La agricultura del NOA y del NEA tiene mucho más para dar
La agricultura argentina se caracteriza por una importante variación en las condiciones de clima y suelo en las que se lleva a cabo. En lo que respecta a cultivos de grano podemos distinguir entre la Región Pampeana (RP), de clima templado y la Región Extra-Pampeana (REP) del NOA y NEA, donde en general imperan condiciones subtropicales.
La producción de la REP tradicionalmente se especializó en cultivos como la caña de azúcar, el arroz, los cítricos y el algodón. Sin embargo, en los últimos 35 años aumentó en forma muy importante el área sembrada con cultivos, y en particular la soja. En efecto, entre los primeros años de la década del 1990 y 2022, la participación de la REP en el área sembrada con cultivos de grano aumentó del 6 al 15 % del total nacional. La producción de esta región se constituye así en un importante componente de la producción total del país.
La producción en la REP enfrenta múltiples desafíos. Esa importante variabilidad climática tiene como consecuencia una significativa variabilidad interanual de ingresos. En comparación con la RP, los menores rindes promedio, unidos a mayor distancia a puertos resulta en márgenes más estrechos y, en consecuencia, una mayor probabilidad de no poder cubrir costos. A esto se suma la fragilidad de suelos y por ende un mayor riesgo de deterioro de estos ante uso agrícola continuado. Las altas temperaturas y las lluvias intensas en la estación de siembra predisponen a procesos erosivos cuya severidad ha sido señalada en varios estudios: son aspectos adicionales de importancia.
Los incrementos de productividad observados en las últimas tres décadas en la REP han sido algo menores a los de la RP. En efecto, tomando como valor igual a 100 a la productividad promedio de la tierra (índice de producción dividido por índice de hectáreas sembradas) en el período 1990-94, el valor observado en el período 2019-2024 fue de 143 la RP, pero 141 en el NOA y 117 en el NEA. Pero mientras en este mismo período, la superficie casi se duplicó en la RP, en el NOA se multiplicó por cinco, mientras que en el NEA se multiplicó por tres.
¿Cómo calificar la performance de la agricultura de las regiones NOA y NEA, por un lado, en comparación con la de la RP por otro? Algunos técnicos advierten que los incrementos de rinde logrados en la REP han sido obtenidos en suelos que venían de pasturas o monte, que no podrán mantener productividad al ser sometidos a agricultura continua. Si bien este argumento es atendible, dado precios relativos razonables, puede esperarse que parte o todo el deterioro pueda revertirse incrementando el uso de fertilizantes y, especialmente, prácticas conservacionistas. Estas últimas en algunos casos requieren inversiones importantes (laboreo en contorno, terrazas) y podrán ser adoptadas sólo si existen mínimas condiciones para ello. El mensaje aquí es que la opción no es “agricultura sí o no” sino qué tipo de agricultura se realiza.
Investigación
Pero el importante crecimiento del área sembrada en el NOA y NEA lleva a otra reflexión: ¿Ha aumentado en forma paralela en esta región la inversión en I&D por parte tanto de entes oficiales como privados? En el caso del sector privado, los incentivos que enfrentan las empresas semilleras para la creación de nuevas variedades son directamente proporcionales al tamaño de mercado al cual apuntan los nuevos cultivares: 34 millones de hectáreas de agricultura de la región pampeana tiene mayor atractivo para estas empresas que las 4 o 5 que suman NOA y NEA. Es lógico entonces que la prioridad de desarrollo apunte a la primera. A esto se suma la gran heterogeneidad de situaciones agronómicas existente en NOA y NEA, lo cual reduce aún más el tamaño de mercado para cierto material genético.
Acompañar la fuerte expansión agrícola del NOA y NEA requiere alinear incentivos para balancear correctamente la oferta de nuevas tecnologías (genética, predicción climática, diagnóstico de suelos, prácticas agronómicas) con la demanda sitio-específica de esta. En el caso de entes públicos (INTA y Universidades), un análisis detallado de beneficios y costos de diversas iniciativas resulta condición necesaria para asignar recursos en forma razonable. Pero en la Argentina existen muy pocos antecedentes de evaluación ex-ante de iniciativas de este tipo, y aún menos frecuente es contar con evaluaciones ex-post que echen luz sobre que resultados se obtuvieron, y que podría haberse hecho mejor.
Preocupación genuina por la sustentabilidad en el tiempo de la agricultura del NOA y NEA, unido al debate sobre temas complejos como el paulatino desmonte, no deberían oscurecer el logro representado por una significativa expansión agrícola, que por lo menos hasta el momento, ha mantenido a aún aumentado la productividad por unidad de superficie. El eventual bienestar y desarrollo de las comunidades locales resulta una importante métrica a tomar en cuenta al momento de evaluar los resultados de este complejo proceso.
El autor integra la Academia Nacional de Agronomía y Veterinaria y es docente en la Universidad del CEMA
La expansión agrícola en el norte del país requiere del alineamiento de los incentivos para lograr un balance en la oferta de tecnologías innovadoras Agricultura
Leave a Comment