos a las órdenes del director Pablo Druker.

Aunque no demasiado repetido, Philip Glass es un nombre y apellido con buena presencia en la programación del Teatro Colón. De hecho, Einstein on the beach, de Glass y Robert Wilson, tuvo una versión en 2023 y una reposición al año siguiente. En una charla con Martín Bauer, Director del CETC y quien lleva adelante el ciclo Colón Contemporáneo, como fundador y curador, surgen algunas pistas sobre el personaje y la obra.

En principio se podría pensar (con mucho prejuicio, sin duda) que la obra de Glass (o al menos algunas de sus producciones) podría ser más accesible que la producción de otros compositores al oído del público no habituado a la música contemporánea. “Yo no diría que necesariamente Philip Glass sea un compositor más accesible, porque eso siempre depende de quién escuche. Para algunos si, para otros no -explica Bauer-. Sin ninguna duda la presentación y el éxito de Einstein on the Beach nos hizo pensar que debíamos hacer nuevamente algo con su música. De eso se trata también el programa Colón Contemporáneo: una conversación imaginaria con el público, y en esa conversación estaba Philip Glass. Sin duda. Pero por sobre todas las cosas es un gran compositor con un pensamiento artístico muy creativo y singular. Sus trabajos sobre Jean Cocteau o Samuel Beckett lo demuestran. En ese sentido sí, Glass es accesible. Abre puertas. Por eso lo elegimos”.

¿Por qué la elección de La Bella y la Bestia? Según el director, porque este título remite directamente a Jean Cocteau, que fue un artista absolutamente singular y fundamental del siglo XX. “Entre muchísimas obras como novelista, poeta, pintor y dramaturgo, también fue director de cine y filmó en 1946 La bella y la bestia, que es una joya del cine fantástico. La posibilidad de presentar cine, una película entera, con música en vivo y con un elenco de cantantes excepcionales nos parecía particularmente atractiva. No nos olvidemos, además, que Cocteau -tan cercano a Satie o Stravinsky- fue el autor de La voz humana, una obra ligada a la ópera para siempre”

Con la historia (en blanco y negro) proyectada en pantalla, y la orquesta de cámara ampliada y las voces en vivo, a primera vista (y escucha), es una pieza singular porque resulta una ópera que nació en “versión de concierto”. Sin embargo, también se puede entender como el “doblaje” de una película, no a otro idioma sino al “lenguaje ópera”. Y eso obviamente traspasa ese sentido de doblaje (de recurso técnico) y directamente convierte a la creación de Cocteau en una obra nueva.

La lectura más profunda la aporta Bauer: “Glass logra en este trabajo mantener la atmósfera lírica de las óperas, lo que requiere y supone una gran técnica compositiva. Es evidente que tiene a la tradición operística en la oreja. En este caso mucho más que en Einstein… Diluye cualquier jerarquía que pueda haber entre las imágenes y la música, y crea un objeto nuevo. Cocteau quería ‘una música que se pudiera habitar como uno habita una casa’. Philipp Glass lo logró. Recordemos que La Bella y la Bestia es un poema visual como también lo es otra genial película de Cocteau La sangre de un poeta. Ambos dos (Cocteau y Glass) consiguen en este trabajo algo muy difícil y venturoso: piensan para adelante.”

¿Con qué tipo de partitura se va a encontrar el oyente? Con una que mantiene las estructuras repetitivas características de la música de Glass: patterns rítmicos, ostinati, motivos cortos en obras largas y un pulso que no cesa. “Pero hay una gran novedad -advierte Bauer-: una preocupación por la sincronía entre las partes cantadas y los diálogos originales del film, que lo obligó a un trabajo minucioso y absolutamente original. Se escucha lo que se ve y se ve lo que se escucha. No es minimalismo. Es maximalismo”, completa.

Para agendar

La Bella y la Bestia. Ópera de Philip Glass para el film de Jean Cocteau (cine con música en vivo). Por el Ensamble ArtHaus, con dirección musical de Pablo Druker. El viernes 19, a las 20.

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